XVII

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 Era curioso cómo los humanos ajustan la mente a su versión de la realidad. Annabeth ya lo había escuchado muchas veces de Quirón quien se lo repetía a cada campista nuevo en el campamento.

Según los noticieros de Los Ángeles, un secuestrador (alias Ares) era el hombre que había raptado a Percy y a otros tres adolescentes, y el que había provocado todas la explosiones y daños. Al final, el valiente Percy Jackson (una descripción muy exagerada para Annabeth) se había enfrentado con su raptor en la playa. Los policías habían llegado a tiempo, pero en la espectacular explosión cinco autos de policía habían resultado destruidos y el secuestrador había logrado huir con uno de los adolescentes. Igualmente, Percy Jackson y sus dos amigos estaban a salvo en custodia policial.

Fueron los periodistas quienes los proporcionaron con la historia. Annabeth, Percy y Grover se limitaron a asentir y llorar por su 'amiga desaparecida'. Ante esto los policías les prometieron abrir una búsqueda y los periodistas, conmovidos, recolectaron dinero para tres boletos en el siguiente vuelo a Nueva York.

El despegue fue una pesadilla. Las turbulencias daban más miedo que los dioses griegos. Cuando el avión se pudo estabilizar Annabeth miró al asiento vacío a su lado y se acordó de su mejor amiga. No sabía hace cuanto tiempo se habían separado pero sabía que había pasado el tiempo suficiente como para empezar a preocuparse. Ninguno de los tres se había acordado de (t/n) cuando estuvieron con Ares, estaban muy preocupados en no morir.

Ahora que estaban a salvo (parcialmente) Annabeth no podía dejar de pensar en como la habían dejado sola con el mismísimo Dios de la Muerte. Si se ponía hacer cuentas, eran muy pocas las probabilidades en las que (t/n) sobreviviera al encuentro. Pero no era momento de pensar en negativo, Annabeth sabía muy bien de lo que (t/n) era capaz y sabía que su amiga no se arriesgaría si no supiera que es lo que está haciendo.

Lo único que podía hacer Annabeth en ese momento era rezarle a los dioses para que cuidaran a (t/n).

PUM

Como si los dioses hubieran escuchado sus plegarias, una figura borrosa atravesó rápidamente el techo del avión y cayó en el asiento al lado de Annabeth.

"¡Por los dioses!" exclamó la Annabeth asustada.

Al escuchar el alboroto, Percy y Grover, quienes estaban sentados delante de ella, se levantaron y se asomaron por los asientos. La cara de sorpresa de los tres era indescriptible.

"¿¡(t/n)!?" gritó Grover por lo bajo para no llamar la atención, tenían suerte de estar atrás del todo.

"Uugh" la recién llegada se masajeaba la cabeza.

"(t/n), ¿estás bien? Tienes la cara verde." comentó Percy preocupado.

(t/n) sólo levantó su dedo índice indicando que esperaran.

Justo en ese momento, pasaba una azafata con un carro con comida en dirección a un vestíbulo. Sin que la señora se diera cuenta, (t/n) robó una bolsa con basura que colgaba en el carro. Enseguida metió la cabeza dentro de la bolsa y vomitó.

Los tres presentes apartaron la cabeza con expresiones de disgusto.

Una vez que (t/n) terminó, Annabeth le alcanzó una servilleta para que se limpie y Percy escondió la bolsa en el baño.

"Nunca, pero NUNCA le pidan un paseo gratis a Hades." les advirtió (t/n).

Confundidos, los tres le pidieron que les explicara lo ocurrido y así lo hizo.

Primero les contó, del duelo de espadas y como había ganado. Luego todo su viaje por el laberinto de cárceles y por último como encontró a su madre y todo lo que ella le había contado. También les contó que no pudo averiguar quién es su padre. Y, por supuesto, no se olvidó de relatarles a detalle como se sentía ser transportada por el Dios de la Muerte.

"Estoy muy orgullosa de tí, (t/n). No solo le ganaste a Hades si no que descubriste parte de tu pasado." Annabeth la abrazó fuertemente.

 "Gracias, Ann."

Cuando se separaron, (t/n) se tomó el tiempo de mirar al rededor y darse cuenta de dónde estaban.

"¿Podrían explicarme cómo es que estamos en un avión y todavía no hemos muerto?"

Entonces, fue el turno de ellos tres para contar detalladamente lo ocurrido. Empezaron por la pelea entre Percy y Ares. Luego como se salvaron de ser presos por la historia que se inventaron los periodistas y por último como consiguieron los boletos.

"Increíble, chicos." los felicitó (t/n). "Lo siento por los policías, se les va a hacer difícil buscar a una chica que no está registrada en ningún lugar."

Cuando aterrizaron la prensa local los esperaba afuera, pero lograron evitarlos gracias a Annabeth, que los engañó gritándoles con la gorra de los Yankees puesta: ''¡Están allí, junto al helado de yogur! ¡Vamos!''. Y después volvió con los demás a donde se recogía el equipaje.

Salieron del aeropuerto y al llegar a la parada de taxis Percy habló:

"Necesito que vuelvan al Campamento Mestizo."

"¿Qué? ¿Estás bromeando?" refutó Grover.

"No, estoy hablando enserio."

"Pero con todo lo que hemos pasado juntos." protestó Annabeth. "¿Justo al final tenemos que separarnos?"

"Esta parte de la misión la debo afrontar solo. A parte, si las cosas llegan a salir mal y los dioses no me creen... Quiero que ustedes sobrevivan para contarle la verdad a Quirón."

Pero a (t/n) no le convencía la idea.

"Percy, por favor-"

"Escuchen." lo interrumpió Percy. "Yo se que nunca es lo mejor separarse en estas situaciones, pero siempre hay un momento en el que uno sabe que es lo que tiene que hacer y que prefiere no arriesgar a los demás. Estoy seguro que (t/n) pensó lo mismo en el inframundo. Ahora yo se lo que debo hacer, y como buenos amigos, tienen que respetar mi decisión."

Aunque siguieron discutiendo por un largo rato, ninguno de los tres pudo hacerlo cambiar de opinión y tuvieron que despedirse.

 Grover, Annabeth y (t/n) volvieron al campamento mientras que Percy subió a un taxi y se encaminó a Manhattan.

***


ᴘᴇʀᴄʏ ᴊᴀᴄᴋsᴏɴ: ʟᴀᴅʀᴏ́ɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora