Capítulo 4: Breaking Dawn

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La suave brisa nocturna entraba por las puertas dobles de su habitación y ondeaba las cortinas con un suave vaivén. Su reloj marcaba las 4 A.M hora local y el insomnio había decidido aparecer justamente esa noche y acabar con sus esperanzas de pegar ojo. Tenía que admitir en algún momento que era su propia culpa por trasnochar viendo series y enamorándose de personajas estúpidamente ficticios que endulzaban sus noches tristes y solitarias con la suave risa y los toques de amor.

Particularmente esa noche, bajó por el catálogo extenso de doramas de Netflix y encontró una que si bien lo hizo reír, sacó todas las lágrimas que tenía almacenada en su interior.  Una prueba más de que la vida podía cambiar en cualquier momento y que no estamos exentos de sus cambios pero que si sabes aprovechar los momentos, serás capaz de recordar incluso cuando esa persona ya no esté por siempre a tu lado. Mingyu lloró  como si él fuera el hombre por siempre enamorado que perdió a su amante demasiado rápido y sin poder disfrutar de ese amor a plenitud y totalidad o las amigas que quedaron atrás y perdieron esa tercera parte que fungía como su pegamento.

Así que ahí estaba por supuesto, sentado en el balcón con la fría humedad del campo como única compañía al leer los comentarios de su SNS. Mingyu sabía que no podía escapar de la realidad para siempre, sin embargo, cada palabra que leía le rompía un poquito el corazón. De nada servía decirse que las personas no serían crueles y no usarían su revelada sexualidad para atacarlo pero, al menos esperaba que fueron un poquito más compresivos con sus sentimientos. Claramente se engañó a si mismo y ahora sufría porque quizás jamás en su vida podría hacer lo que deseara sin que lo juzgaran o lo acosaran.

Era triste.

Dejó el teléfono encima de la mesita y entró a la cocina con ganas de prepararse un té de manzanilla que lo calmara. Caminó suavemente por la alfombra y encendió las luces de la cocina comenzando rápidamente su labor. Encontró la cajita de tés en la gaveta escondida de la cocina y puso la tetera a hervir. Tomó su taza favorita con diseños de mariposas azules en los costados y dejó la bolsita en el centro. Estaba bastante seguro de que podría ver el amancecer en pocas horas y disfrutar del regalo tan maravilloso que su amigo y hermano le había otorgado. El sonido de pasos detrás suyo lo desconcertó un poco y cuando la delgada y somnolienta figura de Wonwoo apareció en el umbral de la cocina, el corazón de Mingyu se saltó un latido y como cada vez que se encontraban se quedaron estancados en su lugar con las miradas perdidas en los ojos del otro.

Wonwoo se veía adorable recién despierto. Traía el pelo parado apuntando hacia todos lados, los ojitos cerrados y las ojeras bajo los ojos señal de que él también estaba desvelado. 

- ¿Hiciste té o café? - su profunda voz hizo cosquillas en el estómago de Mingyu – Si la respuesta es café te amaré por siempre.

- Hice té – dijo cuando logró finalmente conectar su boca con su cerebro – Pero puedo hacerte un poco de café.

- Vale. Tenemos aproximadamente 10 minutos antes de que salga el Sol así que si puedes adelantarme el café lo agradecería – y luego desapareció rápidamente por las escaleras dejando a Mingyu perplejo.

El sonido de la tetera lo despertó de su ensoñamiento y lo bajó vertiendo el caliente líquido en la taza auxiliándose con una cuchara pequeña y lo tapó por unos minutos para acto seguido hacerle un poco de café a Wonwoo como le había pedido. Medio minuto después justo cuando la cafetera pitaba del líquido recién hecho, un Jeon Wonwoo totalmente aseado y peinado hizo su entrada con dos mantas enormes y sus gafas de pasta negra en la punta de su nariz.

- La manta púrpura es para tí por ser la más grande – ofreció la manta y se colocó la suya – Ahora veamos el amanecer londinense.

Mingyu quiso aclarar que él ya había visto el amanecer hace unos días sin embargo prefirió asentir tomando la manta extendida con su té y caminó hacia la terraza trasera de la casa siguiendo a Wonwoo. Wonwoo se acomodó café en mano en la mecedora doble y Mingyu se sentó junto a él. El cielo oscuro comenzaba a tornarse de un turquesa ribeteado de naranjas y amarillos, el rocío de la mañana caía suavemente como si fuera una llovizna suave mientras los hombres disfrutaban de un cómodo silencio.

Llámalo Como Quieras: Meanie Version (Finished)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora