Prólogo

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     Seis meses... ya van seis meses desde que esto empezó.

     Aún no puedo creer que no perdí la cuenta en todo éste tiempo, aún recuerdo cada detalle de ese día y de los anteriores, los días qué llevo cargando con esta tortura, desde que me di cuenta de lo que siento por ti.

     Soy Pardo un oso de raza grizzly con pelaje castaño, tengo veinte años y actualmente vivo en un apartamento con mi hermano menor Panda, en la ciudad de San Francisco.

     Admito qué vivir aquí a sido muy agradable hasta el momento, al principio sinceramente pensé que estar en esta ciudad seria complicado.

     Eso hasta que me di cuenta que no era el primer oso parlante que había en esta ciudad. De hecho son muy comunes aquí.

     Ésta ciudad está tan llena de osos como de humanos y en su mayoría hablan español perfectamente, aunque aún hay algunos qué se comunican a través de ¿Gruñidos? No sé si describirlo así y otros simplemente andan desnudos por la calle sin prestar importancia a la crítica ajena. A Panda y a mí nos sorprendió bastante encontrar un lugar asi, lleno de gente...Como nosotros.

     Nos adaptamos rápido la verdad, conseguimos empleos, yo trabajo en un supermercado cómo guardia de seguridad donde conocí a Griff mi compañero de guardia. Tiene veintitrés años y es un hombre bastante entusiasta, puede ser humano, pero dentro de él late el corazón de un oso.

     Panda encontró trabajo como cajero en una tienda de boba en la ciudad, no me he puesto muy al corriente de como le va en el trabajo. Lo único que recuerdo es sobre una chica qué me ha mencionado... ¿Cuál era su nombre?... Creo que era... ¿Lucy? Sí, ése es su nombre. Me a dicho que es muy bonita y que le gusta mucho, me gustaría creer que pueden terminar juntos pero mi hermano tiende a enamorarse con rapidez... Aunque... No es como si pudiera juzgar mucho ahora.

     Nos fue bastante bien en la ciudad y aunque fuera algo pequeño nuestro apartamento tenía todo lo que necesitábamos, nos respaldabamos en todo y nuestra vida era muy tranquila. Era perfecto... Hasta que llegó ese día.

     Llevamos viviendo aquí desde qué teníamos dieciocho años, dieciséis en el caso de Panda. Ya han pasado dos años desde entonces y hemos hecho varios amigos con el tiempo, pero un día Panda y yo habíamos decidido ir a un restaurante coreano que habían inaugurado en la ciudad, habíamos ido con unos amigos, entre ellos Griff. Aún recuerdo el momento en el qué traspase las puertas, la iluminación, la decoración, el sonido del aceite friendo y el olor exquisito de la comida. Fuimos a una mesa donde se podía apreciar perfectamente todo el lugar. Los meseros vestidos elegantemente con trajes blancos y un moño de color negro en sus cuellos tomando nota de las órdenes.

     Estaba maravillado, no hay lugares así de donde vinimos, ya qué crecimos en un pueblo pequeño junto a las montañas. Los días eran tranquilos y hermosos y la gente muy amable, no como en ésta ciudad.

     Al principio tanto Panda como yo nos tardamos un poco en adaptarnos a tanto ruido y personas en un mismo lugar. Nos pareció raro el ver tantas personas en muchos lugares diferentes hablando al mismo tiempo, además de qué no todos eran gentiles, recuerdo qué me lanzaron una lata a la cabeza cuando pedimos indicaciones y ésta termino derramando la soda de mi hermano, por lo que me enojé y perseguí al responsable y le volví a arrojar la lata.

     Era un sujeto que no alcance a ver muy claramente, llevaba lentes oscuros e iba en una limosina. Era alguien que parecía tener muy mal carácter, cómo sea, ¿En qué iba? ¡A sí!.

     El restaurante era dirigido por un hombre mayor llamado Yuri, él era el jefe del lugar, era un hombre mayor vestido con un traje similar al de los camareros a excepción de que el suyo era de color negro y tenía puesta una corbata. Ese lugar era tan elegante como caro, todavía recuerdo con gracia la expresión de todos mis amigos cuando vimos los precios en el menú, pero valía la pena, poco tiempo después de sentarnos veo como uno de los camareros sale de la cocina con varios platos en sus brazos, cuatro en total y una bandeja sobre su cabeza, al detallarlo mejor noté que era un oso.

¿Que siento por ti? (PardoxPolar) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora