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"Una maldición"


A veces hay momentos en los que uno desea desaparecer de este mundo y refugiarse en un lugar mejor, uno más seguro, en el que podamos confiar en que todo saldrá bien.

Así es como Jaemin se siente ahora.
Tras horas de investigación, descubrió que Jeno había intentado morir por depresión, y si, tuvo que buscar aquel significado, tan lejano e irreal en su hogar. Odiaba lo horrible que llegaba a ser este mundo, el "real" para algunos, el "malévolo" para otros.

Cuando hizo aquel descubrimiento, tomó una libreta que había robado una vez, sin saber que aquello estaba mal, y escribió sobre cómo se sentía a cerca de toda esta situación.

Su mente envenenada quiso restarle importancia, pues aún había una parte de él que sólo consideraba importante el libro y le decía que debía volver a su casa cuanto antes; sin embargo, su enamorado corazón se preocupó como nunca antes por alguien.

Envió un correo mágico a su escuela como si fuese cosa de todos los días (lo cual para él sí lo era), diciendo que necesitaba más tiempo. Ya había pasado la fecha límite para ir a su mundo con la misión cumplida, pero esperaba que le tuvieran piedad luego de haber explicado lo que estaba sucediendo. Claramente no esperó que le respondieran de inmediato, y se sorprendió cuando llegó a su mail un mensaje de su profesor.

Tuvo que sostenerse de un mueble para no caer al suelo, sus ojos llevaban lágrimas pero no sabía exactamente por qué. Bueno, creo que sí sabe...

"El tiempo límite estimado para realizar su misión y lograr terminar la escuela con éxito ha sido excedido, por lo que el alumno Na Jaemin no podrá graduarse. Tras haber leído y vigilado su escaso progreso diario hasta ahora, el consejo estudiantil determinó la expulsión total, no sólo del instituto sino que también del mundo mágico, le deseamos suerte con su nueva vida, ojalá le sea leve."

Atte: Dirección de la academia
de cuentos de hadas.


Su mundo se vino  abajo.
¿Cuanta crueldad existía allí y él no se había dado cuenta? ¿No qué sus profesores eran todos leyendas en sus cuentos? Tan buenos, según ellos... pero era todo una basura.

En lo único que podía pensar es que a partir de ahora, no podría ver a sus padres ni a su único mejor amigo en todo el mundo mundial.

Lloró durante horas, encerrado en aquella vieja casa y hecho una bolita, tratando de pensar en cómo viviría ahora en aquel asqueroso lugar y en como Jeno ahora era su única salvación. Quiso echarle la culpa y decir que de no ser por que le dio lástima su desgracia ya estaría de vuelta en su hogar, pero no pudo hacerlo. Sabía muy bien que la culpa era de sí mismo por pensar en que todo  sería fácil, cuando le  decían en la cara que no era así.

Su mente  viajó  de pronto a los recuerdos lejanos de su niñez y adolescencia, donde la gente le hablaba a cerca de esto y él no quería escucharles.

"Hijo, tal vez te vaya bien en la escuela ahora, pero cuando llegue el examen final debes estar preparado como nunca antes, así que estudia siempre un poco más". A eso se lo dijo su padre un día estando borracho, al día siguiente le dijo que no hiciera caso a sus bobadas... que mal, no debió decir aquello.
"Si algún día repruebas un examen, que no sea el final, es muy difícil... ¿te diste cuenta de que no volvimos a ver a los que no se egresaron este año? Deberían estar repitiendo de año, no?". Eso otro fueron palabras de Renjun hace un año, mientras tomaban un café en el parque. Debió decirle que no estaba exagerando...
Estos fueron los que más resonaron en su cabeza, pero claro que hubieron muchos más comentarios como esos. Y así, con aquellos pensamientos, se quedó dormido.

Cuando despertó, no supo qué hora era, posiblemente ya era tarde porque su estómago rugía demasiado y le dolía el cuerpo. Se levantó y salió a la calle en busca de alguna comida. Pronto el dinero se le acabaría  y tendría que andar mendigando como los villanos derrotados o los extras en un cuento clásico.

Jaemin no esperaba encontrarse con que era feriado y estaban todas las tiendas cerradas, así que no le quedó opción más que:
1) morir de hambre
2) ir a la casa de su único conocido y pedirle comida.

Bueno, ninguna opción era factible para él y su orgullo, pero realmente quería comer algo, así que se resignó y empezó a caminar hasta la casa de Jeno. Sabía que era su cumpleaños, pero temía que el chico siguiera enojado, así que, al igual que siempre, se haría invisible y así pasaría desapercibido.

Cuando llegó frente a la casa, esperó unos minutos a que hubiera algo de viento, y en cuanto éste comenzó a mover las hojas de los árboles, abrió la puerta y entró a la casa.

Esa escena casi le hacían llorar, ¿en serio así de tristes eran los cumpleaños en este mundo?

Vio el rostro de Jeno, uno verdaderamente incómodo y algo triste al no haber recibido los regalos  que seguro quería, la cara de lástima con la que lo observaban disfrazada de alegría, y ni una triste decoración, solo un feo pastel que esperaba que no tenga el mismo sabor.

Quiso correr hasta él, pero no podía, una extraña fuerza ajena no se lo permitía.

Cuando sus ojos ya no pudieron soportar verlo así, se encaminó hacia la habitación tan conocida y esperó a que todos desaparecieran de la cocina. Se acostó sobre la cama, y mirando al techo se preguntó por qué las cosas tenían que ser así. Descubrió que había mal en todos lados, y que él mismo era una terrible persona, incluso si fue educado para no serlo. Se sumió tanto en esos pensamientos negativos, que las horas se pasaron volando y el apetito se fue como una brisa de verano. Lo único que le hizo salir de su burbuja fueron gritos provenientes de la sala, lo cual para él era extraño.
Asomó su cabeza en el lugar y aunque las luces estuvieran apagadas, pudo ver con claridad lo que estaba sucediendo. Ya no era invisible, pues nadie lo veía y así se cansaba menos.

Junto al chico se hallaban dos personas mayores, que aunque suene extraño, se le hacían conocidos de algún lado. No quiso escuchar, pero en cuanto nombraron al libro se quedó estático y prestó atención, vaya... así que de eso se trata...

Esa noche, Jaemin descubrió por qué lo querían en su escuela y el motivo del castigo tan letal, aquel libro concedía deseos y nadie quería decírselo.

Un pequeño escalofrío recorrió su espalda cuando Jeno corrió en su dirección, aunque no se percató de su presencia y siguió de largo, encerrándose en su habitación.

Sabía que no sería bueno interrumpirlo estando en aquellas condiciones, así que se retiró de su casa, no sin antes dejar una pequeña nota que decía "Lo siento, feliz cumpleaños" junto a sus iniciales. Deslizó la nota bajo la puerta del chico y se fue.
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Buenas gente, volví.
Quedan apenas 2 capítulos para terminar esta mini historia, así que al terminarla, haré un capítulo especial para contestar todas las preguntas que tengan (que por cierto, pueden ir dejando en los comentarios)
Y nada, no se olviden de votar y seguirme si les gustó lo de hoy, bye~♡

He's a Fairytale | NOMIN -COMPLETA-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora