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«Mi madre a palabras de mi Padre era la Omega más hermosa que sus ojos habían podido mirar, esa alegría desbordante que emitía convirtiéndola en alguien sumamente especial, a la que quiso por toda su vida»

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«Mi madre a palabras de mi Padre era la Omega más hermosa que sus ojos habían podido mirar, esa alegría desbordante que emitía convirtiéndola en alguien sumamente especial, a la que quiso por toda su vida»

Entonces aparece Lucille Marlow en su vida, era una hermosa Omega de cabello marrón oscuro y unos encantadores ojos verdes apareció, todo por chocar en el pasillo.

Lucille era bellísima físicamente y como persona, una Omega excepcional.

Le ayudo a recoger sus libros y evitó hacer demasiado contacto visual tímido de poder tan siquiera decir una palabra mal ante aquella dama.

—¡Lo siento tanto, no era mi intención!—Ella se disculpo totalmente apenada y el quedó encantado por su actitud tierna

—Fue mi culpa—Dijo recibiendo una mirada por parte de la chica

—Yo, Uh, Gracias pero tengo que irme—Su voz sonaba apresurada mientras agarraba sus libros y los ponía contra su pecho

—¿Cómo te llamas?—Su curiosidad aumento al querer saber quién era la bella dama que se empezaba a sonrojar

—Lucille Marlow—Y así la chica casi sale corriendo a su próxima clase dejándolo con su nombre entre sus labios repitiendolo como una mantra

Aunque después de eso atención se fue a unos pasos

—Parece que haz conocido a la sensación del momento—La voz de Robby lo saco de su ensoñación y sus ojos no tuvieron mejor hechizo que perderse en las facciones del Alfa

—Es linda—Comento sin saber que el corazón de Robby se hacía una grieta

—Lo es—Dijo Robby mirándolo fijamente, por un pequeño instante el reflejo de una bella chica cruzo por la mente notando el parecido entre aquel hermoso caballero enfrente de el y aquella torpe Dama con la que se había impactado accidentalmente

«Se vio maravillado por aquella dama tan particular que aveces veía en el mismo pasillo, así como otro accidente de libros ocurrió lo llevo a tomar la decisión a mi padre de cortejar a la torpe Dama, que era mi madre»

Miguel se preparó esa mañana, vistiendo un suéter rojo de Casimir, unos pantalones negros de vestir con sus zapatos del mismo color relucientes, observo que su cabello estuviera en buen estado y se dió su aprobación

—Luces bien Romeo, deja de estar de vanidoso—Su compañero de cuarto se burló de él intentando que se calmará

—¿Encerio lo creés?—Pregunto ansioso viendo a Robby acercarse a el y acomodar el cuello de su camisa para luego darle una sonrisa que lo hizo flaquear

Luces como todo un caballero—Lo alago poniendo sus manos sobre su rostro para que se inclinara a la altura del castaño, su corazón se hizo lenta ante la cercanía de aquel bello ser que estaba enfrente el tocandolo—Te ves muy bien Miggi—Dijo lo último en un susurro antes de unir sus labios en un beso lento

Lo dejo para regresar a su cama a seguir leyendo deseándole suerte en su cita.

«Y nunca había estado más nervioso en su vida, a excepción de mi nacimiento, recordo comprar unas margaritas entregándoselas a mi madre»

—Gracias Miguel, aunque mis flores favoritas son las rosas—Dijo Lucille aceptando las flores

La llevo al zoológico, la sonrisa de ella hizo que algo en su corazón se calentará, pero no de la manera en la que Robby lo provocaba.

Se divirtió tanto como no hacía en mucho, y cuando regreso a Lucille a la sección de mujeres del colegio beso su mano.

—¿Me darías la oportunidad de volver a otra cita?—Le pregunto viendo las mejillas sonrojadas de la castaña

—Claro que sí—El se fue a su habitación con una sonrisa en su rostro encontrando la habitación sola a excepción de la puerta del baño cerrada y la luz asomándose por la rendija de abajo

Una voz tarareaba una canción desconocida y abrió con cuidado encontrando a cierto chico relajándose en la ducha

—Haz llegado temprano, ¿Cómo estuvo tu cita?—Robby ni siquiera lo miró, con ambos brazos sobre la orilla de la tina y su cabeza recargada en la pared con los ojos cerrados

—Bien, Ella es divertida—Miro como las burbujas cubría su desnudez dejando solo sus hombros al descubierto, su tentación estaba enfrente del él, su propio corazón empezó a latir acelerado, las manos le empezaban a sudar a causa de un chico que en ese momento ni siquiera lo miraba

—¿Solo eso? ¿Divertida?—Siguió la plática queriendo saber ahora girando su cabeza para mirarlo

—¿Que más te puedo decir?—Se sentó en la taza del baño

—No lo sé, ¿Cómo es ella?—Pregunto Robby queriendo ahogar ese sentimiento de celos que estaba atorado en su garganta

—Siento que no le gustaron las margaritas que le llevé—Robby lo miró mal ante la mención de esas flores

—¿Le llevaste Margaritas? ¿Mis flores favoritas?—Pregunto con un tono venenoso en su voz

—¡No sabía que llevar!—Se defendió viendo el ceño fruncido de chico en la tina—Lo siento Robby...¿Que puedo hacer para que me perdones?

Ante esas palabras Robby sus ojos se entrecerraron y se quedó quieto.

—¿Porque no te unes a mi?—Propuso refiriéndose a la tina con una sonrisa coqueta

Nunca se había desvestido tan rápido, en medio de toques y besos se puso encima de Robby permitiéndose tocar la piel del chico atraves del agua

—No puedo enojarme contigo—Exclamo Robby pasando una mano por el cabello negro de Miguel

—Robby...

—Dime Miguel, ¿Que ronda por esa cabecita tuya?

—Te amo Robby—Confeso dejando sorprendido al Alfa debajo suyo, verde y marrón se encontraron como si fuese la primera vez

Dejo al desnudo su alma con esas palabras recibiendo un toque sobre su cara y una sonrisa pequeña

Yo tambien te amo Miguel—Ante sus sentimientos correspondidos, atrajo al castaño a un beso arrasador queriendo conocer a fondo la boca del otro

Fue la primera vez que se dijieron esas dos palabras.

«El enojo que sentí cuando relato lo que pasó después de esa cita me hizo mirar juzgador a mi Progenitor aunque su mirada arrepentida y las palabras que me dijo hizo que mis facciones se suavizaran»

Tu Dolorosa Carta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora