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«Las citas con mi madre continuaron hasta que ha inicios del 1919 mi padre quedó perplejo ante lo que sus ojos veían»

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«Las citas con mi madre continuaron hasta que ha inicios del 1919 mi padre quedó perplejo ante lo que sus ojos veían»

Miguel observo como era el turno de el esperar hasta en algún punto de la tarde a qué Robby regresará de una cita.

—¿Quien es ella?—Pregunto un poco molesto sentado en su cama secando su cabello con una toalla

Se llama Renata Melgar, la conocí en la feria de las escuelas, No sé si la recuerdo era la joven que estaba exponiendo sobre comida internacionales—Dio la explicación y Miguel recordó a la joven chica

Claro que la recordaba, si era bellísima, morena de ojos negros o cafés muy oscuros, cabello negro corto rizado.

—Si, la recuerdo—Solo dijo concentrándose en su libro reteniendo esa emoción de fastidio por ver a Robby tan elegante para su cita—¿Y a dónde iran?

—Oh, ella propuso el lugar, así que ella me llevará—Hablo emocionado poniéndose por último perfume

—¿Te acabas de poner mi perfume?—Pregunto Miguel oliendo el aroma característico de su loción

—Oh no, Lo siento me confundí—Hablo Robby avergonzado, ni siquiera se había dado cuenta que no era su perfume hasta que vio la botella, se paró de la cama acorralando al castaño entre el lavabo del baño y su cuerpo—Miguel?

—Mmm, te queda mejor a ti que a mí—Alago oliendo el cuello del Alfa deleitando el aroma natural de Robby combinado con el de su perfume

—Tengo que irme, no quiero llegar tarde por Renata—Robby puso una mano en su pecho queriendolo apartar

—Estoy tan celoso de ella Robby, eres mío—El intentar controlar sus emociones provocó que el castaño se sonrojara

—Yo también estoy celoso de ella—Refiriéndose a Lucille—Pero, tu la quieres y yo apenas voy a una cita, así que tengo que irme.

Lo dejo en aquel baño viendo su reflejo, y Keene tenía razón, no podía estar celos cuando el estaba en una relación y su chico apenas iba a una cita.

«Las horas se le hicieron eterna mientras esperaba en su cuarto tratando de leer su libro, incluso acomodo el cuarto y nada podía reemplazar el pensamiento de Robby tocando la delicada figura de Renata, seguramente haciendo una actividad divertida, del coraje arranco una hoja del libro arrepintiendose al instante»

Robby llegó cerca de las 10 pm con una sonrisa que lo mató, su cabello despeinado y su traje desacomodado

—¿Cómo te fue?—Fue lo primero que pregunto con curiosidad

—Muy bien, bailamos y bailamos, ella es excepcional—Fue tan diferente a cuando el hablo con su cita con Lucille, entonces empezó a parlotear sobre lo bella que era la morena y lo encantadora que era—Casi te puedo decir que me enamorado.

—¿Casi?

—Casi, porque tú haz llegado antes.—Aquello lo hizo sonreír y arrastro a Robby a la cama

Ambos se besaron en esa pequeña cama individual compartiendo miradas cómplices

Te amo Miguel, nunca lo dudes—Susurro Robby viendo al Pelinegro reposando su cabeza sobre su pecho, pero este estaba dormido ya.

«Las citas con Renata continuaron al igual que las de mi padre con mi madre, dejaban todo atrás y podían ser ellos en ese cuarto de colegio, incluso, mi padre conoció a aquella dama sabiendo el porque Robert quedó encantado por ella»

Así que una mañana llevo margaritas y las puso sobre un jarrón esperando a que Robby regresará de su clase y viera las flores adornando la habitación.

Y cuando lo vio llegar hizo una sonrisa, Robby lo miró cauteloso hasta que noto el jarrón y esbozo una pequeña curva en sus labios

—¿Compraste flores para mi?—Pregunto enternecido acercándose al más alto

Queria hacerte feliz—Susurro acariciando las hebras cafés del ojiverde

Gracias Miggi—Susurro Robby contento depositando un suave y casto en los labios del Alfa

Ni uno de los hablaban del tipo de relación que tenían, pero sabían que se amaban de una manera eterna, pero querían a Lucille y a Renata de una manera diferente a la que se querían entre ellos.

—Salgamos está noche, despues de que las monjas den su rondín—Propuso captando la atención de Robby

—¿A dónde?

—Salgamos a bailar, ¿Que te parece?

—Me encantaría, oí de un lugar por ahí.

Tal como lo planearon sucedio, fueron a un lugar prohibido donde personas iguales a ellos iban a destaparse de sus pecados.

Esa fue la noche donde fueron libres de besarse en medio de una multitud, salieron del lugar sonriendo cómplices.

Mientras caminaban a una distancia prudente, hablaban sobre la materias que los consumían y como debían de hacer crecer sus notas.

«Se entregaron en cuerpo y en alma, mi padre sintió como incluso sus lobos se rozaban de una manera magistral, cometieron sus pecados en aquel colegio católico»

Robby...

—Si?—Pregunto el castaño recostado encima de el escuchando los latidos del corazón de Miguel después de amarse

Te amo

Repitelo de nuevo—Pidio Keene queriendo oír esas dos palabritas una vez más

—Te amo, te amo, te amo, te amo Robby—Unas gotitas de agua impactaron sobre su pecho desnudo, Robby estaba llorando.

Te amo Miguel—Correspondió besándolo en medio de lágrimas.

Eran felices juntos en ese lugar, dónde había una cruz colgada en una de las paredes.

Primero nos amamos y luego lloramos, y al final por exceso de amor nos separamos.

Los días, semanas siguieron pasando, cada uno pasando su día entre escuela, tareas y novias, aunque al comienzo de las noches se la dedicaban a ellos dos.

¿Que harás después de salir de aquí?—La duda creció con su futuro cada vez más cerca

—Sere profesor, hey! No me mires así! Sabes que soy bueno enseñando—Le grito Robby viendo como se reía de lo que dijo

—Tu? Profesor? Oh por Dios! Pobres niños!—Rió más fuerte recibiendo un golpe en el brazo

—Callate Miguel, ¿Que harás tu?

—Sere Mecánico, ¿Que te parece?

—Es excelente idea.

«Mi padre ni siquiera fue mecánico,Fue profesor de matemáticas, aunque tenía mucho conocimiento que me heredó y que yo herede a mis hijos»

Tu Dolorosa Carta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora