Hay una estrella en el cielo que te guiará hasta tu alma gemela.
Siempre notarás su brillo, pero solo avanzará hasta que ambos estén listos para conocerse.
Pero... ¿Y si en el cielo no es capaz de ver algún brillo distintivo? Tal vez esa estrella ni...
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Nunca imaginó que pasar todo el fin de semana junto a Sanemi le comenzara a generar varios problemas y darse cuenta de sentimientos que ni siquiera sabía que tenía; Esperaba que sus peleas habituales fuesen algo más frecuente y que arruinaran su estadía juntos, pero entre aquellos dias que se obligaba a creer que no significaban más que sexo, ni siquiera tuvieron oportunidad alguna de alzarse la voz.
Incluso hasta hace poco estaban juntos, charlando mientras ambos comían una variedad increíble de postres porque extrañamente el albino se había encargado de cumplirle aquel capricho, dejando pasar la última noche que posiblemente se verían según el acuerdo al que habían llegado.
Inosuke pensando en su estabilidad y dejar de causarle problemas a Genya; Mientras Sanemi lo hacía por su familia.
Estando a punto de iniciar su encuentro sexual fueron interrumpidos por alguien de la recepción, avisando que alguien buscaba a Sanemi; Desde entonces había pasado ya una hora y él continuaba solo en aquella habitación recostado sobre el sofá, molesto por todas las ideas que cruzaban por su cabeza.
Por un momento su mirada fue a parar hasta el gran ventanal de la habitación que daba completa vista a la ciudad, le agradaban todas las luces que adornaban la vista, pero odiaba el cielo nocturno por obvias razones.
La primera vez que fue consciente de que algo estaba mal con él fue a sus trece años, él no tenía idea de aquella ridícula idea de que la estrella más brillante en el cielo algún día lo guiaría a la persona qué más amaría en esa vida.
Claro, la idea era linda y aun que sabía por sus amigos que causaba miedo y emoción a la vez, entendía por qué sus padres nunca le habían contado sobre eso. Para él el cielo era completamente normal y si veía algo destacar durante las noches era la luna. No había una sola maldita estrella brillando ni esperando por él.
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— La pareja de mi hermanastro murió y escuché decirle a mi abuelo que la estrella se volvió menos brillante, como si se hubiera apagado — Explicó el rubio comiendo de las frituras que estaban frente a él, observando atento la partida que tenían dos de sus amigos esperando su turno contra el ganador.
— Bueno, eso es extraño y triste a la vez, aunque es más anormal que alguien no pueda verla, ¿No?, había escuchado esos casos donde la estrella deja de brillar cuando pierden a su alma gemela, pero son menos personas las que no perciben nada — Esta vez habló el peliburdeos, era la primera vez que él junto a sus amigos hablaban de aquel tema, y todo habia surgido con la pregunta de Zenitsu: "¿No tienen miedo de saber qué clase de persona será su compañero de vida?"
— Bueno, no sé si es cuestión de mala suerte, pero en mi familia hay tres personas que aseguran no pueden ver nada, y una de ellas es mi hermano — Tan pronto como terminó la partida y fue derrotado por Inosuke, cedió el control a Zenitsu quien le observaba asombrado por su comentario — No miento y sé que él tampoco.
