Capítulo 23- parte 3

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Tres horas atrás...

Jayson.

Inspiré profundamente el fresco aire del exterior y tomé un cigarro que tenia suelto en el bolsillo. Sabía que lo necesitaría en algún momento de la visita y estaba en lo cierto.

El hermano menor de Faroles se colocó un gorro de lana mientras se detenía un momento junto al jeep para observarlo. Segundos mas tarde emprendió rumbo a la siguiente esquina sin siquiera preocuparse por mi presencia.

Le observé sin interés desde los peldaños de la entrada, buscando el encendedor en mi pantalón y dispuesto a seguirlo.

Sabía que tenía un problema con Allison casi tan bien como el hecho que yo estaba involucrado, aunque ella no lo supiera aún. Por eso debía solucionarlo cuanto antes.

Con el cigarrillo en los labios, batallé en busca de fuego mientras me aproximaba hacia él con cautela, y resoplé con frustración al resignarme. Lo había olvidado en casa, y la ansiedad no era algo con lo que estaba acostumbrado a lidiar.

Miré al rededor un par de veces al notar que en aquellos segundos de distracción había perdido de vista al niño.

-Toma.- Alargó la mano en mi dirección tomándome por sorpresa, y sin voltear mostró un mechero azul. -Y ya deja de seguirme.

Caminé hacia él y lo tomé.

-¿Por que tienes uno?- Pregunté dando una profunda calada, sintiendo como el humo relajaba mis nervios notablemente. Me miró arqueando una ceja como si acaba de preguntar una idiotez porque era exactamente lo que había hecho. -Tu hermana te mataría si se entera.

-Pues yo no voy a decirle.- Se encogió de hombros retrocediendo un par de pasos para examinarme. -¿Que quieres?- Preguntó a la defensiva metiendo las manos en su sudadera deportiva.

No tenía idea de como tratar con mocosos como él, pero con solo verlo una vez, podía notar una similitud conmigo, que no estaba dispuesto a admitir en voz alta.

-Deberías hablar con Allison.

-Lo anotaré en mi lista.- Expuso sin interés dándome un par de palmadas en el hombro al pasar junto a mi y sujeté sus brazos instantáneamente provocando que se volteara.

-Hablo muy enserio, Mason.- Dije en tono serio y tu ceño se frunció lentamente de igual forma que Allison suele hacer cuando está molesta.

-No me toques.- Quitó su brazo con fuerza.

Podía verlo en sus ojos oscuros. Estaba perdido y enojado, lo que provocaba que la mas mínima reacción le sacara de quicio. Casi me vi reflejado en equel comportamiento irracional.

Se aproximó un par de pasos de forma intimidante, aunque fácilmente pude haber sido veinte centímetros mas alto.

Mi postura desinteresada pareció cabrearlo y antes que reaccionara de alguna forma un auto, usado y en pésimo estado, se detuvo junto a nosotros.

-Mase, ¿Que haces? ¡Ya vamos tarde!- Gritó el niño de no más de dieciséis años que iba al volante.

Mason me devolvió una mirada por completo hostil antes de ingresar al auto y ubicarse en el asiento del acompañante.

El conductor me miró extrañado y se limitó a encogerse de hombros mientras se alejaban.

Permanecí de pie durante un momento, meditando sobre que hacer a continuación. Sabía que hablar con el no resultaría y que probablemente no era de mi incumbencia, por lo que regresar a casa de Allison y terminar de ganar la aprobación de su padre parecía ser la opción mas sencilla.

Al borde del abismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora