RENACIMIENTO DE LA HOJA

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A la mañana siguiente de la luna de miel, Kakashi se despertó viendo que Sakura no estaba a su lado y resopló molesto.

-Buenos días – Dijo ella acercándose al futón.

-Oye... mi idea de despertar hoy, era contigo aquí a un lado. Que te parece si vienes aquí – palmeo el lado de la cama - y lo volvemos a intentar.

Sakura sonrió – Olvidé tomar mi medicamento, así que me anticipé para no despertar dando gritos y...

Kakashi no la dejó terminar, pues con un ágil movimiento la regresó a la cama. Las manos del peliplateado se colaron debajo de la camiseta de Sakura y una de ellas se quedó en uno de sus pechos.

- ¡Oye! – Dijo ella sonriendo, viendo como el seguía con los ojos cerrados.

- Buenos días señora Hatake.

- ¡Saca las manos de ahí!

- Obligame – Sonrió el hokage, extrañado de que ella no hiciera el intento por huir, así que deslizó la mano a la cintura para no molestarla, viendo con curiosidad que ella la devolvía al lugar donde estaba antes.

-No me molesta – Se escuchó en su voz un aire de alegría - ¿Dormiste bien anoche?

-Cómo tronco.

Kakashi apretó a la pelirosa contra su cuerpo, pegando la nariz a su nuca y olio su perfume de flor de cerezo. Era un hombre al que le gustaba sacarle el mayor provecho a cada momento. Cada vez que la abrazaba repetía ese gesto, como queriendo grabarse la estructura, la sensación y el olor de su pelirosa, esperando que la ella también recordara eso, por si algún día ya no podían disfrutarlo en persona.

Sakura empezó a retorcerse y reírse.

-Siempre que haces eso dan cosquillas, ¡detente!

-Me encanta tu aroma y quiero asegurarme de que esto no es obra de mi tsukuyomi personal.

-A mi también me gusta tu aroma, pero eso jijiji, detente – Dijo pellizcándole con fuerza y este no tuvo más remedio que soltarla, quejándose.

-Lo siento – exclamó ella abrazándolo después – Me gusta que hagas eso... pero la sensación es más fuerte que yo.

Kakashi acarició la cara de la pelirosa -Soy un viejo tan afortunado.

-Es cierto, aunque... hay varias mujeres que quieren ver lo que yo ya vi. También soy afortunada viejito.

-Entonces cuídame preciosa – Expresó este con una risa seductora y besuqueándola por toda la cara, mientras ella se sonrojaba.

-Tienes muchas marcas de batalla.

-Soy un shinobi. Lo raro aquí es que que tu no tengas ni una si también lo eres.

-Él poder del byakugo cariño. Dudo que quieras que te borre alguna. Yo no tengo elección, pero, son nuestros recordatorios.

Kakashi, jaló una mano de la chica y se la puso en el pecho – Y aún así ya has borrado algunas.

Una sonrisa se ensanchó en el rostro de la kunoichi, y despacio lo envolvió entre sus brazos.

-Entonces Hatake Kakashi, voy a abrazarte tan fuerte, que uniré todo lo que este roto dentro de ti.

-Como usted diga doctora – Sonrió él – Aunque creo que me estás rompiendo algo más bien.

De regreso a la aldea, pasaron por varios pueblos y Kakashi fue requerido en todo momento por los terratenientes y señores que habitaban en cada uno de ellos. Sakura no quería pasársela encerrada, así que Kakashi le sugirió visitar los lugares y comprar alguna cosa que les hiciera falta para su casa.

LO QUE NUNCA IMAGINEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora