18 Hola ¿cómo has estado?

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2 años de esa separación y de esa disculpa fallida en la plaza.

   Theia de a poco fue entendiendo que ella no iba a volver y que lo mejor era respetarla y darle su tiempo, de todas maneras y de alguna manera, ellas siempre volvían a reunirse. Pero si de algo estaba segura, es que no seguiría huyendo, quería estar cerca donde ella pudiera encontrarla con facilidad para cuando decidiera volver.

   Con mucho esfuerzo primero se colocó un carrito de comida, que tuvo éxito rápido, luego se puso un restaurant en un local modesto pero muy concurrido, tanto que la gente hace fila y reservas para comer ahí. Cómo no podía ser de otra manera nombró el restaurant "Alma gemela" y trabaja en él casi las 24hs, ya que ser la dueña propietaria y chef principal, le absorbe todo el día. Pero gracias eso se ha podido comprar un auto y está juntando para el enganche de una casa, dinero que pudo ahorrar en parte porque casi no tiene vida social.

   Es tarde como cualquier otra noche, fue un día agitado. El personal se prepara para hacer el cierre, cuando entra una mujer al lugar y se sienta en una mesa.

   —Disculpe pero estamos cerrando, la cocina ya cerró.

   —¿Sigue la chef principal aquí?

   —Sí.

   —Por favor dile que quiero unos malfattis, ella te va a responder seguramente que no, ya que no están en el menú, entonces dile si haría una excepción por Evangeline.

   —Pero...

   —Te daré £ 100, solo por ir a decirle eso, ella te lo va a agradecer y yo también.

   El joven mozo se asoma a la cocina y observa a la chef rubia, con su camisa negra y delantal distintivo Blanco con abejitas. Se acerca tímido y le toca el hombro.

   —Chef... acaba de entrar una clienta dijo que quiere comer malfattis.

   —Jona estoy muy cansada a esta altura por la falta de sueño y bastante de mal humor, dile a esa mujer que la cocina está cerrada y si insiste iré yo... aparte malfattis, ni siquiera están en el menú.

   —Dijo que diría eso, y que le dijera sino haría una excepción por Evangeline.

   —Theia da vuelta lentamente— ¿Qué nombre dijiste? —el muchacho lo repite— ¿Tiene el cabello negro, un lunar cerca de la boca del lado izquierdo, los ojos color avellana y es... hermosa? —el asiente— no le digas nada, ya voy.

   Ella comienza a sacarse el delantal más la chaqueta negra, se huele la ropa y trata de arreglarse en el reflejo de las ollas, luego les pregunta a su personal nerviosa que tal se ve. Todos están asombrados por los nervios de Theia y se preguntan quien es esa mujer que ha logrado poner nerviosa a su jefa. Sale un poco nerviosa aún, la ve y se dirige a la mesa con una gran sonrisa.

   — ola, lamento haberte hecho esperar.

   —Sabía que vendrías, siéntate —no se quitan los ojos de encima.

   —Mmmm tengo olor a comida.

   —¿Desde cuándo eso me importó antes? —Theia se sienta— sé que están cerrando, pero supongo que ya que eres la dueña y como soy una vieja amiga, podríamos quedarnos a hablar un poco.

   —Fuimos al final muchas cosas pero no creo que amigas sea la palabra correcta.

   —Tienes razón, quizás debí usar la palabra ex —un sabor amargo inundó su boca— ¿Podríamos tomar algo mientras hablamos?

   —¿Quieres tomar lo de siempre? O tus gustos cambiaron.

   —Todavía me gustan las mismas cosas —«incluso tú».

Me niego a ser tu alma gemelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora