Prólogo

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*Haaa haaa haaa haaa haaa*

La respiración de la persona era pesada, se encontraba manchada de sangre en una pradera con los pastizales color zafiro. La luna le resplandecía el camino, guiándole a su destino cojeando entre el hermoso paisaje sosteniendo firmemente con su brazo sangrante un arco negro, marcando un rastro de sangre en su camino.

Persona: Morir en un lugar tan bonito no suena tan mal... pero no llegue aqui solo para morir.

La persona fijo su vista hacia delante,  en medio de esta azulada pradera se encontraba lo que parecia ser una torre de piedra, o lo que quedaba de ella.

La persona siguio su camino hacia la torre en la oscura y fría noche.

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Tiempo atrás
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Una cabaña, era lo más relevante en la presencia de este espeso bosque donde con un poco de dificultad, llegaba la luz del sol. La cabaña estaba hecha de troncos y materiales similares, se notaba su antigüedad solamente observandola, era cómo otro antiguo y tenás árbol en este antiguo bosque.
Estaba rodeado de una abundante y bella flora la cuál transmitía una sensación de veneración y calma.

Dentro, no estaba bien decorado, pero si limpió y confortable.
Dentro se encontraba un adulto mayor, de cabellos plateados y cortos con una barba abundante del mismo color, este estaba escribiéndo lo que parecia ser un diario con la tapa hecha de cuero.


Otoño, hoy el muchacho me trajo una capucha hecha de piel de un alto ciervo, no curtio bien la piel, el curtir nunca fue su fuerte pero el cazar y explorar, se le compará con un veterano de ese estilo a pesar de su corta edad.

Hace poco lo envié a conseguir comida, se nos esta acabando la carne de venado que trajo hace una semana, ahora que lo pienso bien... cazo un venado de este denso bosque, el extenso bosque del monarca.

El muchacho tal vez este listo, apenas va a cumplir diecisiete años, aún es un niño. Es la única persona a parte de mi en este bosque, por lo que parece al menos. El niño es un buen muchaho, sabe cazar y se vale por si mismo. Parece que nunca se cansa de este maldito bosque... y eso último es lo que me preocupa.

Me he cuestionado mucho esta decisión, pero creo que ya va siendo hora de que sea libre y que explore ese mundo fuera del bosque, si es que hay uno, no estoy seguro.

El niño ya es independiente, y creo que ya esta listo, de hecho, me es raro que no haya abandonafo el bosque hace tiempo o algo por el estilo, no es que podamos salir cuando queramos del bosque de todas formas. Bueno, de vuelta en el taller, ese equipo no se va a preparar solo.

-Agh maldición...- dijo el sujeto mayor antes de ponerse de pie lentamente con su bastón.

El sujeto mayor caminó lentamente como pudo frente a la puerta principal para abrirla. Cuando salió de la casa se cubrió los ojos por la luz del sol que apenas llegaba de entre los espesos árboles - parece que sera un dia tranquilo, ¿como estara el muchacho en su cacería?- se pregunto el sujeto mayor.

A pesar de su dificultad para caminar, caminó entre el espeso bosque por un camino marcado entre el cesped hasta llegar a una cabaña poco iluminada, su puerta principal tenía una farola al lado y una cerradura con un candado antiguo.

Agarró la farola y se paro frente a la puerta, saco una llave antigua de su bolsillo y desbloqueo el candado para entrar en la cabaña.

La cabaña estaba oscura por dentro, cuando se iluminó por la farola se podía distinguir distintas herramientas de artesanía. En el centro se encontraba un mesa redonda con unos cuatro objetos: un arco largo, una capa con capucha negra, unas botas de cuero y una pequeña caja de madera con una figura tallada de una daga.

Agarro los objetos y los envolvió cuidadosamente en unas telas marrones cubriendo todos los objetos uno por uno y poniendolos en una gran bolsa de cuero. Justo luego de que lo atara con una soga se escucho una joven voz masculina fuera de la cabaña:

Voz joven: Padre, se que tienes tus asuntos ahí dentro pero sabes bien que no me gusta que una persona que no puede mover bien sus piernas se esfuerze caminando innecesariamente a más de cuarenta metros sobre el barro.

Se podía notar una leve sonrisa de parte del sujeto mayor cuándo susurro: Ya va siendo hora de que despierte, no puede quedarse para siempre por aquí, no debería.

Soy el CazadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora