Capítulo VI

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Ran me explicó el porqué del comportamiento extraño del gemelo de souya, no puedo creer que el chico se acobardara en cuanto le vio los piercings a mi hermano, le dije de que era muy obsceno.

Me alegra de sobremanera el hecho de haber conocido un poco más a souya, poder hablar libremente sin la presión de alguien, su voz es un calmante para mis nervios y su lindo mirar me genera paz, intento verme maduro ante él, quisiera decirle todo lo que siento, pero de seguro él piensa que soy algo raro.

Solo debo esperar, es difícil enamorar a un lector.

Narra: Souya Kawata.

Mañana con mucho frío, le estoy agarrando odio al invierno, aunque en las historias que leo; las parejas son más románticas en esta época, me pregunto cómo sería pasar la congelada tarde tomado de la mano con alguien a quien le guste mi ser, poder entrelazar nuestros dedos y degustar de una bebida caliente mientras miramos la nieve caer sobre nuestras cabezas. Que lindo sería poder cumplir alguno de mis anhelos románticos.

Me levanté como de costumbre; con 5 frazadas y 3 buzos puestos, y caminé a paso lento hasta la cocina, el aroma tan dulce a la leche con chocolate me revuelve los sentidos. Me senté en uno de los taburetes de la mesada, nahoya preparó un elaborado desayuno, solo para disculparse por lo de ayer, aunque no le vi sentido alguno al asunto.

—– Muy buenos días, hermanito precioso.—– Me saludó con un abrazo.

—– Buen día.—– Talle mis ojos con pereza.

—– ¿Cómo dormiste?—– Me cuestionó dándome el plato con varios waffles y frutos del bosque.

—– Dormí plácidamente, cosa que no pasa siempre ¿Por?—– Bosteze por el sueño.

—– Yo no pude dormir después de las 4.—– Me sonrió leve.

—– ¿Ese tipo se obsesionó contigo?—– Le pregunté confundido.

—– Nop, es algo más complejo... ¿Recuerdas que te conte que estaba saliendo con alguien?—– Su rostro se tornó serio.

—– Lo recuerdo, aunque nunca me lo presentaste.—– Me metí una buena porción a la boca.

Bendigo las manos de mi hermano y su talento para cocinar.

—– Te dije que no es nada serio, el tipo es mayor que yo y al parecer quiere hacerlo oficial, por eso me despertó el ruido del celular a esa hora, era él...—– Comentó comiendo tranquilamente.

—– ¿Y cuál es el problema?—– Atiné a preguntar, el solo tragó duro y desvío la mirada.

—– El chico de ayer...—– Confesó mirando al suelo.

—– ¿De verdad? Nahoya, ¿Cuánto tiempo llevas saliendo con el otro como para ya cambiarlo por el idiota de ayer?—– Le pregunté algo asqueado, no por lo que dijo, sino por la cantidad de azúcar que le puso a los frutos.

—– Llevamos cinco meses, pero no sé, este chico me hizo dudar... Tal vez no sea nada y se me pase pronto, no debo prestarle atención, de igual manera no creo que vuelva a ver a ran otra vez, con solo hablarle me di cuenta de muchas cosas sobre su persona.—– Explicó terminando de comer.

—– Intenta hablarlo con tu noviecito, no quiero que venga a joder a las dos de la mañana, y haz lo posible para aclarar tus dudas, no es bonito estar eligiendo.—– Le aconsejé mientras tomé de mi juguito de uva.

—– Está bien... Pero fuera de eso.—– Volvió a sonreírme—–. ¿Qué tal el hermano? ¿Qué quería contigo?—– Me interrogó interesado.

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