capitulo 1: de regreso.

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Un paso a la vez, evitaba pisar las líneas de la banqueta, camino a mi primer día de escuela después de unas vacaciones de veinte días.

Cientos de estudiantes caminaban y corrían por los pasillos, mientras él director avisaba de una asamblea de alumnos en el gimnasio.

Iba caminando pero una fuerza débil me sostuvo por detrás.

—hola, hola Liam— quite sus  grandes brazos de mis pequeños hombros.

—esperaba sorprenderte— soltó un hongo suspiro

—cada que regresamos de vacaciones me haces lo mismo, tienes que ser un poco más discreto.

Bien hasta ahora no había mencionado a Paula.

—¿oye quien cres que va a estar en el las mismas clases de historia, ciencias, álgebra y deportes que nosotros?.

—¿quien?.

—paula.

Y ya la menciono.

—que bien haci le costará menos adaptarse— fingi mi sorpresa y entusiasmo.

—ven vamos al gimnasio está por empezar.

Me llevo al gimnasio, donde los alumnos se acomodaban como podían entre las sillas.

Liam me llevo a la fila donde estaban los deportistas, y wow que sorpresa ahí estaba Paula, desde que la ví empecé a fingir mi sonrisa.

—hola oliva— se levantó de su asiento con una gran sonrisa perfecta, y sin mi permiso me abrazo, dios esta chica se baña con perfume, su olor están hostigante.

—hola Paula

Liam nos observaba atentamente, yo me adelante a sentar me.

El director empezó con su típico discurso de bienvenida.

—estimados alumnos y alumnas, es un placer tenerlos de regreso, ya extrañaba sus risas y ocurrencias.

Todos se echaron a reír, dios hasta la risa de Paula es perfecta.

No oí el resto del discurso, pero si que fue largo, tarde media hora, solo escuchaba bla, bla, bla.

Deje caer mis libros y mi mochila en mi pupitre.

Mi primera clase, la de ciencias, una maestra comprensible, hasta ahí todo bien, pero llego Paula acompañada de Liam, ni a mí me acompaña.

Se sentaron atrás de mi, podía escuchar cada risa, que celos sentí en ese momento.

Tendré que acostumbrarme.

En el almuerzo fui hacia la mesa donde me sentaba junto a Liam, y algunos de sus amigos.

Al llegar ví a Paula ocupando mi valioso lugar.

Junto a Liam.

Me senté junto a uno de sus muchos amigos.
Los veía con un odio discreto, bueno más bien miraba a Paula.

Liam apenas si me dirigió la palabra.

Y haci paso todo el día, el más aburrido primer día de escuela.

Esperaba con ansias en el estacionamiento a mi mejor amigo, como casi siempre, para que me dejara en mi casa.

A lo lejos lo ví, por suerte venía solo.

—¿y Paula?— le pregunte

—tiene ensayo con las porristas.

—vaya la aceptaron rápido— me subí al precioso y antiguo auto de mi amigo.

—si, la ayude un poco— comenzó a manejar viendo por el espejo retrovisor.

—¿y por qué a mí no me ayudaste a entrar en el equipo de voleibol?

—olivia, ella es nueva, se está adaptando, en cambio tú, tienes manos no me necesitas, para estar en el equipo, te e visto jugar y créeme eres demasiado bueno y talentosa.

—pero ella igual tiene manos.

—ya te lo dije es nueva.

—¿a caso estás enamorado de ella?.

Solo que quedo callado.

El silencio dice más cosas que las palabras.

Se detuvo frente a mi casa y lo invite a pasar.

Entramos y fui por dos vasos de agua.

—aqui tienes— le entregue su vaso de agua helada como le gusta.

—gracias.

Nos undimos en un pequeño lapso de silencio.

—¿y bien te gusta?— lo volví a cuestionar.

—olivia, antes de decirte, quiero aclarar que yo ya no siento nada por ti.

Auch, esa si dolió.

—si ya lo sé.

—bien estoy enamorado de Paula, ¿felíz?.

Doble auch.

Te lo mereces oliva.

¿aún me amas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora