Eclipse. [Kookmin]

Bello y triste.

Durante toda la cena Yoongi no dejo de ver a Jimin ni un solo segundo.

Lo miraba fijamente como diciéndole con la mirada que algo sabía.

— Padre.

Hablo por fin quitando la mirada de él y dirigiendose ahora hacia su padre.

— ¿Si?

— Hoy en mis clases me hablaron un poco sobre la historia del reino, de como hubo una guerra por el poder y todo eso. Nada que no sepamos todos.

Jimin removió su tenedor por todo el plato.

— Me preguntaba si podría decir lo que piensa sobre aquellos acontecimientos.

— Yoongi, yo creo que nuestro padre ya nos ha dicho esas cosas antes. — Lo miro.

— Solo quiero volver a escucharlo. Si no es mucho pedir padre.

Jimin volvió a mirar a su padre.

— Bueno, desde que tenía su edad sabía por completo lo que había pasado en aquel entonces, me interesaba demasiado el tema. Es nuestra historia así que aún lo hace. — Tomó una posición más cómoda recargando sus codos en la mesa. — Nuestro reino seria aún más grande y fuerte si no nos hubieran quitado la mitad de todo, seríamos incomparables.

Siempre había querido ser el mejor, eso incluía ser el más poderoso.

— Ellos no nos quitaron nada, fue un acuerdo, un trato de paz. — Hablo Jimin bajando la cabeza.

— Si, lo fue. Pero antes de eso ellos querían todo, perdimos muchas vidas. Nos traicinaron. Esas personas jamás serán perdonadas, al menos no por mi y mi familia.

— Pero ellos también son parte de la familia ¿no es así? aunque la sangre a cambiado mucho descienden de la misma rama.

Su padre lo miro.

— Ellos no son nuestra familia, su sangre es diferente. Para nosotros ellos no son nada. Ellos son malos, perversos y siempre serán considerados traidores.

— Pero quizá no son así, los tiempos han cambiado. Quizá sea momento de cambiar esa forma de pensar.

— Jimin basta. — Su madre hablo muy bajo solo para que él lo escuchará.

— Solo digo que es momento de poder superar el pasado, eso fue hace muchísimos años, ni siquiera existe una sola persona en todo el reino que haya vivido aquella guerra, ¿entonces para que seguir con ese rencor?

El fuerte sonido de la mesa ser golpeada lo hizo callar.

— ¿Rencor?

Se puso de pie.

— Tú no tienes idea de nada. Ni ellos tampoco.

La forma en la que sus ojos lo miraron y el tono de voz con el que lo dijo le provocaron miedo.

— Cariño. — Se puso de pie. — Por favor terminemos de cenar.

— Ya no tengo hambre.

Lo vieron marcharse.

Él siempre se veía muy aterrador cuando estaba molesto.

— Yo tampoco tengo hambre. — Se puso de pie. — Iré a mi habitación.

— Jimin. — Su madre intento detenerlo.

— Déjalo, yo iré a verlo. — Se levantó. — Deberías comer.

Ella se quedó mirando como todos se iban.

Se había quedado sola.

— Jimin espera. — Caminaba detrás de él.