veneno

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"¡Abre esta maldita puerta!"

Louis tira obstinadamente del picaporte, una, otra y otra vez.

"¡Abre la puerta!", grita, golpeando sus puños contra ella.

Esto no es divertido.

Esto no es bueno para él, es exactamente lo contrario de lo que quiere.

Esto podría matarlo.

"Lo juro por Dios", grita, agachándose y hablando a través del ojo de la cerradura. "Voy a matarlos a todos".

Puede oírlos hablar ahí fuera, no puede distinguir lo que dicen pero...

"Sé que están ahí", sisea. "Déjenme salir".

Es Zayn, es él de nuevo, quien interviene.

Louis realmente lo va a matar.

"Te voy a dejar salir, bebé". Le dice. "Una vez que tú y Harry hablen".

Louis puede sentir que su sangre se congela positivamente dentro de sus venas.

"Abre la puerta" es todo lo que puede decir. "Abre la puerta".

Oye a alguien chasquear la lengua, luego la risa de Niall, esa risa extremadamente nerviosa que lo sobresalta y lo hace saltar cada vez.

"Eso es todo lo que tienen que hacer, chicos". Continúa Zayn. "Sólo hablar. Les esperaremos en el salón".

Louis jadea, se aferra más a la fría manilla.

Luego traga saliva, oye que se alejan y "¡Espera!", grita. "¿Qué demonios quieres decir con que nos van a esperar...?" se detiene, porque acaba de decir nos, acaba de decir eso. Respira. "¡¿Cuando tú nos encerraste aquí como dos malditos animales?!"

Liam es el que tiene una respuesta esta vez.

"No se preocupen", responde casualmente. "Los revisaremos de vez en cuando".

Liam sí tiene una respuesta.

Sólo que es una mierda.

"¿Quieres que la rompa?"

Louis no puede ocuparse de él en este momento.

Le oye inspirar, prepararse para decir más estupideces, probablemente.

"Tal vez podría usar, uh, no sé. Oh, espera. Esta silla. Podría tratar arrojarla contra la puerta".

Más estupideces es.

Le oye tomar otro respiro.

"O tal vez podríamos simplemente hablar. Quiero decir –"

"Tal vez podrías cerrar tu maldita boca". Louis murmura, presionando su frente contra la pared.

Lleva ahí sentado lo que parece un siglo, pero probablemente sean más bien cinco minutos.

Cinco minutos que, si se multiplican por tres insoportables meses sin ver a Harry después de dos años de una dichosa relación, más lo poco que le importa a Louis ahora – que es cero, por cierto – y se divide por el número de veces que se ha prometido a sí mismo que nunca le perdonaría, equivale exactamente a un siglo.

Ha estado sentado en el suelo durante todo un siglo, y cada segundo se siente como días, cada palabra que sale de la boca de Harry se siente como veneno, todo lo que ha intentado para abrir la maldita puerta no funciona.

Eso incluye patadas, puñetazos, tirones, empujones, maldiciones, gritos y un montón de amenazas de muerte.

Pero ninguno de los chicos los escuchó, porque están en la sala.

time outDonde viven las historias. Descúbrelo ahora