Capítulo 9

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Noveno mes

Los dolores comenzaron un viernes por la tarde y no se detuvieron hasta que tomó un baño de agua caliente e hizo algunos ejercicios de respiración, aun así todavía sentía incomodidad.

Jennie estaba lista para el parto el cual, según la doctora, sería en cualquier momento.

Sin embargo, eso no evitaba el pequeño temor, ¿sería una buena madre? ¿Podría brindarle a su hija lo necesario?

En esos momentos Lisa siempre la consolaba y sus miedos se iban, pero al rato volvían, es que en el fondo algo le decía que sería una madre terrible.

Lisa notó como su omega estaba sentada en una de las sillas del comedor con rostro abatido, parecía decaída y la alfa sabía el porqué.

Con un suspiro la pelirrosa se acercó a su lobita.

Lisa se sentó junto a su omega y con una sonrisa tranquilizadora acarició su cabello, de los ojitos de la omega brotaron un par de lágrimas pero estas no terminaron de caer gracias a que la alfa las limpió.

ㅡ¿Por qué sigues preocupada por eso, amor mío? ㅡLisa abrazó a su bebé y la confortó con su aroma a miel y canela.

ㅡE-es que tengo miedo. ㅡmurmuró bajito la castañita.

ㅡLo harás genial bebé, lo haremos genial y nuestra hija tendrá todo lo que merece y más. ㅡafirmó la pelirrosa con seguridad, aun si tuviera que sacrificar otras cosas le daría una buena vida a su cachorrita, también le daría lo mejor a su omega.

Cueste lo que cueste.

ㅡ¿Estás seguro? ㅡLa omega sorbió por la nariz mientras abrazaba con fuerza a su alfa, la posición era algo incómoda por la panza de ya nueve meses que tenía, la cual era bastante grandecita.

La pelirrosa asintió, muy segura.

ㅡTodo estará bien. ㅡLisa en realidad no sabía si todo estaría bien, pero su bebé necesitaba esa afirmación, aunque incluso si todo sale mal Lisa se esforzara para que todo se vuelva mejor para su familia.

Porque sí, eran su hermosa familia.

Ambas se abrazaron por un rato, Jennie pudo tranquilizarse y la pareja comenzó a conversar con emoción como sería su bebé.

Las contracciones al pasar los días se habían hecho más intensas, Jennie era primeriza por lo que tenía algo de miedo de que algo le ocurriera a su bebé, fue a donde la doctora pero esta le tranquilizó afirmando que era normal, ya que el útero se ...

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Las contracciones al pasar los días se habían hecho más intensas, Jennie era primeriza por lo que tenía algo de miedo de que algo le ocurriera a su bebé, fue a donde la doctora pero esta le tranquilizó afirmando que era normal, ya que el útero se prepara para expulsar el bebé.

Esas contracciones eran una especie de entrenamiento al cuerpo.

La omega pudo respirar con alivio e irse a casa, estaba feliz porque eso significaba que pronto vería a su pequeña niña. Jennie pensó que las contracciones se habían detenido al no sentirlas más por unos días, eso cambió una noche donde supo, daría a luz.

Little problem | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora