Capítulo 2: El espíritu blanco

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Dolía bastante. Muchísimo. Tanto como nunca antes le había dolido. Y a la vez se sentía tan bien. Relajante. Liberador.

Después de dormir por primera vez en un sitio plano, incluso aunque fue en el suelo en medio del claro, la espalda de Skeptical tuvo algo de descanso.

Y despertar dolió. Claro que lo hizo. Pero a la vez se sentía tan bien no estar acurrucado en una bola incómoda de extremidades tratando de dormir entre arbustos.

Entonces la culpa le llegó como un golpe directo al estómago. No debió hacer eso. Incluso en medio de la noche, incluso si había revisado todo el sitio durante horas para ver que no hubiese nadie, incluso aunque ni siquiera había dormido mucho… no debió dormir en el claro. Incluso aunque se había ocultado entre la maleza alta, incluso aunque se encontraba cerca de los árboles para emprender una huida, incluso si cualquier cosaEra demasiado arriesgado. Estaba siendo imprudente. Si no hubiese sido un cazador, pudo haber sido alguna criatura hostil de la noche. Algún zombie, esqueleto, araña o creeper. Quizás hasta una bruja o un enderman al que pudo haber mirado a los ojos en medio de un terrible descuido.

—Puto idiota —susurró, dirigiendo las palabras a sí mismo, y se levantó del suelo—. Si tantas ganas tienes de morirte, ¿por qué huiste?

Estiró sus extremidades y, diablos, se sintió bien nuevamente. Un sabor amargo le recorrió la boca. No tenía que sentirse bien.

Miró a su alrededor, escaneando el sitio. A pesar de que no había sido instruido en la supervivencia (siendo un príncipe gema, específicamente un diamante, una joya forjada para dirigir masas y verse bien, ¿por qué le enseñarían eso?), sabía las cosas básicas. Podría hacerse herramientas de madera hasta que pudiese encontrar algún sitio de donde extraer algo de piedra. Entonces todo iría más sencillo. O al menos eso esperaba.

Admiró los árboles, buscando alguno que no se echase demasiado en falta entre el follaje. Cuando se decidió por uno y caminó hacia este, algo le instó a mirar atrás. A saber qué clase de fuerza fue, pero sintió muchas ganas de mirar atrás. Apenas giró un poco la cabeza.

Y lo vio. Claro que lo vio. Una figura blanca y alta, parada al lado de los árboles al otro lado del claro.

Parpadeó una vez mientras sentía como su corazón se aceleraba y… ya no estaba. Nada. Tragó saliva y siguió mirando el sitio. Se giró por todos lados, buscando más de la figura blanca entre los árboles, pero ya no estaba.

Su corazón no se tranquilizó por ello. Inmediatamente se giró de vuelta a su dirección original y corrió. Si esa criatura de blanco estaba en el claro, no tenía tiempo, tenía que ocultarse ya. Llegó hasta la arboleda y corrió hasta hallar una formación de ramas y arbustos por donde esconderse.

Y esperó. Esperó por muchas horas, pero no pasó nada. Cuando comenzó a quedarse dormido y el estómago le exigió comida por piedad, se levantó del sitio, sintiendo como la sangre volvía a correr por sus extremidades. La cabeza le dio vueltas. El mareo se le pasó al cabo de unos minutos. Caminó hasta que pudo vislumbrar el cielo. Había perdido varias horas del día por esa figura. Pero la criatura no le persiguió. Ni le cazó. Ni nada.

Skeptical frunció el ceño. ¿Se lo había imaginado? ¿La criatura blanca había estado allí en un primer lugar?

Una alucinación.

El comienzo de una risa brotó de sus labios. Claro, maldito estúpido, apenas has dormido y no comiste nada desde anteayer, ¿qué esperabas?

Mordió su lengua para cortar la corriente de risa que se le quería escapar, ya que incluso a sí mismo le parecía risible que estuviese huyendo incluso de cosas que ni siquiera estaban allí.

Negó con la cabeza varias veces y comenzó a andar hasta los arbustos de bayas que había visto el día anterior. No había reconocido ninguno de los frutos, así que no podía estar seguro que alguno fuese venenoso, misma razón por la cual el día anterior decidió no comer ninguno, pero en ese momento estaba tan hambriento que lo dejó ser.

Morir envenenado era más rápido que morir de hambre, después de todo. No dejó que los pensamientos clamando por la peor muerte posible para su persona se le terminasen de formarse, sólo comenzó a cortarlas rápidamente y comenzó a juntarlas, ayudándose con la parte frontal de su camisa robada para crear un sitio donde transportarlas. Mientras caminaba al lago para enjuagarlas y de paso tomar algo de agua, creyó ver un destello blanco entre los árboles nuevamente, pero esta vez, al girarse, no vio nada.

—Ahora también estoy loco, lo que me faltaba —bromeó consigo mismo, dándose el lujo de, ahora sí, soltar una risa corta. Apenas duró un segundo, pero existió. Sin embargo, la satisfacción de ese breve momento no le duró lo suficiente. El resto del día se la pasó fatal.

La comida no fue suficiente, pero no se atrevió a comer más por miedo a envenenarse o a quedarse sin bayas, estaba muy cansado y, bueno, el agua estaba bien. Pero a saber si estaba contaminada con algo, lo cual era altamente probable.

Pero ni todo el cansancio del mundo pudo hacerle desviar la mente de su nuevo objetivo. Un hogar. Un nuevo hogar. Un sitio para ocultarse de todos.

Con espíritu blanco y todo incluido. Su nueva vida empezaba en ese momento.









































Notas:

Todos sabemos quién era el espíritu blanco. Todos sabemos por qué es blanco y no negro en este momento. Pero Skeppy no sabe. Pobrecito.

The4Demons

Historia breve de una vida entera [Skephalo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora