II

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Taeyong dudó un poco sobre lo que escuchó.

─¿Disculpe?

El extraño pareció fastidiado.

─Un encendedor, para mi cigarro.

Las mejillas de Taeyong se tiñeron de carmín.

Revisó en su mesa de trabajo hasta encontrar el objeto, el hombre encendió su cigarro, le devolvió el encendedor y se fue sin agradecer.

Ese fue el día en que Taeyong lo conoció y desearía tanto cambiarlo.

Humo - Jaeyong.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora