"Un vuelo en llamas Bautizo iluminó Recargo los magnetos del amor Mientras mis alas Se desintegrarán Y vuelvo a caer una vez más"
—«Nunca» zoé.
𝑪𝒂𝒃𝒆 𝒂𝒄𝒍𝒂𝒓𝒂𝒓...
•|༄ 𝑨𝒅𝒗𝒆𝒓𝒕𝒆𝒏𝒄𝒊𝒂 𝒅𝒆 𝒎𝒐𝒔𝒏𝒕𝒓𝒖𝒐𝒔𝒊𝒅𝒂𝒅 𝒅𝒆 29𝑲 𝒑𝒂𝒍𝒂𝒃𝒓𝒂𝒔.
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—Bueno, mis sospechas resultaron ciertas— la viejecilla enana caminó como un ratoncito, con la bata arrastrándose cual capa y red atada a su moño alto, para encaramarse en su silla giratoria, quitándose las gafas de densa graduación para mirar con firmeza al joven que tenía frente a él. —. Shoto-kun padece del síndrome de Waardenburg.
Touya siempre ha odiado los hospitales. La salas médicas. En general, aquellas habitaciones que evocaran recuerdos asidos. Simplemente no puede tolerarlos.
El olor infernal a antiséptico, el albo inmaculado de las paredes que le enceguecen la vista, los ruiditos de aparatos con la apariencia de mecanismos de la época de la Inquisición, cientos de personas moviéndose con premura aterrados por la situación que les pudre por dentro, especialistas insensibilizados cual parcas anunciando la muerte, esa asfixiante sensación de que las esquinas se comprimen alrededor tuyo y te succionan con ellas...
