Prólogo

51 4 0
                                    

Oscuridad, frio y dolor fue lo primero que ambas chicas sintieron, poco a poco ambas chicas comenzaron a despertar debido a una tenue luz que comenzaba a incomodar sus ojos, en ese momento comenzaban a recordar lo sucedido antes de haber caído en la obscuridad, se encontraban peleando contra Naraku y sus extensiones, pero estos no habían sido los que las habían dejado en ese estado, no en esa ocasión ambas habían sido traicionadas, en esta ocasión habían sido los hombres a los que ellas amaban, como si estuviera volviendo a suceder recordaron lo sucedido, Aome recordó el dolor en su vientre, pues Inuyasha la había atravesado con sus garras y la forma cruel en que le decía "Por fin dejaras de ser una carga", pero Aome no era la única que recordaba lo ocurrido, Sango había recordado claramente como ella había tratado de proteger a su amado monje pero este le había clavado un cuchillo en el costado mientras le decía "Al fin dejaras de molestarme maldita mujer", ambas estaban completamente destrozadas, no eran conscientes del lugar en el que se encontraban o que ahora ambas estaban sentadas en las camas y grandes cascadas de lágrimas surcaban sus mejillas o así era hasta que una voz las saco de su trance.

???: Valla por fin han despertado, nos habían preocupado, hace una semana que mis muchachos las trajeron y no habían despertado.

Estas palabras asustaron un poco a ambas jóvenes.

Aome: Una semana?, pero como es que llegamos aquí, yo solo recuerdo que habíamos sido atacados por Naraku y sus extensiones y luego Inuyasha atravesó mi vientre con sus garras y luego todo se volvió negro.

Sango: Yo igual, estaba protegiendo a Miroku para evitar que absorbiera más insectos venenosos cuando sentir mucho dolor en mi costado y había sido el que clavo una daga en mi costado, luego todo se volvió obscuro.

???: Ya veo, así que eso fue lo que les paso, la verdad es que Degel y Dohko las encontraron, trataron lo mejor que pudieron sus heridas y las trajeron aquí al gran santuario de la diosa Athena, ellos también encontraron dos pequeñas creaturas que se negaban a dejarlas, ahora mismo están con Regulus, al parecer confían en él, seguro se alegraran de ver que ya han despertado, pero aún no es momento de confiarse, deben recuperar su energía, después hablaremos más a detalle de lo que les a ocurrido y quienes son ustedes, por ahora descansen.

Sin más el hombre salió de la habitación encontrándose con el caballero de Sagitario justo al lado de la puerta.

Sisifo: Veo que las mujeres por fin han despertado.

Sage: No quiero volver a discutir contigo Sísifo, esas jovencitas aun necesitan recuperarse, después les preguntare porque esas criaturas tratan de matarlas, por ahora te prohíbo acercarte a ellas, ya bastante has asustado a esos pequeños como para que ahora también quieras molestar a esas chicas.

De mala gana el arquero se alejó de la habitación donde ambas jóvenes aún se encontraban, en ese momento Sísifo creía que solo él era consciente del peligro que esas mujeres representaban para el santuario y para Athena.

Después del dolor llega la calma Donde viven las historias. Descúbrelo ahora