ㅡ frogs‎²

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2. frogs ㅡ by sunmoo


Yoongi giraba lentamente la manzana en sus manos, frente a él se abrían los tesoros que habían sido saqueados de la capital. Nada parecía llamar su atención, por lo que sus sirvientes y leales guardias parecían estar nerviosos por la respuesta que recibirían.

El rey levantó la mirada ante uno de los objetos. Hizo una seña con la mano haciendo que le dieran aquella pequeña pieza en sus manos. Era una mariposa finamente tallada en cristal.

— ¿Por qué un rey tan poderoso se tomaría la molestia de cumplir el capricho de una doncella? — Min dibujó una sonrisa en su rostro.

—No era de una doncella, su alteza. —Habló uno de los guardias haciendo una reverencia— Esa pieza estaba oculta entre los tesoros del rey, dentro de una caja con grabado en madera.

— ¿Qué decía la caja? —Preguntó el rey con el mínimo interés, más sabía que el resto tendría curiosidad.

—Sarang. —Respondió el guardia asintiendo.

Yoongi dejó caer aquella pieza al piso, más esta no se rompió en pedazos. Todos en la sala parecían sorprendidos, pues esperaban que por ser una pieza frágil, se rompería. Pero no fue así. Al parecer, la pieza se ha roto antes, y ha sido unida por alguna especie de metal, Min observó la pieza en el piso, ¿por qué sentía una especie de deja vú? No tenía idea. Tomó la pieza del piso para luego envolverla en una tela que había entre los tesoros.

—Toma esa cosa y guárdala. —Ordenó a sus hombres— Si llega a perderse voy a decapitarlos a ustedes y sus familias, ¿entendieron?

Ellos asintieron tomando la pieza con suma delicadeza para luego retirarse, otros de ellos se quedaron de pie ahí para su servicio.

Min revisó el clima desde el ventanal. Parecía que una tormenta se acercaría.

—Llamen a Beol. —Observó a uno de sus sirvientes— Ahora.

Min dirigió su mirada al ventanal una vez que el hombre asintió y corrió en busca de aquella chica. Por alguna razón, los días se habían vuelto opacos desde que Aera había entrado al palacio. Se sentía solo, un sentimiento vacío que solía llenar con guerras y sufrimiento ajeno; ahora que había paz, no podía divertirse.

Las gotas comenzaron a caer mojando la superficie, Yoongi veía a la gente correr de un lado a otro con sus manos cubriendo sus cabezas. Como si la medida de sus manos bastara para cubrir su cuerpo de la lluvia. Patéticos, frunció el ceño negando. El sirviente llegó a la sala haciendo una reverencia, sintiendo su corazón salirse por la noticia que daría.

— ¿En dónde está? —Preguntó Min notoriamente molesto.

—Su alteza, —habló con la voz entrecortada, casi sin aliento— la señorita Beol Aera escapó.

Yoongi tomó su espada colocándola en menos de un segundo junto al cuello de aquel hombre. El sirviente sentía el frío de la plata contra su piel, sabía que moriría en ese mismo instante. Temía por su vida, por su amada esposa, y por sus pequeños. Pero sabía que, aún rogando, no se le perdonaría la vida.

El rey Min era así; cruel y áspero, parecía que su corazón únicamente servía para latir y mantenerle con vida. No había ni una pizca de sentimientos en su alma. Eso era lo que todos decían, lo que sus sirvientes veían.

—Que paranoico es, mi señor. —Una voz femenina interrumpió la escena— Unos minutos más y hubiera un cadáver inocente frente a sus pies.

Beol entró a la sala por el ventanal, estaba empapada por la lluvia, pero no parecía importarle mucho. Hizo una reverencia para luego caminar hasta donde estaban ambos, retirando la espada para luego verle a sus ojos.

—Mi señor, —tomó la punta de la espada para luego colocarla en su hombro, junto a su cuello— es a mi a quien debería dar muerte, ¿no?, después de todo, me escapé sin el permiso de mi señor, el rey.

— ¿En dónde estabas? —Yoongi frunció el ceño.

—Bajo la lluvia, —ella sonrió— me gusta ver las ranas y romper sus cuerpos en dos. De hecho...

Aera mostró sus manos, estaban marcadas de sangre. El tono rojizo se había corrido hasta sus muñecas por el agua. Ella tomó la vestimenta real de Min para limpiarse.

—Fue divertido. —Dijo sin borrar su sonrisa— ¿Quiere ir conmigo la próxima vez, mi señor?

—Es asqueroso. —Negó él.

—Al principio lo es, —ella asintió— pero, luego de intentarlo más de una vez, empieza a gustarle. Como cuando se enamora, ¿lo ha sentido alguna vez, mi señor?

—No.

—Entonces, no sabría de lo que hablo. —Ella negó riendo— Tenga una buena tarde, mi señor.

Levantando la mirada, Yoongi estuvo a punto de abrir la boca. Pero al final se negó, dejando que Beol volviera a su celda. Comenzaba a entender la forma en que ella funcionaba; decía o hacía algo que sembraba curiosidad en los demás. Si preguntaban sobre ella, lograba saciar su hambre de poder. Cuando alguien lograba tener interés en ella, sabía que podría manipularle después.

Era una mujer inteligente e increíblemente astuta. Min Yoongi no podía evitar tener curiosidad por ella. La belleza en su ser cautivaba por completo su cuerpo y mente, hasta el grado en que olvidaba por completo quién era.

—Dios, que horror. —Una conversación ajena interrumpió sus pensamientos— Trae algo para limpiar este desastre.

Min se acercó al ventanal, se veía un hilo rojizo entre los charcos, hasta llegar a un montón de cuerpos sin vida. Ranas, aquella palabra se iluminó en su cabeza. Las sirvientas limpiaban aquello asqueadas, mientras se quejaban de quién pudo haber hecho aquella atrocidad.

—Beol Aera. —Min pronunció su nombre en voz alta. Por alguna razón, cuando decía su nombre sentía escalofríos.













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king ✰ min yoongiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora