5

78 20 4
                                    

Hola chicos!, hay algunos términos típicos de la jerga de mi país que quizás no entiendan, así que pondré el significado o equivalente de lo que quiere decir, al final del capítulo.

Estás palabras y frases tendrán un * encima

••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••

Es viernes en la mañana, y debo partir al pre* si no quiero llegar tarde al turno de química

Han pasado cinco días desde que Hamlet llegó, y apenas he tenido vistazos de él llegando en su auto. No he podido siquiera decirle «hola» porque se ha pasado el tiempo metido en el alquiler –que ahora es su casa– y tampoco ha accedido a comer con mi familia desde el día en que ahuyentó a Julián. Me preguntó si eso es lo que lo tiene tan ajeno al mundo o si los estudios ocupan demasiado su tiempo.

De hecho, aún no sé qué estudia Hamlet. La próxima vez le preguntaré.

Tardo quince minutos en plantarme en la entrada del pre esperando a Teresa para entrar juntas a la clase de química. Me pongo los audífonos y los conecto al celular para escuchar alguna canción que me entretenga mientras tanto.

Me siento en uno de los banquitos vacíos del parque junto a un árbol, y en lo que escucho a "Fall out boys" –mi banda favorita–, voy observando a las parejas de estudiantes y amigos que pasan junto a mi. Algunos me reconocen y saludan, otros me ignoran aunque son de mi aula y solo se limitan a hecharme un vistazo.

No hay señal de Teresa por ningún lado.

Le doy un timbre a su celular. Quiero avisarle que de llegar tarde le pondrán una inasistencia, pero su teléfono está muerto. Faltan cinco minutos para que la clase comience. No puedo esperar más por ella así que me levanto, y justo cuando voy a entrar, la veo conversando con Olivia en la esquina.

Me quedo paralizada, sin entender absolutamente nada. Se siente como aquel día cuando hice de expectadora del beso de Julián y Olivia, y un nudo se me forma en la garganta.

No pienso ir hasta ellas, no pienso hablar con Teresa al menos por ahora; aunque soy consciente del hecho de que, a pesar que yo haya decidido romper relaciones con Olivia, ella no tiene por qué hacer lo mismo. Lo sé, pero, no puedo evitar pensar que la perderé a ella también.

En el aula ya han pasado lista. Hay un asiento vacío a mi lado, y ahora hago un arduo esfuerzo por entender lo que dice el calvo –mi profesor– sobre las reacciones químicas

Alguien toca a la puerta, y cuando me vuelvo a mirar, Teresa está ahí parada, esperando a que el profesor le permita el paso. El calvo accede, y como solo hay un asiento vacío, la chica se sienta a mi lado. Su cabello rizado, que antes estaba suelto, ahora está peinado en una coleta alta y despeinada. Y una gota de sudor corre por su frente.

–Debo hablar contigo –me susurra al oído una vez se acomoda a mi lado, con libreta y lápiz sobre la mesa.

–Lo sé –le susurro, inclinándome hacia ella, y cuando la miro de reojo puedo saber que ha adivinado que la ví con Olivia.

La clase ha terminado, el próximo turno es el de Matemática, así que aprovechamos los diez minutos de descanso para hablar junto a la ventana.

–Olivia ha venido a hablar conmigo –me dice ella, pero en realidad presto atención a otra cosa. Por ejemplo, las nubes que se han empezado a amontonar en el horizonte y auguran una buena lluvia, o como las hojas de los árboles lucen más verdes cuando todavía el sol no está en su máxima altura.

El chico que enviaba mensajes de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora