Stephanie
Me preocupa el silencio de David, sé que no se llevaba bien con su padre, es más últimamente estaban enfrentados, pero sé que le ha dolido su muerte, y le entiendo yo estaría igual.
Cuando mi suegra me explico todo lo que estaba sucediendo, corte la llamada no sin antes despedirme, para seguidamente acercarme a mi novio que no lucia mejor que minutos atrás.
Solo pude abrazarlo tratando de mostrarle mi apoyo, ya que no soy buena para consolar. Estuvimos abrazados durante unos veinte minutos, hasta que de pronto se separó de mí como despertando de un profundo sueño, me miró con culpa y entonces comprendí, el cree que si lamenta la muerte de su padre me estaría traicionando ¿Cómo me enojaría por tal cosa?
-¿Irás?-pregunto en un susurro mientras acaricio sus cabellos. Hace media hora que estamos recostados, y él me abraza como temiendo que me escapara de sus manos, y yo por mi parte solo reparto caricias por su cabeza con la intención de tranquilizarlo.
-No, no sé...-dice en voz baja.
-Es tu padre.-digo, bueno mejor dicho era.
-Sí, pero mi padre se metió con la mujer que amo.-explica e inmediatamente agarro su rostro con ambas manos para que me mire.
-No importa, sé que te duele y está bien, al fin de cuentas es tu padre y tú eres un hermoso ser humano, lo raro sería que no te afectará.-le digo con voz suave.
-Me hubiese gustado tener una mejor relación con él, pero no se pudo. Iré, no puedo dejar a mi madre sola en estos momentos.-dice al tiempo que se sienta en la cama.
-¿Pue... puedo ir contigo?-pregunto tartamudeando.
-¿Estás segura?-pregunta cauteloso, a lo que asiento de inmediato, es mi momento de apoyarlo y lo haré.-Bien, no te lo propuse porque creí no querrías... gracias a mi padre terminaste en la clínica.-dice lo último sintiéndose culpable.
-Lo sé, pero no iré por el sino que por ti y por tu madre.-aviso.
-Bueno, siendo así me daré una ducha rápida y después nos iremos.-me informa para seguidamente levantarse de la cama con dirección al baño.
Me levanto suspirando, me encamino hacia el ropero para sacar ropa acordé a la situación.
Una vez, estoy vestida me acerco al tocador que es donde tengo un poco de maquillaje, me aplico base tratando de ocultar los golpes, ahora resulta que iré al velorio de la persona que me mandó a matar. Lo haces por el hombre que amas.-me recuerdo.
Cuando escucho que apaga la ducha agarro un pequeño bolso para guardar lo necesario, y en el momento que sale ya me encuentro lista, él me regala una pequeña sonrisa que devuelvo de inmediato. Al darme cuenta de que solo lleva una toalla mi rostro se tiñe de carmín.
-¿Enserio?-pregunta divertido, pero ni así veo ese brillo en sus ojos, está triste eso se nota a leguas.
-No sé a qué te refieres, cariño.-digo haciéndome la desentendida.
-Lo dejaré pasar.-dice para dirigirse al ropero.
-Yo... iré a la cocina.-digo tragando grueso, es guapísimo, pero no es momento de pensar en eso.
-Ven, conejito.-escucho que dice cuando estoy por cerrar la puerta por lo que vuelvo a ingresar a la habitación para acercarme a él.-Gracias, mi vida.-dice para seguidamente abrazarme por tercera vez en el día.
-No agradezcas.-le digo.-Te amo, y estaré siempre para ti.-aseguro.
-Te amo, amor.-dice separándome unos centímetros y para así quedar cerca de mis labios, sin perder tiempo nos besamos.
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Mi amor prohibido
RomanceStephanie Becker es apenas una niña para muchos, pero otros la consideran una mujer exótica, como es el caso de David Williams. Su amor es prohibido, ella no es mas que una cría de 20 años, y por si fuera poco es la hermanita de su mejor amigo, a s...