PARTE 3

88 9 6
                                    

6 PECADOS

PARTE 3


DOS SEMANAS DESPUÉS

Kuga azotó a un chico contra la pared, alzándole medio metro sobre el suelo. -¿¡Qué dijiste!?-. El pobre casi se orinaba del miedo, podría jurar que veía los ojos esmeralda llamear. -¡Repítelo, cobarde!-. De hecho, hasta escupía fuego, pero él creía que alucinaba.

-¡Mamá!-. Iba a necesitar terapia después de eso. El psicólogo de la universidad estaba lleno por culpa de Natsuki.

-¡Humano de mierda!-. Lo sacudía como muñeca de trapo. -¿¡Qué fue lo que dijiste!?-. Se mantenía terca como solo ella podía serlo.

A dos metros de distancia, Shizuru veía tranquilamente la escena, incluso se tomaba un té mientras lo hacía. Atraída por los gritos, Mai llegó a su lado, con una clara expresión de: Si nos demanda, las mato. -¿Y ahora que la hizo explotar?-. Natsuki seguía zarandeando al desgraciado.

La castaña sonrió. -Míralo para creerlo-. Si solo lo decía, volverían a pensar que tanto sexo le había jodido el cerebro.

Desconcertada, Mai enfocó su atención en la oji verde. -¡Solo yo le digo imbécil a ese imbécil!-. Señaló a Takeda, que justamente venía caminando hacia ella. -Bueno... yo y mi grupo-. Todos los demonios lo consideraban un estúpido sin remedio. -¡Pero tú no!-. Gruñó.

-¡Lo siento, lo siento!-. Pataleaba intentando tocar el suelo. -¡Takeda es un genio!-.

-¿En serio... está defendiendo a Takeda? ¿Takeda?-. Mai se talló lo ojos, eso tenía que ser una broma, ni a ella la defendía, y era lo más cercano a una amiga que tenía Natsuki. Shizuru no contaba porque era su amante.

-¡Tampoco exageres idiota!-. Aún lo sacudía, a ese ritmo, el chico iba a vomitar. -¿¡Qué no ves que se lo puede creer!? ¡Y luego yo tengo que aguantarlo!-.

-A su manera, sí-. Shizuru seguía sonriendo. -Mi Natsuki es muy especial con sus amigos-

-¿Son amigos? Me estás jodiendo...-. Creía más posible que Kuga se quitará su chaqueta.

-¡No vuelcas a meterte con mis amigos!-. Finalmente lo dejo caer al piso, y sí, vomitó a mares, luego se fue corriendo.

Mai veía todo con la boca abierta. -Págame-. La castaña extendió la mano, esa apuesta había sido suya desde el inicio, de mala gana y con una lagrimita en la cara, Mai puso el dinero en su palma. -¿Cuándo aprenderán a no apostar sobre Natsuki, conmigo?-. Conocía a la oji verde mejor de lo que ella se conocía a sí misma, en todos los sentidos.

Natsuki se acercó con su clásico ceño fruncido. -¿Volvieron a apostar sobre mí?-. Esas apuestas le fastidiaban la existencia.

-Cariño, esas apuestas remodelaron nuestro departamento-. Era cierto, pero aun así iba a replicarle, iba.

-¡Ku!-. Finalmente Takeda llegó a donde estaban, e intentó abrazarla, ella lo esquivó.

-¿Qué te he dicho, imbécil?-. Se colocó detrás de su novia.

-Que si toco tu chaqueta me cortas las...-. La castaña le miró sobre su hombro, con una ceja castigadora alzada, enojo en proceso de carga.

-¡Eso no!-. Shizuru le había dicho que no anduviera mutilando gente, que porque era malo y blablabla.

-Ahhh sí...-. Sonrió, no le afectaba la creciente aura oscura de cierta chica con ojos escarlata. -Que no te gusta el contacto físico-. Se quedó pensativo. -Al menos que sea follar con Shizuru-.

6 PECADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora