El pequeño Jiang Cheng corre por el bosque, sus pequeñas piernas tropiezan a cada metro, pero no se detiene, su rostro esta empapado en lágrimas y sus tobillos duelen. Cuando cruza unos arbustos cae por un agujero y solo puede jadear, su cuerpo rueda y recorre unos metros de distancia, cuando se levanta está dentro de una cueva, una luz tenue viene del techo cubierto de helechos, hay vegetación en el piso y las paredes, la temperatura es fresca, contrario al infernal calor de verano de afuera.
El niño, temblando puede visualizar a alguien en medio del lugar oculto en las sombras, está en el suelo en posición de loto, no levanta la vista para verlo, pero el pequeño Jiang sabe que es un adulto. Su pequeño cuerpo se estremece de miedo y pasea su mirada por el lugar para buscar una salida y volver a casa.
Sus lágrimas ahora son de temor y su pequeño cuerpo olvida las heridas sangrantes es sus tobillos
Pasa un minuto y luego cinco. El adulto no se mueve y ni siquiera ha levantado la vista. El pequeño Jiang arroja una piedra con la punta del pie que hace un sonido nada despreciable, pero el hombre no se mueve.
Con cuidado y algo de valor el pequeño se acerca al hombre, lo mira de cerca y con atención, no sabe si es un cultivador de su secta o un hombre malo, su madre le ha dicho que no debe hablar con nadie que no conozca y que debe volver con ella rápidamente si encuentra a alguien que intenta hablarle o llevarlo a algún lugar.
Pero el pequeño Jiang quiere ser valiente, si su madre ve que no tiene miedo no le volverá a golpear con esa varilla de bambú.
Ya frente al hombre el pequeño hace una descuidada reverencia y se presenta, pero no recibe respuesta, da un paso más cerca y estira la mano para tocar lo que parecía un mechón descuidado del hombre que cuelga en el aire, pero sus dedos tocan una extensión de lo que parece una raíz, con pequeñas hojas adheridas a él.
Curioso, se acercó a él y empezó a examinar al extraño sin perder la cautela, pero noto rápidamente que lo que creía un hombre cultivador era la extensión de la madera del gran árbol, le recorrían enredaderas que daban aspecto de manos y pelo largo. Algo abochornado el pequeño pateo la figura de madera y renegó para sí mismo.
Toco lo que parecía ser su cabeza y el pecho además de las piernas cruzadas, ubicándose a si mismo entre el espacio entre el circulo formado por los parecidos brazos. Desde esa perspectiva el pequeño podía ver lo que parecía la cara de la figura, las enredaderas que asimilaban el pelo se balanceaban sobre el de forma suave y armoniosa logrando una imagen hipnotizante para el pequeño.
Después de unos minutos el pequeño froto sus ojos con un repentino ataque de sueño, se puso de pie suavemente y se alejó buscando el agujero por donde había entrado, con un vistazo hacia atrás se inclinó en despedida y se arrastró de regreso.
Sus pequeños tobillos estaban inmaculados.
-o-
Pasaron un par de meses antes de que el niño volviera al árbol, arrastrándose voluntariamente por el agujero, cuando entro trepo directamente sobre el regazo de la figura y se abrazó a si mismo. En silencio los pequeños sollozos rebotaron por las paredes huecas.
-Papá trajo a un niño extraño hoy- dijo la pequeña voz-Mamá dijo que vino a reemplazarme-
El roce de la ropa que frotaba las mejillas se hizo evidente
-Hermana dijo que sería ni nuevo hermano mayor y que debemos jugar con él. Pero mamá me prohibió hablarle...- la voz se ahogó- Fui a mostrarle mi espada, pero mamá me vio y me pegó-
El niño se frotaba su mejilla hinchada y lloró como si terminar su relato fuera la señal para mostrar su dolor, los sollozos se extendieron hasta que el pequeño se durmió, acomodado sobre sí mismo.
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Bajo La Sombra Del Luan
FanfictionUn pequeño Jiang Cheng trata de entender el mundo desde sus pequeños ojos, ¿podría una figura inmóvil darle el consuelo que necesita?