IX: Una pequeña solución

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Mientras mi diosa me tenía en sus manos cerca de sus pechos, me sentí muy bien cuando dijo esas palabras, después de todo es cierto, soy su esclavo personal, su sirviente, su adorador, su juguete, su mascota, o lo que ella desee. Cada vez estaba más seguro de mi decisión.

María: Me cuesta creerlo, la verdad. - Dijo. - Ángel, te recuerdo que, antes de esto, tú tienes una vida, tu departamento está, literalmente, junto al nuestro, has pensado en ir a la universidad... ¿Quieres de verdad abandonar todo por servir a... Tania?

Ángel: Estoy... completamente seguro. - Dije, totalmente seguro de mis palabras.

Tania: ¡Sí, así es! - Exclamó mi diosa, apretando fuerte sus manos en donde me tenía. - Él ahora me sirve a mí y me adora solo a mí, soy su diosa por siempre y no lo obligué a ello, es decisión completa de él, él quiere ser mi esclavo; a pesar de haber sido torturado por mí, él sigue siendo devoto y leal a mí por su cuenta, porque así él lo decide. ¡¿Acaso están en contra de la decisión de Ángel?!

Hubo un silencio absoluto, ni Nayeli ni María respondieron. A decir verdad, con lo que mi diosa dijo, acumulamos suficientes argumentos a favor de nuestra situación. Nadie dijo nada durante unos segundos, hasta que decidí romper el silencio.

Ángel: Diosa Tania. - Dije, regresando a verla hacia arriba mientra estaba en sus manos. - ¿Puedo decir algo?

Tania asintió dándome permiso de hablar y me dejó en el suelo.

Ángel: Chicas, ustedes han sido muy amables conmigo. Nayeli, gracias a tu idea es que he podido experimentar mis fantasías más... raras, fantasías que pensaba imposibles de realizar, eres una buena persona conmigo; María, siempre eres muy dulce y te preocupas por mí, siempre estás pendiente de mí incluso para complacerme. Yo... les doy las gracias por eso. - Luego, regreso a ver a mi diosa para acercarme a ella mientras me arrodillo. - Mi diosa Tania, muchas gracias por ser muy buena conmigo. - Dije, mientras besaba sus flats que llevaba puesto. - Gracias por hacer realidad muchas de mis fantasías y por permitirme el honor de ser su esclavo y estar a sus pies. - Noté que mi diosa se sentía feliz por lo que dije e hice.

Nayeli y María: Awwwwww

María: Es muy tierno. - Dijo dulcemente. - Al parecer le gustas mucho en ese sentido.

Nayeli: Sí, le gusta el maltrato que le das. jajaj

Tania: Cállense. jaja - Con una expresión de felicidad. - Me gusta su lealtad hacia mí. Puedes ponerte de pie, esclavo. - Dijo, y lo hice, aunque quería seguir a sus pies.

Nayeli: Por cierto, sea tu esclavo o no, él deberá estar con una de nosotras como acordamos. - Refiriéndose a sí misma y a María.

María: Así es, acordamos tenerlo un día completo cada una, tú ya cumplirás tu día con él.

Tania: Ok, es verdad. Supongo que no habría problema con eso. Aunque saben que él me obedece a mí, le puedo dar permiso de estar con ustedes pero le puedo prohibir hacer ciertas... cosas.

Nayeli: Espera, ¿cómo que le vas a prohibir hacer algo? ¡Eso es injusto!

María: Sí, no debes darle ninguna restricción, además ¿lo olvidas? Tú misma dijiste que nadie deberá interrumpir el día de la chica que le toque estar con el pequeño Ángel. - Dijo, y es cierto, fue mi diosa quien puso esa condición. - Como podrás darte cuenta, nosotras no te interrumpimos en lo absoluto, por lo que es justo que tú no debas interrumpirnos a nosotras, ni mucho menos limitarlo a él. - Dijo con bastante seguridad en sus palabras.

Tania: Ok, ok. Ustedes ganan. Lo tendrán cuando les toque en sus días, pero que quede claro que, en esencia, él es solo mío y me obedece enteramente a mí.

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