Extra 1.
Dale y Mylls miraban sus pruebas de embarazo, ambas positivas.
- ¿Quién diría que los dos tendremos cachorros? - Preguntó el pelinegro, sonriendo.
- Sí, bueno, hasta nos marcaron el mismo día ¿no es esa una gran conexión entre amigos?
- ¡Pues sí, fue completamente inesperado!
Dos omegas que actualmente son parejas de dos hombres de "legítimos negocios", estaban esperando a sus bebés, y aún faltaba decirle a los padres, que de seguro estarían muy felices.
Hicieron una reunión para cenar los cuatro en el departamento de Mylls y Raven. Una vez todos ahí, en medio de la cena, los omegas hablaron.
- Tendremos un cachorro - Dijeron al unísono.
Los alfas soltaron sus tenedores . Se levantaron y abrazaron a sus omegas.
- ¡Seguro que mi bebé es un alfa! - Dijo Ray, con emoción.
- ¡El mío igual, y serán mejores amigos! - Dijo Raven, con la felicidad que su cuerpo no podía contener.
Mylls y Dale se miraron.
- No será así - Dijeron juntos.
- ¿A qué se refieren? - Preguntaron los alfas.
- Mi instinto me dice que mi bebé será un omega masculino - Dijo Dale, encogiendo sus hombros.
- Yo creo que el mío será una alfa femenina - Dijo Mylls.
Ambos alfas quedaron sorprendidos y decidieron apostar a que sus cachorros serían ambos alfas masculinos.
Sólo el tiempo le daría la razón a los omegas.
Extra 2.
Luego de aquella noche con su querido Dale, Ray se sintió como el alfa más feliz del mundo, especialmente porque nada más despertar, vio la marca en la nuca del omega, su marca.
Dale abrió los ojos.
- Buenos días - Dijo en un bostezo.
- Buenos días...
- ¿Por qué tienes esa cara de idiota?
- Porque nada más despertar, me encontré con lo más bello del mundo a mi lado... Y es real... Tan real...
- Sí, es real.
Ambos se quedaron abrazados durante toda la mañana, Ray quería seguir aferrado, pensando que en cualquier momento despertaría de aquella fantasía, mientras que Dale sólo quería que él entendiera que todo era real.
(...)
A los días después de reiniciar su relación. Todo fue muy tranquilo, si no fuera por la espina que Ray tenía clavada en el pecho.
- Amigo ¿que te pasa? Últimamente eres muy cruel para cobrar, sea quien sea - Decía Raven.
- Quiero matar a alguien, pero que Dale no se entere...
- ¿Es su ex?
- Sí es, ¿cómo sabes?
- Es que a mí tampoco me agradó cuando lo vi, ya sabes, salió volando del departamento de tu omega y después no paraba de insultarlo a través de la puerta, ¡al mejor amigo, casi familia, de mi omega!
- Es un bastardo, que por casualidad, nos debe dinero y tiene retraso en el pago... Pero no quiero que Dale lo sepa...
- ¿Y tú crees que Mylls sabe que maté a su padre?
- ¿No lo sabe?
- No.
- ¿ Cómo hiciste para que no lo supiera?
- Nunca más lo mencioné, y realmente me hago el tonto con el tema, ya sabes todo el daño que le hizo, por lo que debe pensar que no lo menciono por su bien... Tú puedes hacer lo mismo, no mencionarlo por el bien de Dale, él no tiene por qué saber que fue porque lo mataste a golpes en algún sitio abandonado y que hiciste que los de limpieza se encargaran del cuerpo... ¿A dónde vas?
- Tienes toda la razón, así que iré a cumplir mi deseo.
- ¡Suerte!
Dale nunca de enteró de que su ex novio desapareció misteriosamente.
Extra 3.
Los pequeños cachorros ya eran grandes, habían nacido con sólo unas horas de diferencia, los omegas tuvieron razón referente a sus sexos y castas. Ray y Dale tuvieron a un pequeño omega llamado Cody, un niño tímido, dulce y gentil, con el cabello de su madre y los ojos azules de su padre. Raven y Mylls tuvieron a una niña alfa, llamada Mya, una pequeña de cabello castaño y ojos avellana, muy activa, inteligente y adorable, con un único problema... Una pequeña obsesión con su pequeño amigo Cody.
Desde la guardería ya lo perseguía todo el tiempo, al principio los adultos lo vieron como algo adorable, dulce, tierno, totalmente inocente, hasta que crecieron y Mya no dejaba de decir que Cody era su omega. Todo el día pegada de él.
Cody recibió su primera confesión de amor a los quince años, de parte de un chico guapo de su clase, pero esto se vio interrumpido por parte de Mya, quien le dio una paliza al chico. Esto se repitió unas veinte veces, visto que Cody era muy popular.
Todos pensaron que Cody se cansaría un día y le mandaría a la mierda, sus padres alfas apostaban por ello. Pero lo que ocurrió, sorprendió incluso a sus madres.
- Mya... Me gustas ¿quieres ser mi novia? - Preguntó Cody, con una rosa azul en sus manos.
Mya asintió y lloró de la emoción. Sabía que Cody sería muy bueno para tener a sus bebés, y lo amaba desde siempre.
- ¡Ya sabes que no podrás huir de mí! - Tomó la cintura del pequeño omega y le besó.
Mya recibió esa, su primera confesión a los dieciocho años. Nadie esperaría tanto por ser correspondido, pero ella tenía a la voz de la experiencia de sus padres de su lado.
Fueron a casa ese día, y cada uno le contó a sus padres, quienes realmente no podían creerlo.
- Lo logró - Decía Ray por teléfono.
- Mi pequeña bastarda lo consiguió... De alguna manera - Respondió Raven al teléfono - ¿Seguro que no amenazó al pequeño Cody? Me preocupa eso...
- No, él dice que fue quien se declaró... Creo que no habían amenazas de por medio.
- Más le vale a Mya... Él pequeño e inocente Cody... Pobre, teniendo que soportar a mi hija la acosadora...
- ¡Papá, te estoy escuchando, le diré al abuelo!
La vida realmente te puede sorprender, o quizás sea que ser padre te cambia un poco, aunque los negocios son otra cosa, muy diferente a la familia.
Nota final.
En verdad, de todo corazón espero que les haya gustado la historia.
Es algo cortito que se me ocurrió mientras estaba en clases, y realmente no estaba planeado para tener mucha información.
Planeo subir otra historia corta pronto, ya que tengo como unas 5 en borradores, pero me han dado los nervios y no las he subido jeje.
Muchas gracias por leer esta historia, espero la hayan disfrutado.
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El amor duele (yaoi/omegaverse)
RomansaLa vida es muy confusa y dolorosa, especialmente cuando te encuentras con el omega que te rechazó en el instituto, quizás no puedas contener tu ira, porque, a pesar de que tu corazón siga reaccionando por él, aún le guardas rencor por haber herido t...