Thought I can't see you/can see you •JakeHoon•

Capítulo 10

—¿Sunghoon, eres tú? —dijo la voz.

Me volví y encaré a un chico increíblemente atractivo de cabello oscuro y ojos marrones.

Sunghoon se volvió lentamente y pude ver la expresión de lástima en el rostro del chico de cabello negro.

—¿Heeseung? —inquirió Jay con el ceño fruncido. —, ¿Se conocen?

Sunghoon se puso de pie de golpe e intentó abrirse paso entre las mesas para alejarse.

—Sunghoon... —dije intentando detenerlo.

Un mesero llevaba una bandeja con platos y tazas vacías. Sunghoon tropezó con una silla y fue a dar justo donde el mesero se encontraba, cayendo al suelo estruendosamente. El sonido de los platos y las tazas quebrándose hizo que todos en el lugar guardaran silencio.

Corrí para ayudar a Sunghoon a levantarse y en cuanto se puso de pie, salió precipitadamente del lugar.

—¡Sunghoon! —grité mientras me volvía a la mesa y tomaba mi chaqueta y la de Sunghoon junto con mi bolso para salir corriendo tras él.

Cuando llegué a la calle, miré hacia a todos lados intentando encontrarlo.

—¡Sunghoon! —grité a la nada.

Mi corazón latía frenético dentro de mi pecho, las manos me sudaban y mi respiración era pesada. Estaba aterrado y nervioso. ¿Dónde diablos estaba?

Pude mirar una figura caminando por la calle y no tardé absolutamente nada en saber de quién se trataba.

—¡SUNGHOON! —grité.

Comencé a correr. El frío de la noche calaba mis huesos y quemaba mis pulmones con cada respiración que daba. Me maldije mentalmente por no llevar la chaqueta puesta pero no iba a parar hasta alcanzarle.

Él se detuvo en seco y yo me estampé contra su espalda fuerte. Me tambaleé por el golpe y comencé a respirar pesadamente.

Él se volvió hacia mi con expresión furiosa y frustrada.

—¡Quiero estar solo, maldita sea! —me espetó.

Sus palabras no me golpearon tanto como su expresión dolorosa. Un nudo en la garganta se apoderó de mi impidiéndome hablar y los ojos se me abnegaron en lágrimas. Yo había sido el culpable de ése encuentro con su pasado. En ningún momento se me había ocurrido que quizás Jay invitaría a Heeseung y todo ésto pasaría, pero debía haberlo previsto.

—Perdóname, por favor —dije con al voz entrecortada por el nudo que sentía en mi garganta.

Sunghoon frunció el ceño. —¿Q-Qué? —dijo confundido.

—Perdóname, por favor. De no ser por mi —me obligué a tragar el nudo de mi garganta para poder continuar hablando —, nada de ésto habría pasado.

Él alzó la mano hasta alcanzar mi mejilla y paseó su pulgar por mi piel sensible. Su caricia me provocó escalofríos por todo el cuerpo.

—No tengo nada que perdonarte. No es tu culpa —musitó con expresión triste.

—¿Entonces, por qué me siento tan culpable? —dije sin poder evitar que lágrimas calientes salieran de mis ojos.

La expresión de Sunghoon cambió a pánico total. Sus manos se posaron en mis mejillas e intentó limpiar las lágrimas que no paraban de salir de mis ojos.

—¡Hey!, ¡Hey!, no llores, Jake —dijo con voz ronca y dolida. —. No es tu culpa.

Puse mis manos sobre su pecho y arrugué su camisa entre mis puños mientras reprimía los sollozos que amenazaban por salir de mi garganta.