Giovanna se despertó temprano al día siguiente debido a la melodía de "Bella ciao" proveniente de su celular, bostezo levemente y agarró el aparato, apagando la alarma. Volteó hacia su compañera, está ni siquiera se había movido de su cama.
¿Estará muerta?. Era una de las preguntas que se hacia la cazadora mientras le tocaba el hombro con uno de sus dedos. Chasqueó la lengua, y agarró una de sus toallas, la despertaría luego de que ella se duchara.
Le bastó con unos 15 minutos para ya salir, envuelta en una toalla. Su compañera seguía dormida, se acercó a ella moviendola por el brazo recibiendo un gruñido a como respuesta, alzó una ceja ante esto y se fue hacia el armario.
—Llegarás tarde si sigues durmiendo.
Mencionó la italiana mientras sacaba su ropa y sus zapatos, dándose la vuelta quedando perpleja; Jena no estaba en la habitación y las dos camas ya estaban tendidas. Sin darle importancia, empezó a vestirse tranquilamente.
En menos de dos minutos la vampira ya se encontraba aseada y vestida frente a la puerta.
—¿Apenas te pones los zapatos?. Llegar tarde en tu primer día esta mal. -Jena rió divertida por la expresión asombrada de su compañera, empezando a caminar hacia un estante, de donde sacó su bolso ya con sus cuadernos adentro.
—¿Como te alistaste tan rápido?. - Preguntó intrigada la humana, arreglando su cabello, metiendo sus cuadernos sin un orden específico debido a que debía buscar su horario antes.
—Mi papá era militar, y yo tenía cinco hermanos, solo un minuto de agua caliente para cada uno. -La vampira se alzó de hombros. Claro que era en parte mentira. Su papá si era militar, y tenía cinco hermanos, pero ¿lo de un minuto de agua?, eso si que era un gran farsa; Ella al ser vampira vivió muchas décadas, eso implicó haber nacido en otra época en la cual muy pocas veces había agua, por lo que, al su familia ser de siete –ocho con ella–, no había tiempo para desperdiciar nada de agua. Además, su velocidad sobrehumana la ayudaba a terminar de arreglarse. Sin darle más importancia, agarró el bolso de la humana con su mano libre y volteó a verla con una linda sonrisa. —Te llevo a la coordinación, Gigi.
—Esta bien. Gracias, Jena. -La nombrada amplía su sonrisa, y hace un ademán con su mano para restarle importancia.
La vampira junto a la cazadora salieron de la habitación, cerrando detrás de ella, la norteamericana tomó la mano de la italiana y empezaron a caminar. Jena solía ser cariñosa con sus amigas y ya consideraba a Giovanna como una de ellas.
Luego de un tiempo, Giovanna ya tenía su horario y había sido llevada a su salón, por lo que tenía entendido tenía que darle una nota a su maestra para que la dejará pasar. Se despidió de su compañera de cuarto y abrió la puerta del salón, notando que la profesora no estaba. Inmediatamente sintió la mirada de todos los alumnos sobre ella, tragó en seco. Nunca había sido nueva, y la profesora no estaba. ¿Debía entrar y ya? ¿Habían asientos asignados? ¿La juzgarían por su nacionalidad?. Ahora tenía demasiadas dudas, cuando estaba a punto de salir del salón y devolverse a su habitación, una voz la hizo parar.
—Honey, salir del aula esta mal, Miss Lucy se enfadara. Así que ven, siéntate. -Habló un chico de cabello negro, mostrándole una sonrisa coqueta a la italiana, palmeando el asiento a su lado, pero al ver que no se movía, rió levemente. —No seas tímida, no mordemos... Bueno, solo a veces. Deja el papel en la mesa.
Giovanna al empezar a sentir la presión social, suspiró con ligereza, dejando el justificante en la mesa, empezando a caminar hacia el fondo del salón, se sentó en el único asiento libre, junto a aquel chico y junto a un castaño que no le había dirigido la mirada hasta que se sentó.
—Hola, bella, ¿como estas?. -Preguntó tranquilamente Antoni, volteando a ver a la italiana con una sonrisa relajada.
—Eh. Bien, ¿Y tú?.
—Bien, gracias.
El sonido de la puerta cerrándose hizo que todos los alumnos elevarán la cabeza y prestaran atención a la elegante mujer que acababa de entrar.
La mujer tomó en manos el justificante de la castaña y lo leyó, seguido a ello, buscó con la mirada a algún rostro desconocido hasta que la encontró.
—Señorita Ferrara, bienvenida a Luna Nueva, nos alegra tenerla aquí. Ahora, levantese y presentese con toda la clase. -Habló tranquilamente Miss Lucy mientras sonreía a labios cerrados.
Giovanna se paró de su asiento sin objeción, pero antes que de su boca saliera alguna palabra, una voz habló antes que ella.
—Maestra, no la ponga a hablar. Seguramente se trabara en cada palabra. ¿No ve que es extranjera?. Solo sabe su idioma de porquería. Los extranjeros son unos idiotas sin cerebro. -Se quejó una chica de cabello rubio y ojos azules. Ja, la típica chica castrosa estadounidense. Pensó Giovanna.
Los amigos de aquella chica empezaron a reírse en voz baja mientras miraban de vez en cuando a la italiana. La profesora dio un par de golpes a su escritorio para callarlos. Giovanna no era de dejarse intimidar, y esta no será la primera vez en que se dejará.
—¿Tan baja autoestima tienes?, ¿cual es la necesidad de insultar, si podemos hablar?. Ja, que dignidad la tuya. Las personas que insultan a los demás, son personas con muy baja autoestima e ignorantes, tal es tu caso al parecer. -La castaña soltó una sarcástica risa mientras arreglaba un mechón de cabello detrás de su oreja. —Además, nena, yo habló mucho mejor inglés siendo extranjera, que tú, siendo ciudadana. Aún que claro, eso debe ser porque seguramente los químicos del tinte que usas ya te han quemado las pocas neuronas que te quedan. -En el salón se escucharon unos "Uhhh" en coro seguido de unas estruendosas risas. Otra vez Miss Lucy golpeó su escritorio esta vez con un poco más de fuerza, callando a todo sus compañeros. —En fin. Mi nombre es Giovanna Ferrara, tengo 16, y soy de Italia. -Habló la castaña con un perfecto inglés, sentándose nuevamente.
—¿De que parte de Italia eres?. -Preguntó un alumno curioso arreglando un poco su cabello, intentando llamar la atención de la italiana, pues esta le había parecido muy bonita a aquel chico.
—De una región en el centro llamada Toscana. Soy de San Gimignano, es un pueblo. -Respondió sencillamente con su destacado acento, mirando al chico solo por unos breves segundos para luego apartar la mirada un poco irritada. ¿Esos vagos intentos de llamar la atención en serio enamoraban?, Pues a la italiana no, ¿Tendrá algo mal para que no le guste que se fijen en ella?. En fin. Estupideces. Puras Estupideces.
—Bien. Ahora comencemos con la clase.
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Ella Huele A Muerte
Người sóiGiovanna Ferrara; Nacida en Italia, hija menor de Amelia y Franco Ferrara, hermana de Gianna y Giovanni. Los tres hermanos son los mejores cazadores de su clan, sus padres se encargaron de entrenarlos desde niños para que consiguieran ese puesto. Gi...