Capítulo 8. Bajo el filo de la espada.

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Habían pasado los años, realmente no recuerdo cuántos después de todo la espera porque ésta pesadilla terminará no parecía hacerlo. Kotoha seguía como la bella durmiente, afortunadamente había logrado sobrevivir al veneno que la tenía en ese estado y también era porque Tamayo se encargaba de mantenerla con vida, pero se nos agotaba ya el tiempo y se debía de hacer algo para detener a Muzan.

Aunque yo no podía hacer mucho, me la pasaba en las noches tras alimentarme buscando a Inosuke y tratando de ver aunque fuera a mi hija pero para ese momento ya era una cazadora de demonios, había crecido ya tanto que me emocionaba la idea pero ahora que ya sabía usar la espada, era peligroso para mí venir a verla, ahora sería yo su enemigo según lo que le haya dicho y como la entrenaron, era triste tener que haber recurrido a ese acuerdo para protegerla.

Por más que quise buscar y encontrar a Inosuke realmente le perdí de vista completamente, aquello para mí me afectaba ya que le tomé cariño y le estaba fallando a Kotoha, aquella noche que regresé de mi búsqueda en vano entré a la casa de Tamayo en silencio, ella no me dijo nada y me dejó estar con mi mujer a solas, me arrodillé a su lado y la contemple por unos minutos mientras tomaba su mano acariciando ésta.

- Cariño, aún no te puedo regresar a la vida, pero estate tranquila ésto se va a terminar muy pronto, estoy seguro..-. Murmuré aquello y besé su mano fría, la piel la tenía muy pálida pero así siempre había estado desde ese día, me acomodé a su lado y por un momento cerré los ojos intentando pensar en otra cosa, pensar en ella.

A las pocas horas Tamayo me despertó, me levanté aturdido pues noté que todavía era de noche, salí de la habitación de donde estaba Kotoha y me dirigí con ella pues se notaba que quería hablar de algo, nos fuimos a sentar a la sala y la miré directamente.

- ¿Qué pasa, Tamayo? -.

- El líder de los cazadores me ha enviado un mensaje, necesita que te unas nuevamente a Muzan y tener un espía en sus líneas-. Esas palabras me exhaltaron de inmediato.

- ¿Qué? ¡Estás loca! Cómo crees que Muzan me querrá de nuevo con él-.

- Douma, escúchame primero -. Tamayo tomó mis manos para calmarme, yo tuve que parpadear para intentar bajar mi histéria y entonces ella prosiguió. - La manera con que vas a entrar nuevamente a las lunas superiores es decir que sabes dónde está tu hija y la flor que buscan, lo sé, no es lo más listo, pero el líder de los cazadores está ideando un plan para acabar con Muzan y es hacerlo salir de su castillo y que vaya directamente con ellos y ahí emboscarlo, suena arriesgado pero es la única manera, tu hija va a estar protegida y de ser posible no te metas en la batalla, será arriesgarlo todo-.

- En cuánto me vea algún cazador querrá matarme y sabes que no me agradan-. Bufé molesto.

- No, el líder de ellos hablará con todos y no tienen por qué atacarte. Solo tienes que fingir-. Tamayo frunció el ceño, parecía que tampoco le agradaba la idea, pero quizás no habría otra solución.

- Está bien, lo haré. La siguiente noche me iré de aquí, solamente te pido que cuides de Kotoha, protegela en lo que todo ésto se acaba-.

- Así será, te lo prometo-. Dijo Tamayo más tranquila, después de nuestra conversación me retiré nuevamente a dónde estaba mi mujer y me quedé con ella, serían las últimas horas que podíamos estar juntos.

A la noche siguiente me salí de la casa de Tamayo y en lugar de buscar a Muzan fuí a dónde podía encontrar a Akaza, al hacerlo le conté la mentira que diría para que me dejarán volver y como era un maestro del engaño y sin corazón no pudo ver mentira alguna en mis palabras. Él se encargó de llevarme directamente con Muzan, en dónde dije que sabía dónde encontrar la flor azul que tanto buscaba para la vida eterna y además de que le daría a Reiko para su búsqueda, increíblemente y después de muchas pruebas psicológicas Muzan me creyó y de nuevo volví a ser la luna superior dos.

Más allá de la sed de sangre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora