Jimin era un Omega con un lazo casi roto y un prominente vientre de 6 meses con su pequeño cachorro, en un velorio.
Familiares, amigos, socios, vecinos y conocidos se encontraban en esa casa por no llamarla mansión, donde la tristeza y desolación s...
Tenía la respiración entre cortadas, soltaba jadeos necesitados, sus ojos brillando en morado intenso y las gotas bajando por su cabello miel, su piel estaba brillante haciendo que luciera como porcelana recién pulida, estaba bañado en sudor mientras iba más profundo, y gruñía de frustración. SUS JODIDOS DEDOS NO ERAN SUFICIENTE.
Con ese pensamiento saco sus dedos de su maltratada y rojiza estrada para agarrar la bolsa del regalo que le hizo en broma, Hyunjin. Era un jodido dildo de goma, con chupo para pegarlo a alguna superficie no porosa, se dirijo hacia la silla que se encontraba a metros de la cama, pegó el objetivo y con brusquedad se dejó caer comenzando a saltar, frenéticamente.
Sus pezones estaban erectos y sensibles, su pen€ chorreaba y su entrada desperdiciaba lubricante haciendo que el sonido fuera obsceno, de un momento a otro se cansó; así que se dirigió a la cama algo incómodo por no retirar el aparato y con pereza continuo con la labor de auto placer, su pecho y cabeza contra el colchón y su hermoso cul0 en popa, su Omega sabía perfectamente que era de las posiciones favoritas de su alfa y con el solo pensamiento de tener al pelinegro empotrándolo contra la cama se vino, tan fuerte que duró 10 minutos en espasmos intentando recomponerse, para cuando quiso retirar el juguete de su trasero rozó su pronta, soltando un chillido bastante agudo.
Y en el momento en el que cayó rendido sobre las sábanas pensando en la manera tan ridícula y caliente por la cual se corrió otra ola de calor hizo que se colocará duro y su lubricante saliera chorreante de su entrada, sería una larga madrugada.
31 de agosto 3:00 (Corea)
En otra parte de la majestuosa ciudad se encontraba cierta alfa devorando 2 hamburguesas y una pizza familiar el solo mientras gruñía a quien quisiera acercarse. Había entrado en celo de un momento para otro y con ello lo invadió un hambre voraz, y unas horrendas ganas de enterrarse en un agujero caliente y apretado o pero por supuesto que no en cualquiera, específicamente quería enterrase en el agujero de su omega.
Mierda. De solo pensarlo se le apretaron aún más los pantalones de ser eso posible, gruño casi usando su lexía de mando terminando de tragarse un pedazo de pizza, asustando a las féminas que lo veían nerviosas. La anciana había llamado a lisa para que le ayudara a controlar al chico y gracias a ella este se encontraba tragando como cerdo.
En ese momento no era Jungmin, en ese momento era Jungkook aún no entendía del todo la situación; su lobo estaba al mando y eso quedaba claro con solo ver sus ojos en un color carmesí brillante como un par de Rubis, sus iris estaban llenos de furia y lujuria, pero tenían cierto brillo, brillo que ninguna de las dos presentes había visto en el chico grande ahí sentado.
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