Kara Zor-El es la clave

120 21 2
                                    

Cuando llegamos a la aldea, vi como muchos se alegraron de nuestro regreso.

Fuimos directas al templo, para informar a los sabios.

Yo seguía perdida en mis pensamientos, mientras Lena les explicaba nuestra aventura por el Yucón.

Los sabios escuchaban atentamente sin quitarme los ojos de encima.

Cuando mi compañera acabó el relato, le pidieron que saliera del templo, ya que tenían que hablar conmigo a solas. Lena puso su mano en mi hombro y me susurro que respira hondo y estuviera tranquila.

El más anciano me explico que ya esperaban esa noticia. Me dijo que el primer libro escrito por la vidente, hablaba de la reencarnación de Kara Zor-El, ya que era más poderosa que Kal-El y en sus manos tendría el destino de la humanidad.

Rao había dispuesto una zona donde la elegida tendría que realizar unas pruebas, para saber si era digna de decidir. Le pregunté qué tipo de pruebas y me respondió que solo lo sabía Rao.

Solo tenían un mapa donde estaba marcada la ubicación. Tendría que superar correctamente todas las pruebas para llegar a la última, dónde decidiría el destino de la humanidad. Los sabios esperaban que tomará la decisión correcta.

Les respondí que haría lo que fuera más justo. Agarrar el mapa y me marché del templo. Lena estaba esperándome, cuando me vió, se acercó a mi con una gran sonrisa y me besó. Me preguntó cuando partíamos y le respondí, que primero iríamos a casa a descansar. Porque saldríamos al alba.

Cuando llegamos, lo dejamos todo listo para nuestra partida, fui al baño para preparar una bañera con agua caliente, no sabía cuándo volvería a poder tener comodidades. Me desnudé y me sumergí en el agua caliente, sintiendo cómo el calor relajaba mis músculos.

Lena entró desnuda en el baño y me preguntó si le hacía un sitio.

Se colocó detrás mio y me rodeó con sus brazos. Giré la cabeza para buscar sus labios y nos besamos tiernamente.

Apoyé mi cabeza en su pecho y cerré los ojos, dejándome llevar por la sensación de tranquilidad. Lena empezó a acariciar mi espalda y luego mis hombros. Me susurró palabras de amor que me llenaron de calidez, pero aunque sentía lo mismo, las palabras no podían salir de mi boca.

Lena me miró y me dijo que no me preocupase, que cuando estuviera lista, hablaría de mis sentimientos. Sus caricias eran suaves y reconfortantes, y me hizo sentir segura. Mientras exploraba mi cuerpo con ternura, me transmitía calma y afecto.

Noté cómo su mano empezaba a bajar por mi cuerpo y jugó con mi intimidad, sonrió mientras me besaba el cuello y me dió pequeños mordiscos en el lóbulo.

Mi respiración se entrecortaba con sus movimientos, con su otra mano, jugaba alternamente con mis pechos y pellizcaba suavemente mis pezones. Gemí cuando introdujo sus dedos suavemente. Mi respiración se agitó con cada movimiento y mis caderas iban al compás, busqué su boca y me agarré fuerte a los bordes de la tina.

Cuando no pude más, llegué al clímax y rompí la bañera, las piernas me temblaban, Lena sonrió y me preguntó si estaba bien, mientras me besaba. Le dije que estaba estupendamente y le pedí que fuéramos a la cama.

Le pregunté si confiaba en mi y me respondió que lo hacía ciegamente. Le até las muñecas al cabezal de la cama. La besé con ansia, fui saboreando su cuerpo con mi lengua, me detuve en sus pechos y los apreté entre mis dedos, mordisqueé y succioné sus pezones y sentí como su cuerpo se estremecía y se le escapó un suspiro.

Bajé más y llegué a su intimidad caliente y húmeda. Succioné su clítoris y lentamente introduje mis dedos, Lena gimió y levantó sus caderas, pidiendo que la aliviara. Sin dejar de succionar el órgano palpitante, empecé a mover mis dedos, sincronizado con el movimiento de sus caderas. Su respiración se aceleró y me suplicó más.

Aceleré mis dedos hasta que Lena gritó mi nombre y su cuerpo sufría espasmos de placer, retiré lentamente mis dedos y los lamí, para no perderme nada de ella. Le desaté las muñecas, mientras la besaba.

Estábamos sudadas y con las mejillas sonrosadas, me miró fijamente y me devolvió los besos entre risas.

Me dijo que, para ser nuestra primera vez, había sido maravillosa, y no pude más que coincidir con ella.

Nos acurrucamos y nos quedamos dormidas, sintiéndonos satisfechas.

Aún era de noche cuando despertamos. Desayunamos entre sonrisas y miradas llenas de complicidad.

Salimos de nuestra casa, listas para comenzar la aventura que nos esperaba.

Durante el viaje hacia el lugar señalado en el mapa, nos tomamos el tiempo para disfrutar de la compañía mutua. El camino fue largo, pero el tiempo juntas nos permitió conectar más.

Finalmente, después de seis días de viaje, llegamos al lugar indicado. Ante nosotros se alzaba una pared de piedra brillante.

Intenté empujarla como si fuera una puerta, y entonces una voz grave resonó:

"Solo puede entrar Kara Zor-El. La kryptoniana deberá llevar lo esencial para cumplir su cometido."

El silencio se hizo profundo a nuestro alrededor mientras la voz se desvanecía.

Todo por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora