5 Unas citas, un viejo amor...

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Fuimos a almorzar al día siguiente, quedamos en encontrarnos en un punto de referencia y caminando mientras conversabamos.

Llegamos a un restaurant al que había querido ir desde hacía un tiempo, supuestamente su sopa de pescado era muy buena y quería saber que tanto.

-¿Que tal está?

-Nada mal...

-Pero...

-Pero creo que puedo hacerla mejor ¿Quieres probar?

-Claro -se acercó abriendo la boca hacia la cuchara que sostenía en el aire, sin quitarme la vista en encima y como que de repente comenzó a hacer calor- está rica, me gustaría probar la que puedes hacer.

-Por supuesto, algún día puedo invitarte a probarla.

-¿En mi casa o en la tuya?

-Sonreí nerviosa- ¿En que área de medicina te especializas?

-Soy cirujana neonatal.

-Wow eres como una súper estrella de la medicina -rió ante mí comentario- hablando de súper estrella ¿Nunca te han dicho que tu voz...?

-¿Se parece a la de Dua Lipa? -terminó mi frase por mí- sí, pero te aseguro que no canto... bueno solo en la ducha y a duras penas, si por cantar cuenta aullar desafinado -reímos las dos- tienes una linda sonrisa.

-Gracias, tú también.

Hablar con ella es tan cómodo y natural como estar con una vieja amiga. Luego de almorzar fuimos por un helado, nos despedimos con un beso en la mejilla, me acompañó hasta la puerta del restaurant y entre con una enorme sonrisa ¿Porque había pospuesto conocerla? ¿A que le tenía tanto miedo?

Todas esas noches llorando por estar sola, corriendo como una fugitiva, odiandola por obligarme a irme y dejar siempre todo atrás ¿Porqué lo había echo? Porqué, si ella es un amor de persona, cálida, me hace sentir bien. Había huido todo este tiempo por miedo a las historias que me habían contado sin haberla conocido antes. ¡Que idiota fui!

Luego de esa cita, nos juntabamos a desyunar, almorzar, cenar o merendar, si tenía que cubrir el bar iba a verme por ahí para que conversaremos mientras preparaba tragos. A medida que pasan los días la tensión por comernos la boca sube, y el miedo absurdo que al parecer había tenido baja.

-Haces una mueca muy linda cuando preparas los tragos concentrada, es algo como así -me imita haciendo lo mismo.

-¿Te estás burlando de mí? -digo tratando de parecer ofendida- se acabaron los tragos para ti esta noche señorita.

-¿Sales muy tarde hoy?

-Noup mi turno termina en una hora.

-¿Dejaras que te acompañe a tu casa?

-¿Y quien te acompañará a ti a tu casa? Aparte donde vivo queda apartado de aquí.

-¿Te preocupas por mí? -me mira coqueta- no tienes que tener miedo soy grande para cuidarme sola.

-¿Eva los doctores no están siempre muy ocupados? ¿Como es que siempre tienes tiempo para vernos?

-Querer es poder y cuando uno quiere, puede. Hay algo que he querido preguntarte hace tiempo...

-Dime -mientras limpio la barra.

-¿Conoces a alguien llamada Alison? -intento disimular pero mi cuerpo se tensa y aparto la mirada.

-Mmm Alison, creo que tuve una compañera en la secundaria o no ella se llamaba Adison ¿Porqué?.

-Es alguien que conocí hace un mucho y llevó un tiempo buscándola ¿De verdad ese nombre no te suena?

-Me coloco muy cerca de ella mirándola frente a frente- No, no me suena -me acerco lo suficiente y tomo del mismo sorbete con el que bebe su trago- soy muy buena haciendo tragos ¿o que? Está delicioso -ella no despega la vista de mis labios y suspira cuando me alejo.

Me niego a ser tu alma gemelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora