Epílogo

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Finalmente, Draco y yo hicimos nuestra relación pública, al principio la idea no le convenció en absoluto, pero entendió que yo no quería mantener nada en secreto, puesto que solo mi existencia ya había sido un secreto durante más tiempo del que me hubiese gustado. Pansy se moría de envidia y rabia cada vez que nos veía juntos, debo admitir que me parecía divertido ver esa escena, es algo cruel, pero me gustaba verlo.

Pude unirme al equipo de Quidditch como golpeadora, y el sol ya no supondría un problema para mi gracias a la ayuda de mi novio, pudimos buscar información sobre algun objeto que ayudara a los vampiros a no quemarse, y había un anillo para eso, por lo tanto, siempre lo llevaba encima, y procuraba no perderlo.

Sobre mis padres, aceptaron del todo que estudiase fuera, ya no venían cada dos por tres a verme, pero sí es cierto que me pidieron que fuese a verlos algún fin de semana, no para controlarme, sino porque me extrañaban.

Hogwarts se convirtió en un colegio de magia también para vampiros, venían de todas partes y se relacionaban con el resto de estudiantes, los trataban como iguales. En parte me sentía responsable de aquello, gracias a haber seguido mi corazón acercándome aquella noche al gran castillo que me gustaba contemplar desde mi ventana, ahora los vampiros tenían la oportunidad de estudiar fuera de sus casas.

En el momento en que mi hermana cumplió los once años empezó a estudiar en Hogwarts, al principio a papá y a mamá les asustó, pero creo que lo que más les preocupaba era que su hija más pequeña estaba creciendo y no podían controlar eso.

Parecía que, por fin, mi vida había dado un giro de 360º, y eso me gustaba.

Una vampiresa en HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora