II: Un «gran» cambio

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Mientras las chicas estuvieron un rato hablando, no sabía qué hacer, o qué pensar. Aún seguía procesando esta... ¿locura? ¡Cómo es posible que me encuentre en este estado! Se supone que esto no es posible. ¡Las leyes de la física lo impiden! Pero... espera, ellas mencionaron «hechicería»... ¿magia? ¿La magia es real entonces? Claro, por qué sino estaría de este tamaño... por cierto, debo medir unos 5 centímetros, si mis cálculos no fallan. En fin, mientras esperaba noté que las chicas terminaron de hablar y se acercaron a mí.

Nayeli: Muy bien Angelito... Te vamos a explicar. Yo sé muy bien qué es lo que a ti tanto te gusta, este es tu sueño o mejor dicho «fantasía», por lo que te vamos a cumplir lo que siempre has querido porque siempre has sido muy amable con nosotras y nos has ayudado en todo.

Tania: Así es. Entonces eso significa que seremos temporalmente tus dueñas. - Dijo de una forma un tanto autoritaria que... bueno, en vez de incomodarme la verdad me... gustó.

María: No lo digas de esa manera, Tania. Mira, nosotras somos tus amigas, tú eres un buen chico, Ángel, por lo que, como muestra de gratitud de parte de nosotras, te daremos lo que más te guste. Ya Nayeli nos dijo qué cosas nomás te gustan, en lo personal no me parece nada malo, de hecho, me parece tierno, así que no te sientas mal o incómodo. Y no te preocupes, no te haremos daños, ¿cierto chicas?

Nayeli: Descuida, no pasará nada de eso.

Tania: Emmm ¡Claro! Para nada. - Dijo en un tono medio extraño.

La verdad yo tenía un poco de miedo, y sí, me sentía un poco incómodo que supieran que me gustan los pies y... estar de este tamaño; pero bueno, ellas quieren complacerme de esta manera y no lo ven como algo malo o raro, por lo que no tendría por qué preocuparme. Las conocía o al menos sabía que no eran malas, pero ¿en verdad las conocía bien?

Nayeli: *Emocionada* ¡Sí! Hay que darle una gran bienvenida al pequeño Ángel. Ven. - Dijo mientras me tomaba en sus manos. - Te mostraremos un poco de lo que te gusta.

Entonces me llevó a la sala de su departamento colocándome en el suelo cerca del sofá y encendió la televisión colocando Netflix. La alfombra en el suelo era gratificante, gracias a ella no podía sentir el frío tremendo de la baldosa.

Nayeli: Escucha pequeño, mientras vemos la televisión y pensamos en qué vamos a hacer contigo, podrás oler y tocar nuestros pies, después de todo es lo que te gusta, ¿no?

Quería decir algo, pero estaba un poco nervioso. No me dió tiempo de preguntar porque los zapatos de Tania y María aparecieron de la nada. Las tres se sentaron en el sofa y yo estaba al frente de María. Subí la vista y todas se quitaron sus zapatos, flats y botas. El olor de sus pies era bastante fuerte, pero me gustaba mucho.

Tania: Vamos, pequeño, comienza a oler, quiero sentir tu nariz, ¡vamos! - Ordenó en un tono un poco autoritario. Debo decir que eso me hizo sentir un poco extraño, como si quisiera obedecerla de verdad.

María: No seas así, Tania. Eres mala con él. Descuida, pequeño Angelito. Cuando te sientas listo puedes empezar por el pie que quieras. - Me dijo de forma dulce, al mismo tiempo que acercaba un poco sus pies.

Poco a poco me iba acostumbrando a esta idea, por lo que lentamente me iba acercando a los pies de María.

María: ¿Lo ves, Tania? Debes dejarlo que él lo haga cuando desee, tampoco hay que obligarlo.

Tania: Sí, claro. Con ese tamaño tampoco es que pueda hacer tanto. - Dijo, mientras me miraba un poco seria. Quizá a lo mejor quería que oliera sus pies antes que nadie.

Mientras seguía en lo mío, estaba cerca de la planta del pie de María, en la zona de sus dedos y, debo admitirlo, sí que olían fuerte, pero a su vez me encantaba ese aroma. María era la que había usado las botas y llebava puestas unas medias blancas, algo grises, por lo que su olor estaba bastante concentrado en sus medias. Seguía y seguía oliendo acercándome más y más a sus dedos hasta que mi cara rozara sus medias, al parecer me sintió pues movía ligeramente sus dedos, creo que le estaba haciendo cosquillas. Seguí oliendo unos segundos más hasta que Tania dijo...

Tania: Ya mucho. - Dijo, se agachó para tomarme con sus dedos y dejarme justo en frente de ella. - Es mi turno. - Y acercó sus pies a mí. Ella no usaba medias, había usado solo unos flats. Entonces me puse a oler sus pies y... ¡vaya! Debo admitir que su olor era demasiado fuerte y, también, admito que me encantaba demasiado. Mucho, era un olor tan agradable para mí que me pegué más a su pie, en la zona de los dedos, me acerqué mucho pues anhelaba olerlos más y más. Tania veía que estaba muy cerca oliéndolos con gran fervor. - Vaya, lo haces bien para ser pequeño, ahora lame mi pie. Vamos, ¡lámelo! Quiero sentir tu lengua. - Ordenó de una forma bastante... dominante. Esto me hizo sentir algo extraño en mí. Entonces decidí obedecerla y comencé a lamer sus pies. Al hacerlo tuve nuevamente esa sensación extraña, en serio, algo como... satisfacción por acatar su orden. No sé, jamás había sentido eso. Mejor decidí no prestar atención a ello y seguí lamiendo su pie. Debo admitir que sus pies olían mucho a sudor, pero es un olor que me atraía mucho, la verdad disfrutaba lamer sus pies, y, por alguna razón, me gustaba su forma de ser dominante. - En verdad lo estás haciendo. Me alegro. Pero vamos, lame mis pies con más ánimo, no siento tu lengua en mis dedos. - Y empecé a lamerlo más rápido. Estuve así varios minutos, lamía bastante sus dedos y parte de la planta de sus pies, su sabor era exquisito, un poco salado, pero lo disfrutaba. Escuchaba a las chicas decir ciertas cosas que no alcanzaba a entender. A lo mejor era por la película. No sé cuánto tiempo habrá pasado pero seguía en lo mío, totalmente extasiado a los pies de Tania. No obstante, en ese momento...

Nayeli: Ahora es mi turno, ya lo tuviste más de media hora. - ¿Media hora? ¿Estuve media hora lamiendo y oliendo los pies de Tania? Estaba sorprendido por lo que hice. Vi a Tania y la noté con una expresión ligera de satisfacción, parece que le gustó lo que hice y... y saberlo me hizo sentir bien a mí también.

Entonces Nayeli me movió con sus pies y posteriormente me aplastó. Ella había usado las sandalias y tenía sus pies bien limpios. Mientras me aplastaba, noté que estaban un poco húmedas sus plantas, por lo que, cada vez que me acercaba, me frotaba con el olor y el sudor de su pie.

De ese modo se estuvieron turnando, luego nuevamente Tania me pisó y me movió cerca de ella, comenzó a jugar bastante conmigo simplemente pisándome suavemente y moviendo su pie en ligeros giros sobre mí, eso lo disfrutaba mucho, la verdad. Justo la película terminó, seguía bajo el pie de Tania, y luego escuché a María decir...

María: Ya está. Vamos a dormir ya que el día de mañana será el primer día fabuloso de nuestro pequeño amigo. Ya, Tania, libéralo, es hora de ir a dormir.

Tania: No seas aguafiestas, quiero divertirme un poco más con él. - Lo decía a la vez que empezaba a subir y bajar su pie apoyado en el talón. - Quiero quedármelo esta noche. - Dijo, y finalmente bajó su hermoso pie con poca fuerza, aplastándome ligeramente; yo disfrutaba mucho este momento, preferiría quedarme así el resto de la noche sintiendo el hermoso pie de Tania, pero María dijo...

María: No es tu decisión personal, las tres, de forma unánime tomaremos cualquier decisión que tenga que ver con el pequeño. - Y entonces Tania quitó su pie de mí, y lo alejó dejándome acostado en el suelo. - Es justo para evitar cualquier situación no deseada, tenemos que cuidarlo y tratarlo bien, darle lo que a él le gusta como muestra de nuestra gratitud.

Tania: Sí, tienes razón... supongo. Entonces vamos a dormir. - Dijo, y se levantó. Yo la vi y casi me pisa. No sabía que pasaría si me pisara aplicando todo su peso, hasta ahora me han puesto bajo sus pies de forma muy gentil.

María: Ven, pequeño, iremos a nuestra habitación.

Entonces María me tomó con su mano mientras me veía con una sonrisa bastante dulce y me llevó a la habitación de ellas. Yo tenía la duda de donde y cómo iba a dormir... Qué tendrán planeado estas chicas.

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