Capítulo XLV

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Narra: Souya Kawata

La escena quedó en la nada, las enfermeras sacaron a la gente de la habitación, aunque solo me dejaron estar a mí, supongo porque saben que vendré no importa qué me digan.

Rindo mira por la ventana, aún mantiene el agarre en nuestras manos, pero no me dirigió la palabra desde que estamos solos.

-- Rindo... ¿Qué te sucede exactamente?-- Pregunté, esa interrogante no me dejaba respirar.

-- Según lo que me explicaron, me desmayé por la falta de mi medicamento, pero la convulsión fue por otra cosa, tendrán mis estudios de sangre en un rato.-- Contó pausado, quizás lo sedaron también.

-- Entiendo... Cuando te desmayaste, tu cuerpo estaba muy rígido y pesado, temí que fuera una convulsión e inconscientemente intenté que no te lastimaras más.-- Declaré, algo avergonzado por recordar lo patético que fui.

Él bajó la vista a mis manos, notando que mis dedos estaban heridos y rasguñados.

-- ¿A tí qué te sucedió?-- Cuestionó frunciendo el ceño.

-- N-no quería que te lastimes la lengua, ya que tu mandíbula temblaba, así que metí mis dedos para que no te la mordieras, dolió bastante... Fue eterno bajar por todos esos escalones, tu peso y mi desgaste apenas si lo soporté.-- Bostecé, aún tengo el efecto del sedante en mi sistema.

-- ¿De verdad nos caímos?-- Interpeló, haciendo que mi rostro se ruborice.

-- Sí... Ahí me lastimé el brazo y la cabeza, pero no es nada, tú caíste encima mío y no sufriste daños graves.-- Por suerte la vergüenza me la llevaré a la tumba, porque nadie vio como me caí.

-- Gracias... Por cuidarme.-- Musitó junto a un suspiro.

El cariño que le da a mi mano es tan cálido que no puedo evitar recordar el pasado, aquel que es tan distante, es algo que aprecio con nostalgia.

-- Es un placer.-- Hice una pausa para toser--. ¿Para qué son esas pastillas que decías?-- Solté mi curiosidad.

-- Me las recetaron los médicos del centro que te mencioné antes, dicen que debo tomarlas 2 veces por día, son psicofármacos para la agresividad o algo así.-- Mencionó acomodándose en la camilla, le pegué el sueño.

-- ¿Te volviste adicto?-- Sonó a regaño.

-- Supongo que no controlo la abstinencia... Pero no me vuelvo violento, eso pasaba antes, ahora solo me genera otros síntomas, como desmayos breves.-- Refutó como si lo hubiese regañado en serio, es adorable.

Ahora entiendo porqué se comportaba raro aquella vez que fui a visitarlo al centro psiquiátrico, estaba abstenido de esos medicamentos. Ahora que todo encaja, creo que tiene sentido el esperar a que nuestra salud mejore.

Quería romper ese inquietante silencio, poder soltar aquellas palabras que solo se atoran en mi garganta y me hacen toser.

-- R-rindo... ¿Qué te parece s-salir conmigo después de todo esto?-- Intenté no sonar nervioso, dudo haberlo conseguido.

-- ¿Cómo una cita?-- Volteó rápido, sus bellos ojos brillan como un atardecer.

-- P-puede ser una cita...-- Él me miró como si esperase algo más--. No sé vos, pero estoy cansado de fingir no amarte, me cansé de intentar olvidar todo aquello que sentí por tí.-- Hablé mientras liberaba toda esa preocupación, su mirada me genera nervios.

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⏰ Última actualización: Aug 04 ⏰

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