XIII

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Las mejillas de Taeyong se tornaron rojas de la vergüenza ¿Cómo no pudo notar que eran vecinos?

─Descuida, me mudé aquí hace dos días.

Y por eso no iba al puesto a pedir prestado el encendedor, pensó.

Una bonita casualidad, o quizás no tanto.

Humo - Jaeyong.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora