Día 3 Cumpleaños

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Dos de los chicos más bonitos y amables del mundo entero están de fiesta. Sí, hablamos de los mismísimos souya y nahoya kawata, este siendo su 18vo cumpleaños.

Ambos menores se levantaron con alegría en su corazón, puesto que aman esta celebración como nunca antes, ya que por fin serían adultos ¿Adultos? jóvenes adultos, y muchas de las restricciones que su familia les había puesto, este día darían por finalizado.

Los dos, siendo unos hermanos muy unidos, que siempre comparten todo, fueron a su baño a peinarse y arreglarse, tenían una ardua lista de actividades por hacer durante el bello día, así que con muchas metas en mente y la alegría de su compañía, se cambiaron los piyamas a juego, acomodaron toda su habitación con esmero y dedicación, ya que no podían hacer nada si antes no hacían sus quehaceres.

-- Camas, lista, armario ordenado.-- Abrió las puertas y examinó la ropa--. Listo, ¿Nahoya despierto y ya vestido?-- Lo miró de pies a cabeza.

-- Más que listo.-- Sonrió en grande.

-- Bien. Videojuegos, revistas, mangas.-- Fue tachando lo de la lista.

-- Ya está todo ordenado, vamos, quiero desayunar.-- Habló impaciente.

-- Espero que mamá nos haga nuestro desayuno favorito.-- Declaró entusiasmado.

Ambos salieron y cerraron la puerta, en el pasillo; nahoya le hizo cosquillas a su hermanito para que cambie un poco la cara y riera, pero por el sensible cuerpo de éste, terminaron cayendo al piso y en plena pelea divertida.

-- ¡Basta, no me gusta!-- Ordenó soltando pequeñas risitas.

-- Hoy te quiero sonriendo, amargadito.-- Le recriminó el mayor.

-- Ok, ok, pero para.-- Respondió agitado por tantas cosquillas.

-- Bien, ahora si vamos.-- Lo ayudó a levantarse.

Ya de mejor humor y con hambre, los menores bajaron por las escaleras al primer piso, haciendo así una pequeña carrera hasta la cocina.

Su alegría no duró mucho, en cuanto llegaron, pudieron oír la fuerte discusión que sus padres tenían, ambos quedaron desconcertados, ellos nunca discutían o muy pocas veces y siempre intentaban no hacerlo frente a sus hijos.

-- Ejem...-- Tosió el mayor llamando la atención de los padres.

-- Ouh... Discúlpenos, no los escuchamos llegar.-- Habló el padre acercándose a ellos.

-- ¿Por qué discutían?-- Murmuró algo asustado el menor.

-- Sou, no seas metido, lo que sea que les haya pasado, lo arreglarán en un rato ¿Verdad, papá?-- El mayor los miró y soltó algunas lágrimas.

-- D-disculpenme... Y-yo no quiero arruinarles el cumpleaños... Ya mañana podremos hablar de esto.-- Los abrazó como nunca antes.

Ambos sintieron esa mala vibra, y mirándose fijamente, entendieron lo que podría estar pasando. El padre los dejó y se acercó a su mujer, ésta le murmuró algo que ellos no pudieron escuchar.

Decidieron ignorar el pequeño mal momento, esto no les afectaría su día especial.

La madre los abrazó también, pero no de una forma en las que sintieron más arrepentimiento que cariño.

-- Perdónenme, pero no podré hacerles el desayuno este año, hubo unos problemitas y me olvidé de comprar ayer.-- Les acarició los cachetes.

-- Oh, bueno, no pasa nada, yo prepararé algo para sou y para mi, no te preocupes por ello.-- Le sonrió suave.

Rinangry Week 2022 | CompletoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora