Capítulo 28

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-Ya casi estamos ahí.

-No mientas. Apuesto a que aún siguen en el piso.- Lucia se quejó fuertemente intentando que su voz no se opacara por la musica y los sonidos del fondo.

-No es mi culpa. Ha estado escogiendo su atuendo hace dos horas...-Puse los ojos en blanco mientras observaba a Ethan probarse un par de pantalones blancos frente al espejo del cuarto junto a una pila enorme de otros pantalones que habían sido descartados.

-Pues apresurense, maldita sea. Daniel ya está comprando votos con los amigos de Miller.- Se quejó resignadamente y suspiró mientras yo reía. -A propósito este lugar está para morirse y dicen que solía ser un viejo depósito de autos usados. No me sorprende que siga siendo el número uno en ventas de inmuebles y propiedades, parece que todo lo que toca lo convierte en oro.- Habló para si misma más que para mi y puse los ojos en blanco al ver que nuevamente buscaba algún defecto en ello para hablar en el programa. -Me pregunto cuanto habrá invertido aquí. Seguro mas de lo que donó para esa beneficencia...

-Creí que ya no lo difamarías.- La interrumpí en medio de su indagación para una próxima noticia.

-Lo siento, la costumbre.

-Te veo en cinco minutos.- Colgué volviendo la mirada al espejo tocador para inspeccionar mi maquillaje por última vez.

Para cuando Ethan se decidió por sus pantalones negros ajustados íbamos ya diez minutos de retraso, aunque habíamos tardado otros diez en medio del tráfico .

Su camisa coral combinaba con el color de mi vestido, corto y suelto, sin demasiado detalle pero bonito. Solamente un collar dorado adornaba mi cuello, ya que era lo suficientemente vistoso como para no necesitar nada más, aunque Ethan no estuviera de acuerdo con ello, y mis zapatos negros básicos combinaban con mi bolso sobre.

Cuando el taxi se detuvo en el semáforo a una calle del lugar, observé el perfil de mi amigo, mientras se apoyaba sobre su mano concentrado únicamente en su teléfono.

Tenía organizado un almuerzo con Graham esta semana, pero había terminado por invitarlo esta noche al club con los demás, y aunque sabía que me ganaría un par de regaños por entrometida, que los tendría bien merecidos, quería, encarecidamente, que ellos tuvieran una charla.

Ethan siempre había tenido facilidad para tratar con las personas. Apuesto y elocuente como era siempre hacia amigos con facilidad, conocía personas, muchas importantes, lo que le ayudó en exceso en su carrera. Pero siempre acababa de igual modo, mostrándose indiferente a los demás y perdiendo repentinamente el interés por todos, y esa era la razón por la cual me alegraba verle interesado alguien, a tal punto incluso de desear contener esos sentimientos.

-Ya vi que no dejas de mirarme. Debo estar guapísimo.- Sonrió con superioridad en negué divertida.

En verdad era guapísimo, y él lo sabía de sobra lo que potenciaba su falta de humildad al cien por ciento, pero le quería, le quería mucho, y disfrutaba verlo despreocupado, aunque preferiría verle feliz, incluso tanto como yo lo era, si es que eso era posible.

-Gracias por tratar bien a Jayson esta tarde.- Comenté mientras giraba en mi dirección.

-Si. Aún creo que es un pelmazo, pero no puedo culparlo por tener celos de mi. Digo, solo mírame.- Exclamó señalándose a si mismo y reí.

Volví mi mirada hacia a la ventana del auto, aún detenido por el intenso tráfico en medio de la avenida, camuflado entre cientos de vehículos idénticos que intentaban, impacientes, avanzar un leve tramo mientras tocaban sus bocinas incesantes.

Frunci el ceño al recordar lo preocupado y estresado que Jayson se veía esta tarde. Por supuesto no podía culparlo con toda aquella situación del software. Imaginaba todos los problemas con los que había tenido que lidiar con el resto del cuerpo de la empresa estos días, pero incluso así, verlo tan descentrado resultaba increíblemente extraño.

Al borde del abismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora