#04 La dama del establo

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Cuando recuperé la consciencia me encontraba recostado en un lodazal, llevando puesto únicamente la bata del hospital donde había muerto. No desperté por el frio de la noche, sino porque alguien me estaba golpeando la cabeza repetidas veces con aquel bastón que llevan los pastores.

Instintivamente le quite esa herramienta y lo golpee en la cabeza, dejándolo inconsciente. No me había dado cuenta de mi propia fuerza hasta que reflexione sobre lo que había sucedido.

Aquel que yacía en el piso era un joven adulto, pero tenía la particularidad de que era más pequeño de lo que la edad de su rostro indicaba. Media como un metro con cuarenta centímetros y tenía orejas como las de los conejos.

Fácilmente podría describirlo como una criatura de cuentos de hadas, una especie de humanoide, hibrido o “semihumano”.

- Golpear en la cabeza a alguien durmiendo… Bastardo.

Era la primera oración que decía en este mundo, y estaba cargada con la ira que pocas veces demostré en mi vida anterior. Comenzaba a entender los efectos que implicaba haberme privado de parte de mi moralidad.

Alrededor había un rebaño de ovejas que obstaculizaba mi visión, teniendo la necesidad de ponerme de pie para observar exactamente donde me encontraba: una amplia zona de pastoreo.

A mi izquierda divise una casa relativamente cerca, con establos que parecían ser propiedad del tipo que me golpeó. Al otro lado, más a la lejanía, había un pueblo pequeño que parecía tener algo de actividad.

Opte primero por ir al hogar del semihumano, consiguiendo ropa básica, algo de dinero y dejando al sujeto dentro. Luego me dirigí al poblado cercano, con intenciones de alquilar un hospedaje y recopilar información sobre esta área.

En el poblado, el cual estaba habitado por distintas clases de semihumanos, me indicaron que un par de hermanas alquilaban habitaciones a forasteros, siempre que tengan el dinero. Era mi única opción, pues las demás personas no parecían estar dispuestas a ofrecerme un lugar donde pasar la noche.

Llegue hasta su casa, la cual era una de las más grandes y pudientes de ese pueblo. Antes que me dejaran pasar a su despacho, podía oír a través de la puerta como un anciano les rogaba que le diera más monedas por una antigua joyería familiar, pero ellas se negaban a llegar a un acuerdo, haciendo que el tipo se limite a tomar lo poco que ellas le ofrecían por el empeño.

- Unas usureras en toda regla.

Averigüe la tarifa de alquiler con anticipación y la page, pero las hermanas salían con escusas notorias que tenían por propósito hacer más elevado el pago. No había problema, pues a la mañana siguiente podría “tomar prestada” algunas de sus pertenencias mientras me iba del lugar.

- Esta es la llave de su habitación. Se encuentra en el segundo piso, al final del pasillo.

Respondió una de las hermanas semihumanas, las cuales tenían antenas de hormiga. Eran un par de mujeres maduras que se veían bastante bien para su edad.

Me fui a mi cuarto, con la intención de pensar detenidamente sobre lo que haré mañana y las formas más eficientes de conseguir dinero e información. Allí me percate que había recogido del lodo una pequeña libreta de cuero que tenía mis iniciales.

La estuve leyendo y tenía dentro elementos sobre mi condición, la hora, armas y objetos obtenidos, además de mapas y afinidad con facciones.

Le dedique un buen tiempo a su lectura, tanto que al darme cuenta ya era de madrugada.

Escuche un ruido proveniente de los pisos inferiores, en el exterior, lo que hizo que mire discretamente por la ventana.

Las hermanas estaban dirigiéndose a sus establos, llevando consigo unas cubetas metálicas. Me ganaba la curiosidad en saber porque irían juntas a extraer leche a esta hora, pues era las tres de la mañana.

Salí por la ventana con sigilo y las sigo sin que se enteren. Una vez en el pequeño establo, cerraron la puerta. Cuando me iba acercando comencé a escuchar dulces gemidos provenientes del interior.

Me pareció extraño que vinieran hasta aquí para coger, pero tal vez se trataba de algún tipo de fetiche.

Encontré una ranura lo suficientemente grande para ver en el interior. Había una hermosa semihumana, con cuernitos y orejas de vaca, siendo follada por un cerdo.

Tenía unos pechos enormes que rebotaban con cada movimiento de la bestia, mientras ella gemía dulcemente pareciendo estar bajo los efectos de alguna droga.

Las dos hermanas estaban cerca.

- ¿La estas pasando bien? ¿Emily? – Decía burlonamente una de ellas, mientras colocaba la cubeta debajo de los exuberantes pechos de la chica.

No entendía el por qué ver esto me molestaba tanto. Se supone que había perdido mi moralidad, al igual que los otros participantes. ¿Qué era entonces? ¿Acaso estaba molesto porque una mujer tan hermosa era esclava de este par de usureras y no mía?

La bestia parece llegar al clímax, haciendo que Emily, la semihumana vaca, produzca un último gemido.

Al terminar, la bestia es retirada, notándose caer cierta cantidad de esperma del sexo de su “pareja”.

En seguida las mujeres proceden a ordeñar a Emily.

- No te olvides de consumir todos tus alimentos. Debes de estar bien alimentada que puedas producir una mayor producción de leche.

Las hermanas dejaron algunas frutas y vayas en el piso, mientras que Emily todavía recuperaba el aliento. Habiendo hecho esto tomaron la cubeta con leche y se fueron.

Una de ellas, algo irritada, regreso hasta Emily solo para escupirle.

Perversión: Mi nueva vida como aspirante a Rey Demonio (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora