|🌱| - Yo no me sentía así. (6)

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|Dee|

Mi corazón se encogió.

¿Y eso? ¿Por qué preguntaría algo así de repente?

Sabía que ella me conocía, sabía que había estado el tiempo suficiente junto a mí como para saber cosas sobre mí que no podían ser dichas, pero sí demostradas.

Pero había jurado toda mi vida que era bueno disfrazando mis reacciones. Y me había jurado recientemente que no iba a dejar que ella notara como me hacía cambiar.

—Dee?— La escuché llamarme, con sus ojos fijos en los míos, y aquella pequeña mueca que solía hacer cada que estaba avergonzada o sentía que se había sobrepasado.

¿Ella me gustaba?

Toda mi vida me habían dicho que el amor estaba supuesto a doler, estaba supuesto a traerme una felicidad inmensa que absolutamente nada iba a hacerle frente y que el día que esa felicidad se fuera me iba a dejar en la mierda.

Que me mantendría despierto por horas pensando en ella, que jamás iba a poder concentrarme en otra cosa que no fuera ella.

Pero yo no me sentía así.

Ella me traía calma. Irónicamente.

Verla hablar animadamente de alguna idiotez, verla pensar en babosadas con la mirada perdida y sin parpadear ni siquiera, hablar sobre libros, comer juntos en silencio.

Incluso estar tirados en el sofá como ahora, intentando respirar al mismo ritmo que ella sin ninguna razón mientras hojeaba un libro.

No me sentía extremadamente feliz o nervioso o preocupado.

Estaba calmado.

Cerré el libro con las manos levemente temblorosas, no muy seguro de a donde me estaba metiendo.

Sujeté sus mejillas con suavidad y lentitud para jalarla hacia mí, sintiendo su mano apoyarse en mi pierna para recuperar el equilibrio.

Misma mano que tembló levemente una vez uní nuestros labios.

Había besado antes.

Pero nada romántico. En fiestas con amigos tras ellos molestarme con que era un marica.

Pero este beso no era como aquellos. Ella no atacaba mis labios con sensualidad o firmeza. Mas bien parecía dudar. ¿Estaba nerviosa?

Sentí sus manos aferrarse de la camisa blanca que yo llevaba como chaqueta y me separé del beso lento que por el momento había permanecido como inocente.

Hasta que ví su rostro.

Su rostro enrrojecido, sus labios rojos por igual y unos ojitos llorosos con las cejas hacia arriba que parecían rogarme disimuladamente por más. Y joder, ¿Quién era yo para negarle?

Me abalancé sobre ella con cuidado de no aplastarla, recostandola del sofá y sujetando sus manos lento a la vez que volvía a unir nuestros labios, esta vez en un beso mas apasionado.

La sentía corresponder con torpeza mientras relajaba el cuerpo lentamente aun debajo de mí.

Lamí sus labios con lentitud viéndola abrir la boca para dejar escapar un jadeo, y aproveché para meter la lengua y unirnos en un suave beso francés. Del cual yo aumentaba la intensidad cada tanto para ponerla nerviosa tan solo.

Sentía mi cuerpo arder cada vez mas, la deseaba.

La deseaba y odiaba aquello.

Porque sabía que no solo deseaba su cuerpo, claro que no.

Sabía que había una amplia diferencia entre tener a ___ y tener a cualquier otra chica aquí, debajo de mí.

Suspiré lento forzandome a mi mismo a separar nuestros labios, una vez más intentando sincronizar nuestras respiraciones.

Su respiración agitada que ya había escuchado mil veces tras irla a ver bailar, pero que en esta situación, en este contexto y en este momento me estaba volviendo loco.

—Eres desagradable...— Murmuré lento —No, no me gustas.— Dije, esta vez con firmeza, apunto de dar una actuación merecedora de un grammy. —Y al parecer yo sí te gusto.—

Ví su carita deseosa de hace unos segundos hacer una mueca confundida. Mueca confundida que poco a poco se convertía en una mueca triste.

—Jamás me enamoraría de alguien como tú. Piensa, ¿Si acaso tenemos algo en común?— Dije agrio, haciendo una mueca. —La ropa que usas aveces me da dolor de cabeza, la música que escuchas que ni se diga y hablas tanto que ni me das oportunidad a decirte que te calles.

¿Iba a odiarme?

—P-Pero tu- Yo no-...— La escuché balbucear confundida.

Sin previo visto, frunció el ceño. Sentí su mano impactar con fuerza en mi mejilla, y un fuerte ardor inundar aquella zona.

Me empujó de encima de ella y casi sin dejarme ponerme de pie me empujó fuera de su casa, cerrandome la puerta en la cara.

Y recién allí me puse a pensar.

¿Qué había hecho?

¿Por qué dije cosas tan crueles?

Su ropa me daba dolor de cabeza, pero aún así se veía hermosa usándola.

Su música era horrible, pero verla emocionarse al pensar que una "me gustaba" es lo mejor del mundo.

Y pensaba en ella contándome cosas incluso cuando no estaba con ella.

¿Entonces por qué le mentí así?

¿Por qué no me permitía tener algo bueno?

•••

Gustos diferentes - Dee x TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora