☕ Capítulo 1 ☕

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El reloj vuelve a sonar un día más y gimoteo dando una vuelta completa en la cama, enrollándome con el edredón. 

Abro un ojo y miro las brillantes luces verdes del despertador que mi madre me compró la semana pasada. 

Las 6:30; Por dios, esto debería ser ilegal o por lo menos, considerarse maltrato infantil.

Intento sacar las manos de dentro de mi burrito de plumas y me acaricio el pelo, ¿quizás debería cortarlo? 

Cómo sea. 

Me siento, echando a un lado por completo las sabanas y bostezo, tanto que siento cómo se me humedecen los ojos. 

Realmente odio esto. 

Es pleno octubre y está a punto de comenzar el invierno. No me malinterpretéis, no es el frío lo que odio, es... simplemente, no sé lo que es.

¿Quizás odio la lluvia cuándo no puedo quedarme tirado en la cama?

Me levanto y camino hasta el espejo de pared, ese que compré en un mercadillo navideño hace tres años. Creo que no me ha costado convencer a mi madre de algo tanto en la vida, y eso que solo tengo 16 años. 

Me peino un poco y me miró fijamente. Se me marca la mandíbula mucho más de lo que pensaba.

La acaricio con mis dedos durante un instante y respiro hondo, mirando el resto de mi cuerpo. Algo está mal, demasiado mal, pero no sé lo que es. 

¿Soy, simplemente yo?

Me quito la camiseta del pijama y me miro durante un instante que podrían ser horas.

Camino hasta el baño del pasillo. Agarro la manija y sorpresa, está ocupado.

- ¿Victoria? - Pregunto con la voz pegajosa al ser la primera palabra que sale de mi boca. 

Espero unos segundos, no hay respuesta. Realmente dudo mucho que sea Oliver. Quiero decir, con 6 años no creo que se haya levantado a estas horas, yo tampoco lo haría. 

Vuelvo a golpear la puerta. - DIOS CHARLIE, ya voy, un momento. - Escucho refunfuñar desde el interior del baño a Victoria Spring, mi hermana mayor; Todos saben que la amo, creo que es lo más importante que tengo en este mundo, pero a veces simplemente me gustaría, por un día... No sé, estoy volviendo a pensar tonterías. 

Cómo sea, apoyo la espalda contra la pared frente a la puerta del baño y me cruzo de brazos esperando a que salga, de todas formas no tengo nada mejor que hacer, aunque cada día sea igual.

Nos levantamos ridículamente temprano, para prepararnos para ir al instituto. 

Odio el Truham, realmente lo odio.

¿Por qué os preguntaréis? Porque es el nido de animales más grande de esta ciudad. 

Allí se reúnen la cream de la cream de la sociedad. 

Más que un instituto, a veces pienso que es un zoo enorme, y yo un documentalista condenado a ver día tras día sus hábitos.

Se tiran comida, gritan, insultan, se pelean, han llegado a quemar cosas y por supuesto, son todos imbéciles. Pero no el imbécil promedio, no. Imbéciles de verdad.

Si no fuera porque Tao e Isaac están allí, opino que habría muerto hace muchos años.

Siendo sincero conmigo mismo, considero que junto a Victoria y Oliver son las únicas personas por las que siento afecto genuino. 

Café para uno || HEARTSTOPPER AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora