capitulo 2: tener que acostumbrarme.

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Literalmente me pase la noche llorando, por la repuesta de Liam, mi corazón se quedó casi inmovil.

Durante el campamento, reflexione, y si, en realidad estaba enamorada de el, solo no quería arruinar nuestra amistad, tenía planeado decirle cuando regresará del campamento, pero esas ideas se esfumaron, cuando ese mismo día, me presento a Paula.

Soy una idiota.

Soy una idiota.

Pero pensé, ¿y si lo intento enamorar de mi?.

Vamos la mayoría lo a intentado.

Si, eso hare, no tiene nada de malo.

Apartir de mañana lo intentaré impresionar.

Me levanté un poco más temprano de lo habitual y busque un poco de ropa linda.

Una gran diferencia entre Paula y yo, es que a ella le gustan las faldas, los vestidos, los tops, lo shorts cortos, los tacones, maquillarse en exceso, alaciar ce el cabello.

Y yo pues soy todo los contrario, odio todo eso.

Pero vamos, no iba a cambiar mi forma de ser, por un hombre, todavía no llego a ese punto de enamorarme perdidamente.

Todavía.

Solo me arregle como siempre.
Y salí rumbo a la escuela.

Mi vista se dirigía atentamente al pasillo con muchos estudiantes caminando, como mi fueran unas hormigas alborotadas.

Me dirigí a mi clase de artes, está clase me dolía despejar mucho, pues nos estaba Liam, y ahora pues tampoco Paula.

Me senté en el fondo y oí las indicaciones.

Terminé de pintar un lindo cuadro, con un lindo paisaje de otoño, pero ¿que le hago?.

Ya se.

Fui hacia la cancha de fútbol, donde muchos hombres musculosos estaban haciendo abdominales, traté de no quedar embobada con esa sexy escena, de chicos sudando, dejando ver su marcado cuerpo.

Le hice señas a mi mejor amigo.

Claro que me iba a hacer caso.

Fui hacia las gradas y me senté a esperarlo.

Pude ver a Paula en una bolita de quien yo supongo son sus amigas.
Estaban practicando.

—¡hola mi querida amiga!.

—hola, oye ven— le indique un lugar a mi lado.

—¿y que pasa?.

—cierra los ojos.

—no me gustan las sorpresas oliva.

—vamos házlo por mí.

Todo los ojos, y siguió mi indicación.

Saque el cuadro recién echo de mi mochila y lo coloque en sus grandes manos.

—ya puedes abrirlos.

Los abrió y miró a el cuadro, lo observaba detalladamente.

—¿tu lo hiciste?

—si, ¿quien más?.

—gracias, irá directo a mi colección de cuadros, que me regaló mi mejor amiga.

—esa colección es una galería de arte amigo, apreciarla, no cualquiera te regala arte pura.

—lo haré, hasta pronto.

Me despedí y me quedé sentada un rato más.

Mi vista se desvió hacia Paula, quien al parecer me estaba viendo, amablemente le ofrecí una sonrisa, pero ella solo volteo los ojos.

¿en serio?.

Que inmadura.

Baje de las gradas y me fui hacia mis múltiples actividades.

Podía jurar que escuchaba las risitas de Paula y sus amigas, de seguro hablaban de mí, y no precisamente cosas buenas.

...

Camine hacia el auto de Liam en el cual el estaba recargado, y de la nada como una víbora salió Paula.

—hola oliva, hoy llevaremos a Paula a su casa.

—claro— le ofrecí una sonrisa y me subí atrás.

Observe como Paula dudaba para entrar al auto, carajo se veía completamente infantil.
Su mirada al entrar al auto era como de asco y completa desaprobación.

—¿cuántos años tienes este auto?— le pregunto a Liam.

—veinticuatro años, era d mi abuelo, y pues me lo regaló.

La ví sonreír, tratando de ocultar algún rastro muy notorio de disgusto.

Durante el camino, ella le contaba a Liam sobre sus prácticas con las porristas, y creo que todos sus planes del año, porque tardo todo el trayecto parloteando.

—ya llegamos— me dijo Liam.

—a si, gracias, adiós.

—adios— me dijeron ambos

Los ví alejarse, haci de rápido se fue el amor de Liam que alguna vez tuvo hacia mí.

Auch.

¿aún me amas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora