Día 7 Día Libre

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Que bello es estar en casa sin hacer nada de nada, en tu cuarto a oscuras, rascandote la panza mientras comes comida chatarra y miras un maratón de películas, es espectacular.

Así está rindo ahora, dejando por completo su ser en un estado de vagancia total, no fue a trabajar por que no le dió ganas, y solo quedó esperar en casa a que su novio vuelva del trabajo.

Miro la hora en su reloj, faltan como 3 horas para que souya llegue por fin y le haga mimos, así es la relación formal que ambos quieren, van a trabajar y el resto del día se la pasan juntos mirando tele o haciendo actividades que terminan con dolor de cadera y mucha ropa sucia.

Por suerte hace bastante tiempo que no tienen un momento íntimo de esa forma, la última vez fue cuando el menor había faltado al trabajo y el mayor salía temprano, que locura se volvió cuando se vieron en el corredor de la casa, un poco de desesperación y mucha necesidad, desgraciadamente ahora pasa lo mismo, esa necesidad vana de poder tocar a su novio le carcome la inocencia.

Se quedó dormido una vez que la última película terminó, aún queda hora y media de espera, no quedó nada por hacer, solo descansar por haber comido tanto y luego ser despertado por los labios dulces del menor.

Si que se había vuelto adicto a ellos, de un sabor a gomitas frutales y yogurt de vainilla, algo tan empalagoso pero deseoso al mismo tiempo.

Pasó un rato más, su mente no tiene sentido de la hora, escuchó la puerta abrirse de la nada, no tuvo razón alguna para levantarse, de todas formas sabe de quien se trata. Esperó un rato más, tal vez está ocupado y luego vendrá a él y le dará besitos en el cachete.

Un estruendo lo asustó haciendo que se levante de golpe, su amor está en peligro supuso, fue hasta la puerta de la habitación y espió por la pequeña abertura entre ésta y el marco, notó el vidrio de la ventana destruido, el que entro; sea souya o no, no tiene puntería alguna.

Una figura apareció cerca de la ventana, encapuchado y con un fierro en las manos, adentró su brazo por el agujero en el vidrio y abrió la ventana de par en par, adentrándose libremente, un murmullo escucho, definitivamente no era souya.

-- Vamos, no hay nadie.-- Susurró uno de ellos.

Rindo se tapó la boca para no hacer ruido alguno, apagó la tele, tomó su celular y se puso los lentes, no deberían notar que alguien a estado ahí. Se escondió en el baño de la habitación cerrando la puerta con cuidado, el click del seguro fue inevitable.

Se puso detrás de la bañera, por suerte tenían una pequeña puerta en el piso para esconder un cuarto de pánico en casos así, se adentro en el pequeño espacio del agujero en el piso, bajando lentamente las escaleras casi oxidadas, en cuanto todo su cuerpo entró, cerró la puerta y con la linterna del celular siguió bajando hasta la dicha habitación de pánico.

Dentro de ésta, prendió una tenue luz verde, observó con detalle las cámaras de seguridad y ahí notó a tres hombres, prendió el micrófono de las cámaras.

-- ¿Estás seguro de que no están? Encontré comida en la habitación.-- Habló uno de ellos.

-- ¿Qué importa? Si ves a uno lo traes y lo matamos, no valen la pena.-- Declaró el otro sacando un arma.

-- No mataremos a nadie animal, solo venimos por el dinero, el tipo tiene cantidades exuberantes de dinero en varías cuentas del banco, estoy seguro que aquí tiene mucho más, saquemos todo lo de valor y llévenlo al camión.-- Ordenó a los otros dos.

Rindo fue tentado a prender su micrófono y explicarles sobre eso, pero la llegada de alguien lo desconcertó.

Un auto negro llegó a la vivienda, de ahí bajó el menor de cabello azul, rindo se maldijo para si mismo, tomó su teléfono y llamó a su novio antes de que éste entre y los ladrones se den cuenta de su presencia.

Rinangry Week 2022 | CompletoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora