Día 2: Flores

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21 de septiembre, día de la primavera en el lado sur del planeta. Todos disfrutan de la despedida del invierno y la bienvenida a las bellas flores, la nueva vegetación que nace una vez más y del calorcito acogedor.

Todo el mundo a excepción de Souya Kawata; el niño que es completamente alérgico al polen y por ende nunca a podido disfrutar de la fragancia de las flores, solo verlas desde lejos y metido en su casa.

Pero este año sería diferente, mejor dicho, alguien arduamente trabajó para que Souya pueda disfrutar del día como cualquier otra persona.

21 a la mañana, el sol brilla con ferocidad  y la nieve se derrite por completo, el aire fresco predomina en un ambiente cálido, lleno de vida y color, Souya intenta controlar su bendita alergia, ya se ha gastado bastantes rollos de papel higiénico.

Con la nariz irritada y el Récord Guinness a la mayor cantidad de estornudos registrados, la maestra le pide que salga del salón por interrumpir la clase a cada rato.

Nada más que hacer, los idiotas de sus compañeros llevaron flores a propósito y se las embarraron en toda la cara ¿Cómo no estornudar a gusto si tiene pétalos hasta en las orejas?

Decepcionado de sí y con los mocos colgando, el pequeño se sentó en las escaleras frente a otra aula, supuso ser 5to, por el gran número mal pegado en la puerta. Se abrazó a si mismo y en silencio lloró por ser apartado, se sentía miserable por no poder ser "normal" como los demás y poder vivir tranquilo durante la temporada, sin necesidad de llevar papel en los bolsillos, sin necesidad de ser hostigado por diablos de 10 años que ni siquiera saben la tabla del 7.

Fue así que después de mucho rato llorando, se quedó dormido, acostado a lo largo del escalón y chupándose el dedo pulgar, se vio adorable y vulnerable para cualquiera.

¿Y qué esperaban? El pequeño tiene 9 años y está en una clase superior por su intelecto y habilidad para almacenar información, se siente fuera de lugar al estar con niños más grandes y peleoneros que no dejan de jalarle el cabello esponjoso. Y aunque tiene a sus amigos, la diferencia en intelecto los obligó a separarse desde temprana edad, creando así un sentimiento de abandono por parte de ellos.

Pasó la media hora, el pequeño se despertó por un molesto piquete en su mejilla, tan molesto como el zumbido de una irritante abeja. Observó su entorno, aún seguía fuera del salón, miró hacía arriba encontrándose con el culpable de la interrupción de su lindo sueño; un niño rubio y miope, de ojos grandes y violetas, souya frunció el ceño con molestia, odiaba ser despertado.

-- ¿Quién eres?-– Preguntó tallándose los ojos.

Aún el sueño no se había ido de su sistema, volvió a mirar a aquel niño que lo despertó, notando así que su misma cabeza se encontraba reposada sobre las piernas del extraño de ojos saltones.

-- Mi nombre es Rindo, Haitani Rindo.-– Acarició el cabello rizado de Souya, éste no se quejó por ello, incluso le pareció amigable.

Se levantó de las piernas ajenas y con cuidado volvió a sentarse al lado del niño.

-- ¿Por qué me cuidaste?-— Cuestionó desconcertado, todos habían sido malos con él, no le veía razón alguna para que haya hecho tal cosa.

-- Porque soy igual de raro que tú. Los demás se burlan de mi por mi condición, si supieran que es una enfermedad grave la miopía.–- Se acomodó los lentes.

-- ¿De qué salón eres?-— Preguntó el menor lleno de curiosidad.

-- Estoy en 5to, pero supuestamente iba al baño para que dejen de tirarme papelitos.–- Señaló el salón y luego saco muchos papelitos de su bolsillo--. Ya no saben que hacer en mi contra.-– Rió por lo bajo.

Rinangry Week 2022 | CompletoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora