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Cuando le dió la noticia a Robby el vaso de vidrio cayó al suelo de manera estruendosa que se quebró en pedazos

—¿Que?—Su voz sonó como un fino hilo que se podía romper con la misma facilidad

Le pedí matrimonio a Lucille—Exclamo por segunda vez viendo la mirada herida de Robby tratando de asimilar la noticia

—¿Por qué?

—¿Cómo que porque? Porque que la quiero y me parece que ya tengo que sentar cabeza—Dijo como si fuera obvio

—Pero no la amas, no la amas como a mí—Comprendió lo que Robby quería decir así que se acercó y le agarro de la cara

—Ambos sabemos eso honey...Solo que tú y yo no podremos ser como Lucille y yo o tu y Renata—Robby se mordió en labio y luego se safo de su agarre

—Lo se, pero podemos huir y vivir lejos—Propuso con determinación

—Pero ya he hecho un compromiso con Lucille, no romperé esa promesa—Robby asintió como si hubiese aceptado su destino

—Lo se, eres un hombre de palabra, por eso te amo—Murmuro en voz baja el castaño sentandose en su propia cama individual y poner media cara sobre la almohada

«La tristeza fue evidente en el rostro de Robby, mi padre se acercó y se arrodilló en la orilla de la cama poniendo la palma de su mano en la parte descubierta del rostro de aquel hombre y soltó unas lágrimas»

—Perdoname Robby, En otra vida estaremos juntos y nadie nos juzgará—Consolo al chico que empezó a sollozar, canto una canción para luego abrazar al castaño queriendo mantener el momento eterno

Quisiera que estuviéramos juntos en esta vida y en otras—Solto un suspiro deseoso por aquella simple fantasía

«Nunca ví llorar a mi padre a excepción del funeral de mi madre, y cuando visitaba la tumba de Robert Keene, siempre pensé que no tenía sentimientos pero resultaba que sus lágrimas se habían ido cuando lanzo una rosa amarilla con margaritas»

—Entonces te encontré en otra vida—Prometio Miguel queriendo mirar por siempre los ojos verdes de Robby

¿Lo prometes?

—Lo prometo Robby.

[…]

La risa de Lucille era contagiosa ante la vista de la obra de teatro.

—¡Fue tan divertido!—Comento ella con tanta naturalidad que lo hizo feliz

—Lo fue—Habia venido con Robby anteriormente a ver la función así que ambas veces las disfruto

Se fueron tomados de la mano, su mirada se desvío al anillo que reposaba sobre la mano de su ahora prometida

“¿Estaré haciendo bien al casarme con ella?”

Desecho la idea tan pronto como llego a su mente concentrándose en la suavidad del tacto de la mano más pequeña sobre la suya.

Estaba bien, Lucille era la Omega con la quería pasar toda su vida y Robby era el Alfa con que podía ser el mismo y aquel que amaba con toda su alma; Pero no era tan valiente para dejar todo por ese amor.

Beso la mano de Lucille hasta dejarla en el área de mujeres, ella le dió una sonrisa radiante dejándola ir.

Camino en medio de la oscuridad sintiendo el aire chocar contra su rostro en una ligera brisa que lo hacía sentir tranquilo, observo una banca vacía lo que lo hizo sentarse y admirar la soledad del colegio en la penumbra de la noche, dejando que sus pensamientos fluyeran

Recordó la sonrisa de Robby cuando le dijo por primera vez que lo amaba y el corazón le dolió como no tenía idea al ver que no viviría toda su vida con ese hombre, y dolía mucho ver su futuro sin él.

Regreso a su cuarto notando cómo las luces estaban prendidas, todo el cuarto arreglado como si esperarán visitas, olió el aroma a velas aromáticas a vainilla, lo que lo hizo pensar que Robby tenía preparado algo, pero luego noto algo inusual, el agua empezó a salir de la puerta...

¿Porque el agua salía? Intento abrir la manija pero tenía seguro, recordó que tenía una copia de llaves así que abrió.

El agua corrió por sus pies, manchada de rojo, levantó la vista para ver el cuerpo de Robby acostado sobre la tina cubierta de agua con sangre, su alma se pudo haber salido del cuerpo al hincarse y en pánico saco como pudo al Alfa

—¿R-Robby? ¿Robby cariño?—Empezo a moverlo sin éxito alguno a que pudiera despertar, entonces noto como las muñecas estaban cortadas a herida abierta—No no no, ¡Robby despierta!

Sus lágrimas empezaron a deslizarse por su rostro al momento de checar la pulsación de su cuello, solo para no sentir nada

Robby no me hagas esto, ¡Despierta carajo! No me dejes solo porfavor—Sollozo poniendo su cara sobre el casi nulo olor que desprendía el cuerpo del castaño—Te amo, despierta Robby, podemos huir, no me caso con ella pero despierta...Dijiste que estaríamos juntos, lo prometiste!

«Mi padre no recuerda mucho de esa noche, pero sus amigos relatan que no querían separarse del cuerpo frío de Robby Keene, y que lloro amargamente al punto de gritar que quería irse con él, mi madre solo podía consolarlo lo más que podía, despues del funeral mi padre se quedó en el cementerio»

¿Porque me dejaste?—Susurro como si el cuerpo dentro del ataúd pudiera responderle— No se vivir sin tí....

A lo lejos una morena camino hasta donde estaba, se paró a su lado y lo miró comprensiva

Renata...—Susurro el nombre de la novia de Robby—Lo siento, seguramente a ti te duele más.

—No hagas menos tus sentimientos Miguel—Ella lo observó sería aún cuando por su mejilla rodaba una lágrima que seco rápido— Robby y yo nos quisimos, pero no de la manera en la que piensas

—¿De que hablas?—Hablo desconcertado recordando los pocos momentos que había visto entre la Omega y Robby.

Yo sabía de su amor por ti, así que, decidimos fingir para ver si tú eras lo suficientemente valiente para enfrentarte al mundo...y ahora mi amigo, el más sincero, está tres metros bajo tierra y he aquí tu y yo llorando—Las palabras fueron agua con hielo sobre todo su cuerpo ante la revelación

«Renata Melgar miró a su Padre con un sentimiento de odio que no pudo olvidar, ella cerró los ojos y murmuró algo que no logro a entender»

De ahora en adelante, quiero que seas feliz por Robby, ¿Puedes prometerlo Miguel?—Ella pregunto mirándolo fijamente

—No sé si pueda—Susurro con dolor

—Porfavor Díaz, por el amor que sientes por el, prométemelo...

—Lo prometo Renata.

La Omega saco una foto donde estaba ella y Robby, el mirando a ella como lo más hermoso del mundo.

Quiero recordarlo así, feliz y conmigo, así que no creo visitar su tumba nunca más, regresaré a México y no volveré, a el le gustaban las margaritas—La voz de la chica se quebró— Te amo mi amigo.

Las últimas palabras las dijo como si estuviera sola, el se limito a quedarse callado y ver la perdida ante los ojos de Renata, la vio guardar la foto, no se despidió de él y giro hacia la salida.

«Lo último que supieron de Renata Melgar era que se casó con un acaudalado hombre en México y nada más»

Tu Dolorosa Carta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora