Mañana es tardísimo

Capítulo 4

En cuanto cerré la puerta, Carol comenzó a caminar en círculos. No estaba segura de cuál estaba más nerviosa de las dos, pero sin duda la que menos podía disimular era ella.

-        A ver - le pregunté finalmente para intentar calmar los nervios de ambas - ¿por qué tanta prisa por contarme algo ahora si me vas a ver mañana?.
-        ¿Mañana? Mañana es tardísimo.

Y funcionó. Como si de palabras mágicas se trataran, Carol se abalanzó directamente hacia mí y me besó de nuevo apoyada en la puerta. Ya no nos besábamos despacio, ya no había dulzura. Ahora lo que queríamos las dos era otra cosa.

Por primera vez en nuestra vida, por primera vez en nuestra historia, cualquier cosa que hubiéramos hecho hasta ahora se nos quedaba corta.

Solté la chaqueta y la carpeta en el suelo y seguí besando a Carol. No había tiempo para pensar, ni para hablar, ni para nada. Sólo la una para la otra. Solo aquel momento.

Carol me cogió de la mano y, sin mediar una sola palabra, me llevó a su habitación tirando de mí.

Una vez allí nos sentamos las dos en la cama. Le levanté la camiseta, ella hizo lo mismo con la mía y se quedó mirándome.

-        Chica, no vas a ver nada que no hayas visto ya - le dije -.

Se rió y empezó a desabrocharme la falda. La ayudé quitándomela casi con un gesto y miré cómo se desabrochaba los pantalones.

En cuanto estos tocaron el suelo me senté encima de ella y empujé su cuerpo con el mío hasta que las dos quedamos tumbadas en la cama.

-        Paula...

Comencé a besarle el cuello y a bajar con la boca por el centro del sujetador. Se inclinó para quitárselo y yo hice lo mismo con el mío.

-        Paula, espera.
-        Carol otra vez no, hemos llegado hasta aquí y no vamos a...
-        Paula cállate y déjame a mí arriba.

Con una fuerza que nunca sabré dónde esconde, me giró y se puso encima de mí. No pude evitar reírme.

Bajó directamente por mi cuello hasta mis pezones y los lamió como si se le fuera a ir la vida en ello, aumentando el ritmo a medida que me oía respirar cada vez más fuerte.

Pegué muy fuerte mis caderas contra las suyas para poder compartir la excitación que estaba sintiendo. Cada movimiento que hacíamos lo hacíamos contoneando las caderas a la vez, un gesto que me estaba haciendo rabiar de placer.

Tocó y besó cada uno de los centímetros de mi cuerpo, siempre manteniendo el contoneo para poder sentir cómo su excitación iba subiendo por momentos, para oír cómo cada vez respiraba más rápido y cómo de vez en cuando se le escapaban pequeños gemidos.

Sin perder un segundo bajó la cabeza directamente para buscar mi clítoris, que había captado con la lengua mientras me miraba fijamente a los ojos con la mirada más sexy que le había visto jamás.

-        Carol... - su nombre apenas cabía en un susurro.

Aumentó aún más el ritmo de la lengua a la vez que metía un dedo dentro de mi vagina. El efecto fue inmediato; mi cuerpo se contoneaba aún más y mi caderas bailaban al mismo tiempo de los movimientos de su mano.

-        Hostias, Carol...

Puse las manos sobre su cabeza y entendió el gesto al momento; aumentó el ritmo de los movimientos con la mano y su lengua cada vez se movía más rápido. Yo dejé salir todos los gemidos que me iban atravesando la garganta. Mi cuerpo estaba cada vez más tenso y sabía que llegaba el momento clave. Apreté aún más las piernas contra Carol y sólo bastaron unos pocos segundos para notar cómo mi vagina se contraía y para gritar su nombre en mitad de un inmenso gemido de placer.

Ella paró y retiró la mano despacio, sonriéndome.

-        Chica, qué rapidez - me dijo mientras se ponía a horcajadas encima de mí -.
-        ¿Rapidez? ¿Pero tú sabes lo cachonda que me has puesto, Carol? No podía más.
-        La verdad es que me hacía una idea - se rió - y eso que me has discutido hasta la saciedad para venir hoy.

Me reí, la imité con sorna y tiré de ella para besarla. Ella entrelazó sus piernas con las mías y se volvió a sentar encimade mí.

-        Me encanta esta postura - comenzó a darme embestidas subiendo a la vez la mano por mi estómago -.
-        A mí - las embestidas se repetían - me pone - cada vez con más intensidad - muchísimo.

Metí mi mano entre sus piernas y seguí el camino del clítoris hacia abajo. Con lo excitada que estaba no me costó nada entrar despacio en su vagina, lo que la hizo explotar de placer.

Siguió dando embestidas con mis dedos dentro y me puso sus manos en la cintura para acompasar mis movimientos.

-        Joder, Pau, joder.

Apenas podía mediar palabra entre tanto gemido. Le sonreí y continuó cabalgando mi mano, moviendo la cintura a un ritmo que me superaba.

Cuando noté que estaba a punto de correrse, levanté un poco las caderas para que notara mi mano todavía más dentro, y sólo con dos embestidas más ya estaba gritando de tal manera que su voz retumbó por toda la habitación.

Inmediatamente después cayó rendida a mi lado.

-        Joder, Pau...
-        Sí, eso decías antes.

Se tapó la cara con la sábana.

-        ¿Ahora te da vergüenza? Chica que me acabas de comer el coño.
-        ¿Lo he hecho bien? - me preguntó entre risas - Es la primera vez que lo hago.
-        Lo sé, y no lo parecía. Lo has hecho de lujo.

Carol sonrió.

-        Es lo que me iba saliendo, ha sido instintivo.
-        ¡Joder! Pues me ha gustado muchísimo, que lo sepas.

Me quedé mirando al techo, exhausta.

No sabía cómo reaccionar ni cómo sentirme. Sólo sabía que llevábamos meses queriendo hacer esto.

No podíamos hablar de ello ni tampoco podíamos pararnos a pensar si había estado bien o mal. No teníamos que extenderlo más allá del "era una prueba y queríamos sacarnos las ganas".

Pero madre mía qué prueba. Madre mía qué ganas.

Al poco noté que Carol me miraba.

Más concretamente me estaba mirando las tetas.

-        ¿Te has dado cuenta de una cosa? - me dijo mientras me rozaba el pezón con el dorso de la mano -.
-        ¿De que tengo unas tetas preciosas?
-        Aparte de eso - Carol se reía - ¿Te has dado cuenta de que nadie ha dicho "Corten"?

Solté tal carcajada que me debieron de oír los vecinos.

-        Carol eso es...
-        Trampa. Lo sé. Pero a estas alturas pocas cosas hemos hecho hoy que no lo sean.
-        Pues - me puse encima de ella - Si nadie ha dicho "Corten" - bajé despacio hasta su tripa y comencé a besarle las ingles - sigamos grabando.

FIN