Ya estaba en casa, noquería pensar más en lo que había pasado en la cafetería.¿Desaparecidos? ¿qué desaparecidos? La gente desaparece sin másninguna casa es responsable de eso. No puede estar embrujada, es unacasa común y corriente y yo lo que voy a hacer ahora mismo essentarme a escribir y no pensar en fantasmas, desapariciones ni locosque aparecen y desaparecen en las cafeterías.
Se dijo Silvia para simisma mientras abría el portátil sobre la mesa del comedor paraponerse a escribir.
-A ver ¿por dónde iba? -estaba a punto de poner la primera palabra cuando sonó el teléfono.En un primer momento miro a su móvil pensado que era el el quesonaba pero no. -¿Hay otro teléfono en la casa? - se preguntómirando en la dirección de donde le llegaba el sonido.
Lentamente se levantó ytras unos segundos localizó el teléfono oculto tras los viejoslibros de la estantería.
Se trataba de un teléfonodel siglo pasado de color rojo con ruedilla para marcar en vez debotones.
-¿Quién es? - dijo nadamás descolgar el teléfono. Espero unos segundos pero nadiecontestó, es más era como si no tuviera línea, pero entonces ¿porqué sonaba?
Lo volvió a poner en susitio y se dispuso a volver a la mesa a escribir cuando volvió aescuchar que sonaba. Enfadada lo volvió a coger y esta vez siescuchó algo al otro lado que la dejo helada.
-Sé quién eres – dijouna voz de ultratumba ronca y gélida como la nieve.
-¿Quién es usted? -gritó Silvia desesperada.
Pero a pesar de los gritosnadie contestó es más el teléfono volvió a quedarse en silenciosin ningún otro sonido que los gritos desesperados de la pobreSilvia. Sin poder aguantar más salió al jardín en busca de aire,necesitaba respirar o de nuevo la ansiedad la atraparía. La mismaansiedad que en el pasado la mantuvo durante varios meses internadaen un psiquiátrico. No quería volver allí, no después de salir deel y retomar su vida. Eso sería su fin, pero esta maldita casa seempeñaba en volverla loca y en hacerla volver a recordar esosepisodios ansiosos que le quitaban hasta el aire.
Miró en todas lasdirecciones en busca de una salida a lo que estaba pasando, pero novio más que un bosque oscuro por un lado y una casa llena defantasmas por el otro. Sería eso lo que quería decir ese hombre porel teléfono, que su vida estaba llena de fantasmas desde el incendiodel edificio.
-¡Dios mío no! - gritóen busca de una respuesta que jamas iba a llegar.
No la querían perdonar,no jamas la iban a perdonar porque por su culpa había muerte muchagente en aquel edificio, y todo ¿por qué? Por quedarse dormidaleyendo bajo la influencia de una maldita vela perfumada.
ESTÁS LEYENDO
La casa de la niebla
Mystery / ThrillerUna casa escondida en medio del bosque de la niebla donde nunca sale el sol y donde la muerte siempre está presente. Una joven escritora, Silvia, en busca de tranquilidad para terminar su libro, un vecino atormentado por los recuerdos, un alma perd...