"Mataste el verbo con saliva Con tu lenguaje natural Te veo que aún hay esperanza Y por eso de nuevo me ha rasurado Todas las penas de una vez"
—«Nunca» zoé.
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De los cientos de millones de posibles escenarios dentro del multiverso en los que pudo suscitarse su tan codiciado reencuentro con su viejo amigo de la infancia, ése que se desvaneció como los pétalos al viento, Touya no daba crédito a lo que veían sus incrédulos ojos. Apuntados por cámaras estratégicamente colocadas en el abarrotado set, el guión ameritaba un encuadre directo a su transfigurado rostro por diez kilos de carne lila. De todas las maneras que había... el universo que se acuña el trofeo de oro es en el que Keigo sostiene con la plenitud de su espalda el robusto cuerpo de su "moribundo" progenitor. El director vocea un "¡CORTEN!", puesto que la ensalada de expresiones que le atraviesan la faz rompen con el singular estado anímicamente mezquino de Dabi, mas, los camarógrafos lo tildan de loco y continúan el rodaje. Escepticismo, realización, estupefacto y la furiosa tristeza se disuelven finalmente en alivio enternecido por el mar de agridulces lágrimas.
