CAPÍTULO 19 - Empire State Of Mind

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Quedan cinco minutos, solo cinco más y seré libre.

La pierna me tiembla por debajo de la mesa y no puedo dejar de repiquetear las uñas contra esta, los nervios y la ansiedad me están matando. Llevo así desde hace más de cuarenta minutos, pero no puedo evitar estar tan inquieta.

Por quinta vez en los últimos ocho minutos, devuelvo mi vista al reloj que hay colgado en la pared. Dos, quedan solo dos.

Miro a mi alrededor para intentar distraerme, pero al desviar la vista por la clase, veo que el resto de estudiantes están como yo, mirando sus relojes ansiosos. ¿Son estos los dos minutos más largos de mi vida? Seguramente.

La espera se me está haciendo eterna, realmente etern...

De repente, la campana de la universidad suena y me levanto al instante de mi asiento para al fin irme; ya lo tenía todo recogido, estaba realmente impaciente. Salgo rápidamente del aula y me detengo en la salida del edificio. En escasos segundos, los pasillos de la universidad se llenan de alumnos desesperados por salir de allí, con ganas de tener su necesitado y merecido descanso. Los últimos exámenes han sido realmente agotadores, ya iba siendo hora de tener unos días sin estrés.

Entonces, al otro lado del pasillo y entre la gran multitud, veo a Nathan acercarse a mí. Él estaba en una optativa distinta, no compartimos absolutamente todas las asignaturas, por lo que decidimos encontrarnos aquí.

- ¿Cómo está mi chica favorita? - me pregunta con una sonrisa y dándome un suave beso en los labios.

- Nerviosa y apurada - lo corto agarrándolo de la mano -, vamos a llegar tarde si no nos apuramos un poco.

Nathan dirige su vista a su reloj de muñeca y al ver la hora que es, levanta su mirada hacia mí con el ceño fruncido.

- Pero si todavía quedan...

- ¿No conoces a Kayla? ¿O a mí bajo presión? Tenemos que ir con tiempo extra - refuto.

- P-pero...

- ¡Vamos!

Escucho a mi novio resoplar profundamente, seguramente implorando paciencia, y nos dirigimos rápidamente a mi apartamento. Cuando llegamos, lo primero que hago es dejar todo los libros de texto, libretas, carpetas y resto de objetos que traemos de clase encima del escritorio; no los vamos a volver a necesitar en bastante tiempo.

Termino de meter las cosas que me faltaban en mi maleta y, unos veinte minutos después, aparece Kayla por la puerta, con una cara de disculpa que se transforma en preocupación por su vida al ver mi cara. Llega tarde, como siempre.

Se disculpa varias veces por tardar tanto y, tras decirle que no pasa nada pero que tiene que darse prisa, se pone a hacer lo mismo que nosotros. Cuando lo tenemos todo preparado, cogemos nuestras maletas y pedimos un taxi.

- ¿A dónde quieren que les lleve? - pregunta el conductor cuando nos montamos en el vehículo amarillo, girando su cabeza en nuestra dirección por el hueco que hay entre los asientos.

Los tres nos miramos unos segundos entre nosotros, como una gran sonrisa en el rostro antes de contestar al unísono:

- Al aeropuerto.

Vamos a pasar una semana en Nueva York, en la universidad nos han dejado toda esta semana de vacaciones por el Día de Acción de Gracias. Nathan y yo nos quedaremos en mi casa a dormir, es decir, en la casa de mis padres, en la que yo vivía de pequeña. He preparado algunas excursiones y actividades para hacer con él, quiero que conozca la ciudad y pasarlo muy bien; es nuestro primer viaje en pareja.

Al llegar al aeropuerto de Los Ángeles - el famoso LAX -, nos despedimos de Kayla. Ella cogerá un vuelo distinto porque se dirige a Chicago para visitar a su familia, como hace el resto del mundo en estas fechas.

5 días [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora